―¡Vamos, Min Yoongi, di que sí! ―. Rogaba la rubia.
―No pienso repetir mi respuesta, Naia.
El pelinegro se sacudió por completo y alejó a la rubia de su cercanía. Sus amigos no pudieron evitar reír al ver como el chico se retorcía con cierta gracia que a ellos solo les provocaba diversión, especialmente a Seokjin. Ya había pasado una semana y Yoongi aun seguía negándose a la idea de enseñarle matemáticas a la pequeña Jung. Por más que siempre daba la misma respuesta, la chica no iba a rendirse.
―¡Hoseokie, dile algo! ―. Chilló la rubia ―. ¡Voy a perder mi examen!
Yoongi suspiró pesado y negó repetidas veces al ver el comportamiento de la rubia, sin embargo, muy adentro de él disfrutaba ver como ella hacía pucheros. Le parecía tan adorable, por lo que muchas veces se vio tentado en apoyar su mano sobre la cabeza de su contraria. Qué dificil era para él tener que fingir amistad donde solo abundaba el amor para ella. Quería ser esa persona en la que ella pudiese confiar, pero sobre todo, quería ser la persona a la que ella mirara con anhelo y amor.
―Vamos, Yoongi, ayúdala ―. Esta vez pidió Seokjin ―. Estoy seguro de que tú podrás hacerlo.
―¿Por qué no solo se lo piden a alguien más? ―. Preguntó el pelinegro ―. Digo, hay otros chicos que también son buenos.
―No confío en ellos ―. Respondió ―. Naia es muy bonita y fácilmente pueden enamorarse de ella ―. Besó fugazmente la mejilla de la rubia ―. Tú eres el unico en el que confío, Yoongi. Yo sé que tú solo ves a Naia como una hermanita.
¿Hermanita? Claro, Seokjin no tenía idea de todo lo que Yoongi sentía cada vez que Naia le dedicaba una mirada fugaz. Seokjin no imaginaba que su mejor amigo sentía celos cada vez que los veía juntos. Seokjin no tenía idea de lo mucho que Yoongi sufría cada vez que él hablaba de ella y mencionaba lo mucho que la quería, porque, muy a pesar de saber que nunca iba a poder estar con Naia, sentía que traicionaba a su mejor amigo al tener sentimientos por ella.
―Bien, ustedes ganan ―. Yoongi acabó rindiéndose ―. Pero si veo que no estás interesada en esto, no volveré a enseñarte matemáticas ¿De acuerdo?
―¡Te prometo que daré lo mejor de mi! ―. Respondió emocionada ―. ¡Muchas gracias, Min Yoongi!
El pelinegro se vio sorprendido al tener los brazos de la chica alrededor de su cuerpo y al sentir como ésta misma apoyaba su mejilla sobre la cabeza de Yoongi. Internamente rogaba para que su corazón no latiera apresurado y para que sus mejillas no lo delataran. No imaginaba lo que podría ocurrir si todos descubrieran que él estaba enamorado de Naia. No, eso no podía pasar.
***
El fin de semana de esa misma semana, Yoongi se acercó a la casa de la familia Jung. Naia fue quien lo recibió; él era tan puntual y ella aun no había terminado de arreglarse. No había problema, no era la primera vez que Yoongi esperaba por ella y tampoco sería la última vez. A diferencia de Eun Dan-oh, él estaba dispuesto a esperar a Naia Jung todo el tiempo que ella quisiera. Era tonto, porque Yoongi sabía que sus posibilidades eran muy pocas.
―Hey, Yoongi, ya llegaste ―. Hoseok se acercó a saludarlo ―. Naia aun sigue arreglándose.
―Ya lo sé.
Hoseok se acomodó a un lado de su amigo pelinegro, extrañamente sentía que el chico se encontraba más inquieto de lo normal. No, de hecho era extraño que Min Yoongi se encontrara inquieto, normalmente conseguía ponerse en ese estado cuando estaban a nada de entrar a un partido con algún equipo medianamente bueno.
―¿Te sucede algo? ―. Preguntó a su amigo ―. Pareces nervioso.
―¿Nervioso? ―. Hoseok asintió ―. No, es solo que tomé más café de lo habitual y le puse azúcar.
Mintió, pero afortunadamente su amigo le creyó, de hecho, lo miró con extrañes, ya que Yoongi no era el tipo de persona que consumiera sustancias altamente dulces, mucho menos cuando se trataba de su café. Naia bajó a los segundos, luciendo un bonito vestido de flores amarillas y por encima, un cárdigan de color blanco que le combinaba perfecto. Su cabello rubio tenía pequeñas ondas que llamaron mucho la atención de Yoongi, el cual no pudo imaginar que Naia era la personificación de la belleza humana y la reencarnación de afrodita.
―Hoseokie, dile a mis padres que Yoongi y yo estaremos en mi habitación ¿De acuerdo?
―¿Tu habitación? ―. Yoongi se vio confundido, a lo que Naia asintió ―. ¿No es mejor si nos quedamos aquí?
―Es mejor que vayan a la habitación de Naia ―. Mencionó Hoseok ―. Papá suele jugar en la consola cuando sale del trabajo y no creo que puedan concentrarse.
Yoongi no imaginó que una de sus más grandes preocupaciones sería aquella en la que él se encontraba completamente solo en la habitación de la chica que le gustaba. Vaya que se sentía muy nervioso. Dio un paso hasta el interior de la habitación; era la primera vez que entraría, se preguntaba qué cosas tendría ella y sí que se sorprendió al darse cuenta que habían posters de algunos jugadores de baloncesto que él admiraba, como Ha Seung-jin y al retirado Seo Jang-Hoon.
―Woah ―. Yoongi no pudo controlar las expresiones que salían de su boca.
―¿Impresionado? ―. Naia sonrió divertida ―. ¿Qué esperabas? ¿Un cuarto pintado de rosita y muchos osos de peluche? Pff, no soy esa clase de chicas, Min Yoongi.
No, claro que no y por eso era que le gustaba, porque Naia podía verse femenina y delicada, pero al mismo tiempo podía ser una excelente rival. Yoongi no dejaba de maravillarse con todo lo que día con día descubría de Naia. Debía parar con su enamoramiento, pero en lugar de ponerle un alto, él solo seguía imaginando que ella era la chica indicada.
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Te prometo ser yo » Min Yoongi; BTS ✿
Fanfiction|𝗡𝗮𝗶𝗮 𝗝𝘂𝗻𝗴 era todo lo que él deseaba. Era lista, atlética y divertida. Ella, era la novia de su mejor amigo |𝗠𝗶𝗻 𝗬𝗼𝗼𝗻𝗴𝗶 pudo confesarse desde la primera vez, pero a su amigo le gustaba ella. •|La mayor declaración de amo...