0.6 | Sea.

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Dylan 2/2.

El nerviosismo, el miedo y la frustración había tomado parte de mi, el cielo estaba cubierto por unas nubes oscuras y espesas, el viento que envolvía todo era frío e imparable, las olas chocaban con fuerza contra la estructura de madera que sostenía el muelle en el que estaba. El muelle estaba repleto de padres con niños, parejas y algún que otro grupo de amigos por allí.

Miré mi reloj, las 8. Había quedado con Madison a esta hora, mis dudas crecían cada vez más ante la posibilidad de que se haya arrepentido, de que se haya asustado o solamente me dijo que si para luego dejarme plantado aquí y luego reírse en mi cara.

Pero esos pensamientos duraron unos segundos, aun que no la conocía sabía que no sería capaz de hacerme eso, ella no era tan cruel. Podía ser fría,malhumorada y seria sin una pizca de felicidad,quién sabe por qué,pero ella no era mala ni mucho menos cruel.

Mire mi reloj nuevamente, 8:15.

Mientras aguardaba en la entrada del muelle, los cortes en sus antebrazos vinieron a mi mente.

¿Porqué lo hacía? ¿Porqué ella era así? ¿Qué debió suceder para que ella llegara a ese extremo?.

Mi mirada estaba posada pasando la gente,los juegos y las tiendas y se concentraba en el mar, aún cubrida totalmente por la oscuridad podía ver la espuma blanca y burbujeante, las olas fuertes y puras y el maravilloso choque entre el agua y la estructura, ambas fuertes y poderosas, impotentes y resistentes. El mar siempre me había llamado la atención, su fuerza, su color, su tranquilidad, su paz, su sonido y toda la vida que mantenía adentro como si protegiera a todos los seres vivos del mundo exterior.

No me doy cuenta del frío que me envuelve,mi cara esta helada, mis manos tiemblan al igual que mis piernas, mis dedos están pálidos y aun que no quisiera, decido irme, Madison aun no ha llegado y ya deben ser las 8:20.

Desilusionado, camino entre la gente quien ríe o se queja del frío.

-¿Dylan?- Es su voz, su maldita voz. Levanto mi mirada y me encuentro con su mirada castaña,mis ojos se abren como platos y mi respiración se acelera, el frío que sentía se alejó dejando que una calidez llenara mi pecho, siento cosquillas pero no para reírse, son cosquillas para sonreír solamente, con tranquilidad.

-¿Madison?- sé perfectamente que es ella, pero no puedo evitar preguntar para saber si es real, si es real que ella esta aquí conmigo, para saber que de verdad quiso pasar tiempo conmigo.- Hola, creí que no vendrias.- hago una mueca pero luego sonrio.

- Había demasiado tráfico.- ella dijo, disculpándose.

- ¿Quién te trajo?- digo totalmente intrigado.

- Vine en taxi, ¿Vamos?.- dijo impaciente, tal vez por la cantidad de gente y los empujones o por el frío, aun que estaba seguro de que no era ninguna de esas opciones.

- Vamos.- dije y ella paso delante de mí, el viento hizo que su olor viniera a mí, olía a fresas frescas, jabón y aire puro, quería cerrar los ojos para absorber su fragancia y tener ese olor en mi nariz todo el tiempo. Pasamos entre la gente y nos alejamos de la entrada.

El muelle era iluminado, con juegos, peluches,bolas y agua, el murmullo de la gente era tapado por el ruido del mar, las olas se agitaban de un lado a otro con fuerza y locura.

No miraba siquiera por donde caminaba, mis ojos no se podían apartar de la chica de caderas pequeñas, su cabello castaño brillaba ante los faroles del muelle, sus pies resonaban contra la madera bajo sus pies, sus manos iban de adelante para atrás siguiendo el ritmo de su caminata, tenía el impulso de tomar su mano entre las mías y acariciarlas con delicadeza.

Ella se acerca a la barandilla, cerca del mar y se recuesta ahí, sus brazos están cruzados sobre su pecho, su torso esta apoyado en la barandilla, su pelo vuela hacía atrás con la fuerza del viento, su piernas están firmes y fuertes.

Me acerco a ella y empezamos a hablar, sobre su trabajo, sus estudios y yo hablo sobre mis estudios y rutinas, me habían despedido del trabajo hace unas semanas y estaba buscando uno.

- No soy el tipo de chico que sale con chicas en una cita.- dije, dudando un momento.
- Yo tampoco soy de ir a citas. Entonces sería una excepción a esa costumbre tuya.

- Eres la única excepción Madison.

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Hola, quería hacer dos capítulos seguidos desde el punto de vista de Dylan por que pensé que quedaría mejor.
Ya estamos a menos de 20 leídas de llegar a 800 leídas!
Este capítulo va dedicado a: @jazmxn .
Gracias por apoyarme en cada capítulo.
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@dxlan-obrien xx.

Suicide | Dylan O'brienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora