[ Semana 1 ]

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Primeros intentos


Agradecia que la habitación de Corintio estuviera relativamente cerca de la sala del trono y la biblioteca. Habia llegado lo más rápido que pudo, deseando que los gritos que provenían de ahí no fuesen nada malo.

Lucien no se molestó en tocar o pedir permiso, solo entró para encontrarse con un Matthew a punto de volver a gritar a todo pulmón y un Corintio de ahora 16 años tapándose los oídos.

—¿Por qué el escándalo?— Lucien pensó que talvez no escogió las palabras correctas para formular esa pregunta, pues Matthew le decía, con una mirada incrédula, que la respuesta a eso era obvia.

—¿Qué no estas viendo?— movió sus manos hacia el "muchacho" y pensó seriamente en volver a gritar.

—Lord Morfeo te dijo que crecería—

—¡Pero no en días!— Corintio simplemente rodó los ojos, en un gesto entre divertido y hastiado. Mientras Matt continuaba: —Hace poco lucia como un mocoso de 8 años—

—Si vas a seguir cuidándome, por favor acostúmbrate. No quiero quedarme sordo— habló el rubio, haciendo un gesto con su mano para que Matthew cerrara el "pico".

El híbrido abrió su boca para refutar, pero de ella no lograron salir palabras. Tras él, su jefe llegó lo más sereno posible a traer a la pesadilla: —Corintio, ¿Estás listo?—

—Quiere enseñarme algo. Tienes el día libre— indicó Corintio en un tono de broma, pasando a un lado del cuervo.

Matthew esperó unos segundos para transformarse en ave otra vez y seguirlos. —Ya quisiera— masculló.

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Morfeo lo guió a un campo verde lleno de flora donde de vez en cuando caminaban individuos en sus propios mundos. Pasaban unos al lado de otros, sin percatarse de los demás.
Solo eran ellos y sus sueños.

"Los soñadores"
Sandman miró por un segundo a Corintio después que este susurrara aquello y lo llevó con un joven que estaba a unos pasos de ambos.

—Pondrás en práctica tus habilidades con algunos de ellos hoy— El mayor movió su mano frente a la persona haciendo que este se detuviera. Él miraba hacia la nada, muy probablemente concentrando en su imaginación. —Pero solo porque yo estoy aquí para guiarte —

El rubio comprendió su punto. Segundos después observó a su jefe con una pregunta silenciosa en su rostro.

—Él es Erick, 24 años. Será el primero— aclaró. Al ver que su creación no hacia nada, lo animó: —¿Y bien?—

Matthew miraba todo desde la rama del árbol más cercano. El chico imitaba las mismas acciones que con él, la vez que estuvieron solos.

—Le teme a los caballos— analizaba. —Se resbaló de uno cuando era un niño y este escapó a lastimarlo cuando se asustó—

—Aún tiene secuelas— indicó. Los traumas generados en la infancia eran los más difíciles de superar y a consecuencia, eran los que regían gran parte de los miedos de los soñadores.

—No puede temerles toda su vida. No es justo para él— Morfeo le dió espacio a la pesadilla para que mostrara lo que sabia hacer. —Y tu le ayudarás en eso—

Corintio planeaba asustar un poco al muchacho, al menos a un nivel que este pudiera soportar.
Así pues, formó frente a él un caballo negro cual sombra, de aspecto esquelético e imponente; el cual, con solo sus pisadas logró alterar los latidos de su víctima.

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