2° Pulso.- "Sacrificio"

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Los siguientes tramos de nuestro pequeño viaje transcurrieron sin mayor inconveniente, salvó una parada que hicimos en la tienda.

Por fin pudimos llegar a mi complejo de apartamentos, era un lugar algo sencillo y desgastado.

A ojos de Michael era un lugar perfecto para drogadictos o gente indeseable y así como es el de franco soltó la frase mientras me golpeaba la espalda con una gran sonrisa en su rostro.

Por otro lado José María no comento nada más haya de un leve silbido y señalar que por fin habían arreglado el bote de basura que antes solía estar permanente mente roto y desbordado de residuos a más no poder.

Yo con un tono orgulloso comenté que por fin las quejas que había dado del olor fuerte a putrefacción y ratas por todos lados, surtieron efecto.
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Hace un par de semanas hubo fuertes lluvias y produjeron algunas inundaciones por el barrio, para desgracia de todos los que vivíamos en el piso de abajo observamos una escena Dantesca digna de la divina comedia. Hordas de ratas saliendo de agujeros y recovecos de todo el pasillo, inundaban el complejo, los roedores buscaban escapar de la muerte traída por las manos de Tlaloc en forma de agua estancada de drenaje y lluvia.

A estos no les importaban si se aplastaban hasta la muerte entre ellos o si habían abandonado a sus crías en sus horrendos agujeros llamados madrigueras, solamente buscaban la más mínima oportunidad de sobrevivir, perdieron todo temor a los seres vipedos que reinaban en la superficie como dioses y tomaron el control a través del miedo sobre ellos causado por la gran masa de estos que invadio cada centímetro cuadrado de las moradas de los mal protegidos.

Yo por suerte o desgracia, llevaba sin comida un par de días así que no tuve que lidiar con esta peste, aparte yo siempre por seguridad cierro la parte de abajo de mis puertas, usando un método de alta tecnología traído por los antiguos atlantes.

Así es... me refiero a la mitica bola de trapos y cartón debajo de la puerta.

Gracias a esta gran pieza tecnologíca pude superar lo que yo llamo el gran diluvio universal Ratil... O mejor conocido como la gran mancha gris por nosotros los reyes de la superficie.

Bueno, soy el único que lo llama así ya que en realidad casi nunca tomo presencia en las vidas de los demás moradores del complejo.

En fin a decir verdad yo no observé mucho de lo acontecido aquella noche, ya que al no tener comida y tener prácticamente todo sellado del exterior, no tuve tanta interacción con este extraño suceso, ya que yo me encontraba más preocupado en aquella noche de pasar mi partida estancada de Dark Souls.

De hecho yo me enteré de tal gran acontecimiento histórico gracias al vecino del frente de mi cuarto.

Ya que a la mañana siguiente después de tal cataclismico momento, tuve mi primera interacción con un vecino del complejo por primera y última vez en mi vida.

Me preguntó si no había visto la gran horda de roedores de anoche, a lo que yo solo respondí que no con mi típica sonrisa incómoda cuando trato con personas nuevas.

Este procedió a narrar me de forma triste y epica de como su valiente hogaza de pan Bimbo se sacrificó para poder mantener con vida a este último.

La verdad me quería reír un poco de la situación ya que en mi imaginación se veía algo hilarante ver como un joven de veintitantos años arremete contra hordas de roedores solo para salvar una triste hogaza de pan Bimbo.

Ya que yo entiendo muy bien esa situación, una vez yo pelié contra un perro por mi torta de desayuno que obtuve en la uni de manos de mi querido amigo Jesús, aún recuerdo cómo ese cabronazo aprovecho que estaba aturdido por el desvelo y jalo la bolsa de la torta de mi mochila.

Fue una pelea psicológica a lo death note que nadie que estuviera en aquel momento olvidaría. Y para sorpresa de todos gane yo, ya que desde muy pequeño tengo este "don" inútil de poder aplacar a los animales callejeros hablándoles, por lo general es más efectivo con perros.

Una vez corrí un perro rabioso de mi casa con solo decirle que aquí no era su hogar y que no es bienvenido en esta casa, el perro como si hubiera entendido asintió con la cabeza y se fue caminando lentamente por la calle.

Después de tener esta charla algo divertida con este sujeto, me comentó que el se cambiaría de edificio ya que estaba arto de que la dueña nunca prestará atención al pésimo estado del edificio, así que ese mismo día tomo las pocas cosas que le quedaron después del suceso de la gran mancha gris y se fue del edificio para no volver nunca.

A decir verdad me sentí algo melancólico. Pienso que de a ver sido un poco más amigable con los vecinos podría a ver sido gran amigo de ese sujeto, en fin el pasado muerto está.

Gracias a este acontecimiento por fin tuve el valor de hablar con la dueña del edificio y pedirle que me rente uno de los cuartos vacíos del segundo piso, estos reciben un mayor mantenimiento así que para mí era prioridad obtener uno. para mí grata sorpresa esta me lo cedió sin rechistar.
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Volteé a ver a Charlotte y por unos segundos observé lástima en sus ojos dirigida a mi y después pude vislumbrar un atisbo de admiración.

Tal vez sea que esté sorprendida de que a pesar del pésimo estado del edificio aun moro en el y no nuestros signos de tristeza o enojo, aunque ella no sabe que por dentro me queman estás mismas emociones.

"En fin chicos pasemos a lo barrido siganme"

Exclamé con emoción ya que por fin podría enseñarles mi pedacito de "cielo" osease mi departamento.

Pero algo detuvo mi emoción... Escuche leves goteos.

"Oye Fausto que es ese extraño goteo que se escucha ¿Otra vez la doña volvió a llenar el Tinaco de más?"

Menciono José María mientras tocaba mi hombro, yo algo nervioso seguí subiendo mientras ignoraba el comentario de mi querido amigo.

Lo peor sucedió de nuevo y está vez enfrente de todos ellos.

Mi cuarto se había vuelto a inundar.

Mi cara estaba totalmente pálida al observar que agua a borbotones salía de debajo de la puerta de mi cuarto, se escuchaba el tintineo de las gotitas en el baño, ya que gracias a mí descuido termine de vaciar lo que quedaba de agua en el Tinaco, yo no podía encontrar las palabras para aligerar esta situación, mi mente antes ágil para inventar excusas se volvio en un maraña de confusión, en un tren descarrilado de pensamientos en mi cabeza.

Vi a José María el solo estaba sorprendido al igual que yo, Michael se estaba riendo de los nervios y Charlotte que apenas la conocía de hoy solo pudo hacer una mueca de desaprobación mientras movía levemente su cabeza a los lados.

Antes de que estallara en llanto por una crisis emocional José María volvió a tocar mi hombro, lo cual me tranquilizó.
Así que iba proceder a abrir la puerta... Pero una vez más la cagué ya que, deje mis llaves en el cuarto cuando salí por la mañana y no fui a buscar a Lucy.

Simplemente solo pude hacer una mueca y perderme de nuevo en mi páramo mental, las luces una vez más vuelven a parpadear dentro de mi, espero no fundirme.

Distant RelationsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora