Segundo hechizo

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"Cada vez que llamas a mí nombre
me enciendo como una flama ardiente"


-Hongjoong- los pasos torpes y tropezones continuos en la habitación no fueron capaces de opacar el sonido de los labios húmedos jugando entre sí, el encantador jadeo que Seonghwa dejó ir al viento solo hizo sonreír más en grande al pequeño hombre que lo sostenía contra la pared- H-Hong...- incapaz de terminar lo que diría, el menor acorraló al peli negro en el cuarto sin salida que eran los exquisitos besos sobre su cuello, rosando los dientes de vez en cuando para sentir una vez más el ligero temblar del cuerpo de su amante, profundamente enamorado de cada pequeña acción que este ejecutaba entre sus brazos, muriendo internamente cuando al pegar su cuerpo por completo con el de Seonghwa este expulsó un gemido ahogado- Por favor...

El sonido bailó eternamente en los oídos del bajito, poniendo más esmero en el movimiento de sus labios mientras dejaba que su lengua entrara en la danza, inspirado con cada suspiro que su chico dejaba libre, buscando imprimir el cuerpo de este en aquel muro mientras seguía pegándose más y más, mordiendo suavemente la piel que besaba antes de volver a sus labios con anhelo.

-Por favor...- el susurro tímido hecho petición se deshizo en sus labios cuando volvieron a conectarlos, un contacto corto que contenía más emociones de las que ambos podían manejar.

-"Por favor...?"- la mano que lo aguantaba contra la superficie fue directo a su mejilla- Mí amor...ni siquiera tienes que pedirmelo- acarició dulcemente el carmín sobre ella luego de susurrarle aquello de vuelta, guardando la sonrisa de labios rojos y brillantes en una cajita de cristal y enterrandola en lo más profundo de su corazón, justo donde descansaban los besos tiernos que el mayor siempre le obsequiaba. Salió de su ensueño para acercarse finalmente, dejando un besito en su mejilla y tomando una de sus manos con la otra que le sostenía, acercándola a él y besando elegantemente los nudillos, prestando mucha atención al gesto de asombro que su novio trataba de esconder cuando lo hizo- Esta noche voy a darte lo que quieras...- le miró desde abajo y aún con los ojos puestos sobre los suyos le dió otro beso al dorso de su mano, siendo más consciente del subir y bajar de la manzana de Adán cuando tragó saliva y de la sonrisa pequeña que alumbraba con gusto su rostro.
Era tan hermoso.
Depositó otro cariñoso beso sobre los dulces labios del alto, descendiendo nuevamente hacia su cuello y retomando la hipnotizante labor de morder y marcar lo que tanto alegaba era suyo, el mayor por lo tanto se dejaba ir, colocando sus manos en los hombros del más pequeño y defongando lo que sentía por medio de apretones en estos, tirando de la ropa y arrugandola de vez en cuando cada que la dentadura perfecta tatuaba nuevas líneas en su chocolatada piel, erizandolo de arriba a abajo.
Kim no dijo más luego de eso, pero unos momentos después ya se hallaba despegando al mayor de la pared, girandolo presciso mientras lo besaba y abriendo sus ojos un tanto para conducirlo a la cama con cuidado. Sus manos viajaron a su cintura, acariciandola unos segundos para luego pasarlas por la espalda, recostando la definida anatomía lentamente sobre esta, sin despegar sus labios hasta que el cuerpo bajo él termino de ponerse cómodo.

Se miraron, interminable e intenso, las cosas que podían decir siendo simples murmullos a la nada, quedando solamente ellos en el silencio hondo de la oscura habitación.
Hongjoong se tomó un momento para admirarlo más de cerca, escondiendo un mechón oscuro tras la oreja del amor de su vida mientras captaba cada hermoso detalle suyo y lo guardaba en su memoria junto a sus recuerdos más preciados; los ojos brillantes, el cabello desordenado y los labios hinchados no tenían precio. Definitivamente no. La forma en la que la tersa voz le llamaba con desesperación en cada caricia y los melodiosos sonidos que soltaba cuando le tocaba tampoco lo hacían. Sonrió como estúpido cuando cada detalle se hizo presente para él en solo un segundo, oyendo de lejos como el mayor pedía por algo nuevamente.

-Hong...- las manos tomaron las telas de su prenda superior, haciendo puños fuertes sobre esta y mirando directamente a los ojos oscuros del mencionado, respirando agitado y con la boca entreabierta, desesperado por otro movimiento que pudiera brindarle más de lo que sentía. Otro beso los unió entonces, tan lento que les hacía suspirar hondo cada tanto, moviendolos despacio y registrando cada pequeña chispa que se encendía por sus cuerpos en cada chasquido obsceno que sus labios provocaban. El de cabello largo profundizó el acto, dejando que sus límites pierdan significado y su autocontrol de descarrile en miles de olas de fuego por todo su ser, sintiendo la palma suave del mayor hervir contra la parte trasera de su cuello, empujándole más cerca en una lejanía que ya no existía, casi fundiéndose en uno solo por medio de sus labios y aún así deseando más del otro.

Se separaron jadeantes con los ojos cerrados, el de mechas teñidas marcó un caminito lento con su dedo índice, pasando desde el centro de su frente, luego por su nariz hasta rosar este con su labio inferior, sintiéndolo temblar bajo su toque. Estaba húmedo y caliente. La noticia de esto le hizo sonreír casi de manera macabra, muy entusiasmado con la apariencia desordenada que era ahora su bello Seonghwa. Fue su turno de abandonar un beso corto sobre los hinchados labios para mirarle con todo lo que tenía: ansia, pasión, admiración y emoción. Tenía todo menos calma.

-Serás mío una vez más, Park Seonghwa...


"Llama ardiente llena de deseo.
Bésame, cariño, hagamos el fuego elevarse"

𝑨𝒃𝒓𝒂𝒄𝒂𝒅𝒂𝒃𝒓𝒂 | 𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒋𝒐𝒐𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora