Un par de días después, cuando Yoongi se encontraba en uno de sus tantos entrenamientos, observó como Naia se adentraba al gimnasio. Yoongi se perdió en sus delicados movimientos y en cómo su falda danzaba de un lado a otro a medida que ella se acercaba. La sonrisa que ella llevaba en su rostro era tan radiante que incluso el mismo Yoongi se vio contagiado. Detuvo sus pisadas en cuanto consiguió estar cerca del pelinegro, sin embargo, su mirada no iba dirigida precisamente a él, sino al chico que se encontraba a su lado.
―¡Finalmente te encuentro! ―. Dijo ―. Namjoon me dijo que iba a encontrarte aquí.
―¿Sucede algo? ―. Preguntó.
Yoongi supo en ese momento que empezaba a estorbar en la conversación, por lo que rápidamente empezó a alejarse. Decidió tomar uno de los balones y se acercó a la canasta para intentar encestar, pero no consiguió que la pelota atravesara el aro. Rechistó con desagrado en cuanto la vio rebotar y caer en otra dirección, sin embargo, antes de que pudiese ir detrás de su pelota, esta ya estaba de vuelta frente a él. Naia la sostenía mientras le sonreía.
―Estabas fuera de forma ¿Sabías? ―. Mencionó ―. No utilizaste la fuerza adecuada para poder encestar.
La chica negó y con un simple movimiento de manos le pidió a Yoongi que se hiciera a un lado, pues ella iba a mostrarle cómo se hacía la jugada. Tomó una bocanada de aire e hizo que la pelota rebotara repetidas veces hasta que finalmente llegó hasta sus dos manos y la lanzó en dirección al aro, donde pudo atravesarlo con completa facilidad. Naia sonrió satisfecha, al igual que Yoongi, pero le tocó fingir que no.
―¿Acaso no sabes quién fue el que te ayudó a mejorar? ―. Yoongi llevó su dedo índice hasta la frente de la rubia y la hizo retroceder.
―Bien dicen que la alumna supera al maestro ―. Apartó el dedo de Yoongi y levantó los hombros con desgano.
―¿No deberías estar con tu novio? ―. Preguntó el chico, tomando el balón y lanzándolo una vez más por el aro ―. ¡Mierda!
―Huh, te has vuelto especialmente malo en los tiros libres ―. Una risilla burlona escapó de sus labios ―. Y Seokjin fue quien me mandó aquí.
Yoongi no comprendió lo que la rubia dijo, sin embargo, tampoco pudo preguntarle, ya que su atención se vio dirigida hacia los movimientos que hacía Naia. Yoongi tenía cierta fascinación por las chicas que tenían un buen sentido del humor; incluso le gustaban las chicas que vistieran de manera femenina, pero si había algo que consideraba esencial en su tipo ideal, era el gusto por el Básquetbol y Naia Jung definitivamente cumplía con todos sus estándares. Sacudió su cabeza y atrapó una vez más la pelota que Naia había encestado en el aro.
―¿Y? ―. No se tomó el trabajo de mirarla, solo se ocupó de lanzar la pelota una vez más por el aro. Esta vez sí consiguió encestar ―. ¿Qué se supone que buscas aquí?
―Lecciones de matemáticas ―. Sonrió como una niña inocente.
El destino era el fan número uno de las desdichas de Min Yoongi. Primero hace que se cruce con ella, consiguiendo que se enamore a primera vista, luego lo obliga a ver como su mejor amigo se hace novio de la chica que le gusta y para terminar de acabarla, termina siendo el rival amoroso de otro de sus amigos. Yoongi soltó una risa burlón, odiaba su destino, pero debía reconocer que en ocasiones solía ser gentil.
―¿Me viste cara de tutor personal? ―. Preguntó arrogante.
―Vamos, Min Yoongi ―. Naia se colgó del brazo de Yoongi, ocasionando dos cosas en su cuerpo.
