𝑨𝒃𝒓𝒂𝒄𝒂𝒅𝒂𝒃𝒓𝒂 | 𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒋𝒐𝒐𝒏𝒈

Hechizo final

"Abra-Abracadabra...
Quiero alcanzarte y tomarte"

El pequeño asentimiento que el mayor le había dado fue suficiente para él, la emoción saliendo hasta por sus poros cuando sujetó sus extremidades con posesión, levantandolo con una mano mientras retiraba la otra y sostenía la erección dolorosa entre sus piernas, acomodandola en el dilatado anillo del otro y suspirando al unísono cuando fue ingresando de una lenta estocada, ambos temblando como si una ventisca helada les hubiera abrazado el cuerpo, jadeando sobre la boca contraria mientras sus cuerpos se acoplaban al otro con gusto, los gemidos retenidos y los quejidos roncos eran apresados entre la cercanía de sus labios mientras su amor era encerrado entre las cuatro paredes de aquel cuarto. Una bomba de colores explotó dentro de sus pechos, sus corazones latiendo como uno solo mientras su lazo íntimo se hacía más fuerte con el paso de los segundos, las manos del pequeño subiendo a su espalda para devolverle un par de arañones dulces sobre la amplitud y las del más grande viajando a su cuello para sostenerse con debilidad, apretando los puños a los lados de vez en cuando cada que sentía su anatomía descendía centímetro a centímetro por la longitud de su menor, bajando la cabeza y apoyándola sobre el hombro del más bajo con un suspiro tembloroso.

Los dos sentían cada fibra de sus cuerpos arder en mil brasas, el ansia y la excitación quemandoles cada cabello con los inexistentes movimientos involuntarios de sus caderas, inconcientemente buscando más contacto en la acción. Pasaron unos buenos minutos inmóviles, con las manos en la espalda larga acariciando la tersa piel caliente mientras dejaba besitos sobre sus hebras negras, Seonghwa irguiendose poco a poco hasta que se devolvió a su posición principal, sosteniendose esta vez de los hombros de Hongjoong bajo su intensa mirada, esta quemando más allá de su límite y haciéndole soltar un exasperante gemido necesitado. Todo estaba sacándolos de quicio y el tiempo se había terminado como para aplazar más sus deseos.

Ambos lo necesitaban. Ambos se necesitaban.

-Hongjoong...Hongjoong...- le llamaba jadeante, el nombrado siendo participe de como el cuerpo ajeno se elevaba sobre el suyo para caer con calma al mismo lugar, alargando su nombre y cortandolo como se le vino en gana, tomando la iniciativa para moverse por sus propios medios. Solo pudo gemir en todo momento, ni siquiera pudo responder al llamado urgente del bello hombre sobre sus muslos cuando sus pieles chocaron nuevamente, el ruido húmedo y caliente de las eternas piernas de Seonghwa saltando sobre él, haciéndose un poco más fluido con cada segundo mientras sus labios se abrían para dar paso a sonoros gemidos guturales estaban matándolo. Él estaba matándolo. Los saltos hipnóticos llevaron a Kim a un limbo infinito lleno del mayor; su voz, sus labios, su cuerpo...todo él estaba estallando en miles de fotografías por su mente mientras que solo podía jadear contra su boca y dejar que el moreno tomara lo que quería de sí, sus rodillas apresando más sus caderas a sus lados y permitiendole sentir como se levantaba para dejarse caer despacio sobre su miembro, una y otra vez, sin un botón de pausa que pudiera detener todas las ideas que cruzaban ambas cabezas nubladas de placer, pensando con el cuerpo caliente y buscando saciarse y llenar al otro con su amor, los roncos gemidos de Hongjoong y los armoniosos de Seonghwa prometiendo que aquello siempre volvería a pasar.

Park por su parte estaba sintiendo el cielo con la punta de sus dedos, su poca razón lanzandose por el balcón cuando fue llenado en todos los sentidos, su corazón golpeteando dentro de él con rapidez mientras sus piernas perdían el equilibrio con cada rebote. Se sentía deshacer sobre la anatomía fuerte de su hombrecito quien curiosamente este parecía más perdido que él, limitándose a gemir atolondrado sobre sus labios a la vez que permanecía con la mirada en algún punto vago de su rostro. Acabó con sus movimientos lentos y decidió regresar al menor a la realidad, saltando con un poco más de velocidad y el bajito echando la cabeza hacia atrás sin remedio, liberando sin escrúpulos más de sus gruesos ruidos y él imitandolo sin quedarse atrás. Una corriente eléctrica sensibilizó todos sus sentidos poderosamente, arqueandose involuntariamente cuando chocó muy profundo en su interior, sentandose por completo sobre la extensión de Hongjoong y empujando sus hombros hacia atrás con un quejido ahogado.