𝑨𝒃𝒓𝒂𝒄𝒂𝒅𝒂𝒃𝒓𝒂 | 𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒋𝒐𝒐𝒏𝒈

Cuarto hechizo

"Tu me calientas, tu me haces suspirar.
Me haces reír, me haces llorar"

Las fantasías más reconditas en la cabeza de Hongjoong corrieron por su mente con una rapidez que casi lo espantó, alborotandolo y buscando inútilmente el ocultar la emoción que tintó su cuerpo ante la respuesta que su amado le había obsequiado.

-En serio?- preguntó curioso, con algo de falsa inocencia al ser muy conciente de la respuesta que el otro daría y aún así muerto por escucharla una vez más de sus labios.

-S-Sí...- asintió con la cabeza al mismo tiempo que habló mientras sus ojitos parecían brillar cinco veces más de lo que ya hacían, fascinando al menor, quien se acercó a su rostro y plantó una deliciosa mordida sobre su labio inferior, amortiguando el suspiro profundo que se le escapó- Sabes que sí- repitió tembloroso, sonriéndole encantador cuando volvieron a verse a los ojos.

-Claro que lo sé...- le devolvió la sonrisa con sinceridad, algo de travesura jugando en sus labios cuando ensanchó el gesto al responderle una vez más- Solo que me encanta que tú lo digas- besó con amor la expresión avergonzada del mayor y le miró unos segundos más, copiando lo que hizo con él hacía minutos atrás y analizándolo de arriba a abajo con expectativa, planeando bien cómo sería que le destruiría poco a poco hasta tenerlo como cada noche de sus esperados encuentros; temblando bajo su cuerpo mientras se aferraba a su espalda desnuda, amándose despacio sin más testigos que aquella hipnotizante luz morada que los acompañaba en cada fogoso encuentro desde la primera vez que se vieron, aquello que juraron sería casual terminó en algo más que una aventura de una noche, llegando hasta el punto en el que se hallaban ahora, ocultándose de los ojos maliciosos de la gente para amarse sin escrúpulos en las cuatro paredes del descuidado cuarto que les esperaba paciente por otra de sus poéticas noches y aguardandoles siempre un bello amanecer después.
No era perfecto, pero si solo podían amarse de esa manera, entonces para ellos estaba bien.
Las manos de Hongjoong se dispusieron a ejecutar uno de sus tantos planes futuros, deslizando una de sus palmas por el costado izquierdo hasta que terminó en la pequeña cintura del hombre de finos labios, apretando esta ligeramente y acariciandola otro corto tiempo para luego sostenerla con fuerza, la otra mano dándose soporte para no tumbarse sobre el mayor y aplastarlo de todo, empezó entonces a mecerse sobre las caderas de Seonghwa, cerrando los ojos y permitiendose disfrutar de lo que ganaba con ello, los jadeos deshechos de su mayor sumado de sus cabellos siendo jalados con más impetu en cada ir y venir estaban transformando su paciencia en puro fuego, quemando su cuerpo en un éxtasis que le impidió oír las cosas que el otro tenía por decirle, saciando su sed de anhelo al aumentar el ritmo de sus movimientos y con esto el volumen de los gemidos de su pareja.

-M-Más...Hongjoong, m-más- divisó a lo lejos, en un susurro sublime que le dejó tomando aire con fuerza mientras su caderas subían de velocidad, ahora ambos jadeando sobre la boca del otro, sin poder detenerse ante la ferviente necesidad de tenerse de una vez por todas, de acabar con la cegadora luz roja que les recordaba lo bien que era tener al otro entre sus brazos, pidiendo a gritos y suspiros que le ame hasta que ya no puedan más, el entusiasmo controlando cada parte de su ser cuando un espasmo inesperado hizo ondear la espalda tumbada sobre la cama una vez más e inconcientemente apretándolo más contra su cuerpo- A-Ah...Ah!- los gemidos largos y entre cortados del mayor se convirtieron en combustible para el bajito, quien no detuvo sus acciones en ningún momento y muy al contrario, intensificó el acto, ayudándose de la mano que sujetaba la cintura fina movió el cuerpo de Seonghwa de arriba a abajo en lo que podía, sintiéndose más cerca del peli oscuro y oyendo como música de fondo la forma en la que este casi se atragantaba con su saliva al sentir lo mismo que él, tocando indirecta pero muy cercanamente el notorio efecto de los juegos previos que habían estado protagonizando, emocionando de más al de baja estatura y simplemente deteniendo su cuerpo en seco sobre el contrario, dejándolo confundido y extasiado, pidiéndole una explicación con el rostro cuando también pudo abrir los ojos a medias. Antes de poder hablar y preguntar el porqué se detenía, Hongjoong se bajó de su regazo, maniobrando con cuidado las largas piernas del otro hasta quedar entre estas, Seonghwa apenas notandolo cuando volvió a elevarse sobre él, desarmandolo por piezas cuando empujó contra su cuerpo insistente, la pelvis chocando contra su parte inferior enviándole una electricidad peligrosa por la espalda baja, casi sin tiempo para largar un gemido agudo ante eso por otro empuje de la misma magnitud.
La mirada gatuna del amante entusiasmado fotografió mentalmente sus expresiones de principio a fin, captando como los párpados temblorosos se separaron para darle paso a los ojos perdidos en la nada y finalmente al ceño fruncido con fuerza que ahora flaqueba en su rostro. No pudo evitar pensar por millonésima vez en esa noche que Seonghwa era hermoso.

-Eres precioso- sinceró por lo bajo, subiendo la mano en su piel desnuda para llevarla a la mejilla ardiente, llenando su corazón de una emoción inexplicable cuando este buscó más contacto de inmediato, apresando su pequeña palma y acunando su propio rostro para evitar que se le alejara, jugando con él cuando al mismo tiempo sintió las caderas del otro bajar y chocar contra las suyas, ambos suspirando en desorden cuando luego de unos segundos esto se repitió un par de veces más- Hwa...

-Te lo pido...por favor- la impaciencia y la necesidad impresas en la cara del mayor debían ser sin duda uno de los premios más valiosos que Hongjoong había ganado en su vida, de no haber sido así, no lo hubiera mandado todo al demonio por aquel chico acostado en la cama, atacando sus belfos con posesión cuando dejó de meditarlo por un instante y arrancando un pequeño gemido ahogado de sus labios cuando se separó al terminar, con un casi inexistente hilo de saliva siendo la evidencia de lo salvaje que había sido con la ahora silenciosa boca. Seonghwa era tan hermoso.
Tan hermoso y tan suyo.

"Me mantienes ardiendo por tu amor, con el toque de un guante de terciopelo"