Bienvenidas a mi carnaval...

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Disclaimer: Los personajes y la historia no son míos. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de Wolf Blossom, yo únicamente traduzco.

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—Sin duda, pagará.

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—Mierda, ¿tu marido es... estúpido? —Kikyo golpeteaba sus pies impacientemente en el primer lugar en el que Inuyasha y Kagome tuvieron una cita. Kagome estaba sentada en una mesa mirando a su prima.

—Dímelo tú. Cualquier persona —masculló sarcásticamente—, ¡podría haber resuelto el estúpido acertijo que le diste!

—Si tan estúpido es —le soltó Kikyo a su prima—, ¿por qué no lo puede resolver?

—Puedo —llegó una voz familiar de detrás de las dos mujeres. Sus ojos se abrieron desmesuradamente mientras se daban la vuelta y se encontraban con Inuyasha allí de pie, con los ojos muy abiertos.

—¡Oh... Dios... MÍO! —gritó Kagome al lanzarse hacia su prometido. Kikyo dio un suspiro de alivio.

—Así que no eres completamente estúpido —se burló. Inuyasha le lanzó una mirada mientras capturaba los labios de su prometida. Se besaron durante un corto tiempo antes de separarse.

—Quince de dieciocho, seis y cuarto, ¿detrás de la cascada? El primer lugar al que fuimos. No soy el típico cabrón que olvida adónde lleva a su chica en su primera cita.

Kagome lloró en su pecho mientras él le acariciaba el pelo. Kikyo se sentó en la silla y los miró fijamente. Inuyasha le lanzó una mirada mientras abrazaba a su Kagome.

—¿Por qué lo hiciste, Higurashi? —le soltó.

—Naraku intentó matarme. —Kikyo se encogió de hombros cuando los ojos de Kagome se abrieron desmesuradamente. Levantó la cabeza del pecho de Inuyasha y miró fijamente a Kikyo.

—Él... ¿qué?

—Intentó matarme. Ayer, Kags. —Miró a su prima—. Intentó darme con un cuchillo diciendo que le recordaba mucho a ti. Sé que somos parecidas, pero ¿tan parecidas? Lo dudo. Tiene serios problemas mentales... Pensé que lo amaba, pero sinceramente... es probable que no fuera así.

—Espera... ¿estás bien? —preguntó Inuyasha, sorprendido.

—Ja, ja. —Kikyo puso los ojos en blanco mientras Kagome se sentaba en una silla. Inuyasha se quedó de pie detrás de ella, frotándole los hombros.

—¿Cómo está Teki-chan? —le preguntó Kagome a su prometido.

—Está bien. Ayame, Sango y Korari han estado cuidando bien de nuestro hijo.

El corazón de Kagome se calentó al oírle decir nuestro hijo. Sujetó la mano de Inuyasha mientras Kikyo se frotaba la cabeza.

—Me llevé a Kagome porque le prometí a Naraku que se la llevaría si no me mataba. Pensé que, si me iba, me vigilaría de cerca. Nos deshicimos de Ming y de Ryuukotsusei, como he dicho, me vigila de cerca. Nos deshicimos de los dos y probablemente estén esperando en casa de Naraku.

—¿Y qué vas a hacer? —preguntó Kagome al tocar el brazo de Kikyo.

—No lo sé... —Kikyo estaba a punto de continuar cuando sonó el teléfono. Sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando vio el número de Naraku. Vocalizó Naraku en dirección a ellos y se quedaron muy quietos mientras Kikyo respondía—. Moshi moshi, Kikyo al habla.

—Mintiéndome, ¿eh? —siseó Naraku por teléfono. Kikyo presionó sutilmente el botón del altavoz del teléfono y lo puso en la mesa. Los otros dos le sonrieron.

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