La primera: que su tiro perfecto fallara y la segunda: que su corazón empezara a sacudirse con locura al sentirla especialmente cerca de su cuerpo. Pudo olfatear su aroma y sentir el aliento de su boca en su cuello. Yoongi se apartó de ella y la observó con sus mejillas sonrojadas. Ella se veía normal, mientras que él parecía alterado.
―No.
Y esa fue su última palabra.
***
Durante su clase de economía, la cual compartía con Namjoon, el pelinegro no dejaba de pensar en la idea de ayudar a Naia con su problema de matemáticas. No sucedería nada si él la ayudaba ¿Verdad? No es como si estar cerca de ella le creara ideas. Él sabía que ella era la novia de su mejor amigo y él no tenía oportunidad de competir contra eso, igualmente tampoco quería competir con Seokjin. Su amistad estaba antes que cualquier cosa, y eso incluía hasta sus mismos sentimientos.
―¿Saliste con Dan-oh el viernes de la semana pasada? ―. Preguntó Namjoon en un tono bastante bajo ―. ¿Te gusta ella?
―¿Eun Dan-oh? ―. Yoongi frunció su entrecejo y negó ―. No estoy interesado en ella.
―¿Entonces por qué tuviste una cita con ella?
Yoongi sabía que eso iba a pasar; sabía que sus acciones podían perjudicar los sentimientos de su amigo.
―Porque Seokjin insistió ―. Respondió ―. Pero te prometo que no estoy interesado en Eun Dan-oh.
Namjoon asintió no tan convencido de las palabras de Yoongi, lo cual hizo que el pelinegro se preocupara.
―¿Pasa algo?
―Si no estás interesado en Dan-oh, deberías dejarle las cosas claras ―. Respondió con algo de molestia ―. Ella cree que tiene oportunidad de salir contigo.
―¿Por qué creería eso? ―. Yoongi trató de reírse, pero al ver la expresión de molestia en el rostro de su amigo, supo que no sería buena idea ―. Te prometo que hablaré con ella ¿De acuerdo? No quiero que tenga ideas equivocadas.
―Espero que en verdad lo hagas, Yoongi ―. Esta vez habló un poco más relajado ―. No quiero convertirme en el mensajero de la chica que me gusta, mucho menos quiero ser el tercer chico con el corazón roto.
Yoongi no comprendió lo que su amigo dijo, sin embargo, en cuanto vio que una pequeña nota rodaba en su escritorio compartido, supo exactamente a lo que Namjoon se refería. El papel tenía la firma de Eun Dan-oh acompañada de un pequeño corazón remarcado en tinta de color rojo con brillantinas. Sintió pena, pues lo que menos quería era que su amigo se sintiera con el corazón roto. Suspiró pesado y arrastró la nota hasta sus manos y decidió leerla.
«Min Yoongi, te escribo este poema porque no dejo de pensarte en el día, mucho menos en mis noches; te dedico todos los versos que salen de mi alma, lo cuales dicen que te aman. Desde la última vez vivo en una fantasía. Te busco en los libros de fantasía y te encuentro en los sueños ilustrativos que tengo después de leer. Min Yoongi, gracias por hacerme la chica más feliz 💗»
―Eun Dan-oh.
Yoongi se sintió completamente incómodo al leer aquel mensaje. No pudo evitar observar a Namjoon, el cual se encontraba concentrado en las lecciones que explicaba el profesor de economía. Él tenía que solucionar este problema antes de que se hiciera mucho más grande y acabara perjudicando a las personas que más quería.
***
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Te prometo ser yo » Min Yoongi; BTS ✿
Fanfiction|𝗡𝗮𝗶𝗮 𝗝𝘂𝗻𝗴 era todo lo que él deseaba. Era lista, atlética y divertida. Ella, era la novia de su mejor amigo |𝗠𝗶𝗻 𝗬𝗼𝗼𝗻𝗴𝗶 pudo confesarse desde la primera vez, pero a su amigo le gustaba ella. •|La mayor declaración de amo...