Repercusiones

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Disclaimer: Los personajes y la historia no son míos. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de Wolf Blossom, yo únicamente traduzco.

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—Me casaré con Inuyasha.

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Miroku y Sango se miraron y se levantaron, los primeros en reaccionar.

—Era de esperar, ¡soy la madrina! —chilló Sango. Kagome sonrió mientras su hijo corría hacia ella y le tiraba de la pernera del pantalón.

—¿Sí, cariño? —dijo mientras lo cogía en brazos.

—¿Vamos a hacer que papi sea mi papi o lo vamos a tirar al lago?

Kagome se rio e Inuyasha soltó una risita.

—Vamos a tirarlo al lago —bromeó Kagome, pero su hijo la tomó en serio. Le tembló el labio inferior y se le empezaron a acumular lágrimas en los ojos. Kagome jadeó mientras acunaba a su hijo—. Estoy de broma, Teki-chan, no, él va a ser tu papá de verdad.

Muteki dejó de llorar casi instantáneamente y abrazó a su madre. Saltó de sus brazos y corrió por toda la habitación gritando:

—¡VOY A TENER UN PAPI! ¡VOY A TENER UN PAPI!

Todos sonrieron por sus acciones y Kagome se dejó caer contra su mejor amiga, las lágrimas asomaban en sus ojos. Inuyasha notó esto y se levantó. Asintió para todos antes de agarrarla por la muñeca y sacarla de la habitación.

—Papi tiene que hablar con mami un ratito, Teki-chan, juega con tus tías y tus tíos —dijo Inuyasha mientras sacaba de allí a Kagome. No dijo nada, y tampoco apartó la mano de su muñeca. La llevó a través de unas cuantas puertas y la metió dentro del estudio de su padre.

—¿Qué? —preguntó Kagome en voz baja mientras él le indicaba que se sentara en el sillón.

—¿Qué te pasa? Elegiste casarte conmigo, ¿por qué lloras por ello? ¡Podrías haber dicho que no perfectamente, joder! —rugió Inuyasha.

—¡Podría haberlo hecho, pero Muteki habría quedado devastado! —gruñó Kagome a la vez que se levantaba e igualaba su mirada de furia.

—Te di a escoger antes de que empezara todo esto, Muteki y tú, o yo conseguía la custodia de Muteki, tuviste elección, Kagome, ¿por qué llorar por ello ahora?

Kagome lo fulminó con la mirada.

—¿Qué demonios quieres decir? Muteki es mi hijo, ¿crees que querría darle sin más a mi hijo a un padre que me dejó? ¿ESO CREES? —chilló.

Inuyasha la agarró por los brazos y la empujó fuertemente contra su pecho. Bajó la mirada hacia ella con los ojos llameando.

—Te conté mi versión de la historia, por lo menos podrías parar con ese odio.

—¡Tu versión de la historia es estúpida! ¿Cómo puede alguien ser tan estúpido? ¿De verdad pensaste que me quedaría contigo si decías que te habías acostado con Kikyo? ¿ESO PENSASTE? —chilló Kagome, las lágrimas caían sin detenerse.

Inuyasha pareció alicaído. Apretó su agarre sobre ella e inclinó la cara hacia delante. Su aliento golpeó contra el rostro de Kagome y ella inhaló su olor corporal. Era el mismo aroma a roble que la reconfortaba, el mismo aroma a roble mezclado con el aroma de su cuerpo masculino.

—Quiero otra oportunidad, Kagome —dijo Inuyasha en voz baja. Kagome reprimió un sollozo y luchó para soltarse de su agarre.

—¿Una segunda oportunidad? Muteki ya te la ha dado, pero dudo mucho que yo vaya a darte otra oportunidad.

Te desafíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora