Capítulo 16

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Dicha la advertencia que tenía que decirle a Jisoo, salgo por la puerta sin esperar una respuesta de mi mejor amiga.

Conduzco hasta casa de Rosé, quiero saber si se encuentra mejor después de lo de anoche.

Como tengo llave de su casa, entro sin llamar… para encontrarme a mi hermosa novia y a mi amiga llorando a moco tendido enterradas entre kilos de helado.

—Eh… no era esto lo que esperaba encontrarme.

—Ven aquí, Lisa—dice Rosé haciendo hueco entre las dos—. Haznos un poco de compañía.

Me acerco a ellas abrazo a Rosie y beso a Jennie, me acomodo entre ellas en el sofá, quitándole a mi gatita el helado de las manos.

—Son unas egoístas. Podrían haberme llamado antes para estar con ustedes.

—Era una charla de nuevas mejores amigas, Lili —dice Jennie—. Están prohibidas las amigas que ya se conocen por años.

Escucharla pronunciar el apelativo cariñoso de mi nombre me arranca una sonrisa de felicidad.

—¿Y esa charla ha terminado ya? —pregunto intrigada.

—¡Oh, hace horas! —dice Rosé— Estábamos viendo una película de las mías.

—¡Películas de Disney! ¿Tú también lloras con sus películas animadas?

—Lo siento por ti, pero… quizás incluso más que ella.

—Se acabó —digo levantándome—. Vamos parense de allí que las invito a comer a las dos.

—Lo siento, Lisa, pero yo no puedo ir —dice Rosé—. Tengo que arreglar unos asuntos del club hoy y es necesario que sea el mismo día.

—¿Y esos asuntos no pueden esperar? —pregunta mi gatita— ¡Anda, vamos Rosie!

—Imposible chicas. Pero gracias por la invitación. Vamos, chicas ustedes si vayan a cenar. En serio, Lisa, estoy bien no te preocupes.

—¿Segura Rosie?

—Muy segura. No te preocupes Lisa.

—Bien.

Cuando salimos de casa de Rosé, mi teléfono empieza a sonar.

El tono inconfundible de mi hermana… que siempre es de lo más oportuna.

—Hola hermanita ¿Qué tal va todo?

—¿Dónde estás?

—Pues Jennie y yo íbamos a salir a comer. ¿Por qué?

—Vengan a comer a casa. Quiero que conozcan a alguien.

—¿A la chica que se escabulle a hurtadillas en la mañana de tu casa como una criminal?

—Sí, pesada. A esa misma.

—Está bien. En dos hora estamos allí.

Cuando cuelgo el teléfono, Jennie me mira con una ceja arqueada.

—¿Dos horas? Tu hermana vive a quince minutos de aquí.

—He pensado que quizás quieras cambiarte. Tienes una mancha de chocolate en el escote

—¡Lisa! ¿Por qué no me lo has dicho antes?

—Acabo de decírtelo.

—No me la veo —dice examinando su vestido a conciencia.

—Después te enseño dónde está gatita. Vámonos o llegaremos tarde.

Cuando llegamos al piso de mi gatita, ella se deshace del vestido en cuanto cruza el umbral de la puerta.

Al Límite de la Seducción (Adaptación Jenlisa G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora