Quinto hechizo

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"Abra-Abracadabra...
Quiero alcanzarte y tomarte"


Con el cuidado que el tembloroso y delicado cuerpo bronceado merecía, Hongjoong terminó por retirar los pantalones anchos de él, abandonando la prenda por ahí y prestándole la debida atención a aquellas pulcras y perfectas majestuosidades que el mayor resguardaba tras esos caros pantalones. La piernas de Seonghwa eran la parte favorita del menor al momento de desvestirlo porque siempre le hacían acelerar el pulso con un solo toque en ellas, amando con su vida la longitud que sostenía toda su belleza en una sola pieza y admirando en un hambriento silencio la musculatura perfecta que le daba un grosor ideal a los grandes muslos y fuertes pantorrillas, sintiendo su boca hacerse agua cuando sus tesoros se juntaron en un reflejo pudoroso luego de unos interminables minutos de observación, subiendo el rostro para encontrarse con la mirada tímida del hombre que hace no más de dos minutos gemía su nombre pidiendo por más.

-N-No mires tanto...me da pena- explicó en voz baja, evitando su mirada y mordiendo su labio con lo que pareció ser nerviosismo, aquel movimiento siendo captado desde una perspectiva diferente que lo tomó como una vista bastante provocativa. Ciertamente, le sorprendía que Seonghwa aún sintiera vergüenza al momento de retirar sus ropas cuando avanzaban algo más fuerte, siempre notando como su mayor parecía tan tímido por mostrar sus piernas en cuestión pero no tan tímido para mostrar...otras partes de su cuerpo más adelante.
Era algo extraño.

-Qué es lo que te apena tanto, eh?- se hincó sobre sus rodillas hasta elevarse por completo sobre ellas, teniendo un plano visual exquisito como sacado de un cuadro erótico, con su amado hecho una mata de sonrojos y las marcas decorando orgullosamente su anatomía semi desnuda, la expresión intranquila y expectante siendo la cereza del pastel. Sus dedos empezaron el camino por sus tobillos hasta subir lentamente por el largo de sus extremidades, encontrándose atrapados en las caderas pronunciadas del agitado hombre de cabello corto, acariciando suave de cada lado y haciendo círculos paulatinos con su pulgar en el hueso sobresaliente de su parte inferior- He visto cada parte de ti una y otra vez y sigues enamorándome como el primer día- se agachó a su altura nuevamente y besó su mejilla, pasando por segunda vez a su oreja y guardando unos cortos besos sobre la parte delicada de estas, mimando con calma mientras buscaba algo de autocontrol para darle su tiempo al mayor, sin buscar hacerlo sentir incómodo o algo por el estilo. Bastaron unos segundos eternos para que este pudiera responderle entre balbuceos.

-Mis compañeros dicen que son muy gruesos...- explicó bajito. Hongjoong se retiró de su oreja y lo miró con rostro serio, casi confuso, por lo que tuvo que terminar su frase- Mis muslos- completó apenado, haciendo una mueca de tristeza que lleno a Kim de enojo. Nadie tenía el derecho de opinar sobre el cuerpo de otra persona sin su autorización, mucho menos si estaban hablando de su Seonghwa. Simplemente no.
Subió la mano hasta tomar el mentón cabizbajo entre su pulgar y su índice, obligándole a mirarlo a los ojos.

-Nadie, oyeme bien, nadie tiene el derecho de comentar tu cuerpo como si fuera suyo así que nunca más permitas que lo hagan...está bien?- un asentimiento pequeño pero significativo le hizo sonreír ligeramente, aprovechando la cercanía para besar con dulzura los labios empalagosos de su novio, encargándose de borrar la tensión del momento y convirtiendole en aquella rueda de sonrojos y jadeos una vez más. Descendió por su pecho mediante besos lentos y caricias reconfortantes hasta que logró quedar frente a la única prenda que le faltaba por quitar, mirándolo con filo y haciendo trocitos cualquier tipo de inseguridad que tenía encima, en su mente nada más que dibujar hermosos colores en distintos tonos de rojo sobre sus piernas y físicamente apunto de traer la imagen a la realidad. Sus manos tomaron sus rodillas e hicieron círculos lentos en ellas, sonriendo con una expresión que por poco hizo huir al mayor de su timidez- Quieres saber que pienso yo de tus muslos?- el tono bajo que usó quedó como un secreto dulce sobre la piel tersa del mayor, que tumbó su cabeza sobre la almohada y enterró su nuca en esta, respondiendo con otro asentimiento que el de mullet casi no notó.

-S-Sí...- reafirmó tembloroso, tragando duro cuando el aliento tibio de Hongjoong le pegó con un delicioso golpe que lo dejó en knockout, desesperado por más roce del que todavía no obtenía.

-Creo que son perfectos...- sinceró bajito, depositando un pequeño beso en la cara interna de una de sus piernas, pasando su mano por el largo de esta, de arriba a abajo mientras dejaba un caminito lento de besos que se centraban en los fornidos muslos, separando un poco más las piernas con sus manos y enterrando más su rostro en la embriagante suavidad de la piel morena, invitando a su lengua a tocar la textura y más tarde sus dientes firmaron bellos actos de propiedad sobre los temas de conversación, quedando llenos de sellos rojos y Seonghwa quejándose en cada nueva impresión carmín sobre su piel, siendo claro como trataba de contener un gemido alto o como se removía inquieto sobre la cama con cada presión de los labios sobre su cuerpo. Un impulso primitivo de la contención rota de Hongjoong le hizo moverse por cuenta propia, adueñándose de los musculosos a manos llenas y sosteniendolos como si alguien se los fuese a robar, arrastrándolo más hacia abajo con fuerza, dejando que su boca continúe pintando el bello lienzo en difuminados rosas y potentes rojos, la marca de sus dientes y un grito ensordecedor fueron lo único que lograron detenerlo en el acto, tomando aire en lo que pudo mientras buscaba volver a su papel de novio calmado muy a pesar de que en realidad deseaba poseer hasta el último cabello del mayor y fundirlo contra su cuerpo hasta que este no sea más que una radio llena de los gemidos más melodiosos que había podido oír en su vida, las únicas emisoras siendo él mientras las canciones armoniosas se repetían en un bucle que se convirtió en su favorito sin pensarlo demasiado.
Él también lo deseaba tanto.

-Hong!- había perdido la cuenta de cuántas veces el mayor había gritado su nombre o había tirado de su cabello, no le molestaba lo último, pero si le ponía más al borde, solo le hacía sentir más ansia por dentro, sintiéndose ya incontenible la tentación que beso a beso endurecía ciertas partes de su cuerpo y las hacía reaccionar naturalmente.
Ya no podría controlarse.
Un último autógrafo en el papel lleno de ellos y se alejó de sus muslos, tomando por completo los labios abandonados en un beso descuidado, ingresando su lengua con movimientos casi coregrafiados y haciendo danzar la otra con la misma coordinación, aprovechando la distracción para tomar la espalda del mayor con una mano y su cuello con la otra, girandolos sobre el catre y ahora Seonghwa terminando sobre su cuerpo, sin cortar el beso hasta que el aire les empezó a hacer falta con exigencia.

-Voy a darte lo que pides, claro que sí- susurró sobre sus belfos, dando unos besos más cortos sobre ellos e interrumpiendo los jadeos pesados que el contrario soltaba- Pero...- las manos sigilosas se deslizaron con rapidez por la amplitud de su detrás, estacionadose en aquella zona peligrosa que era el comienzo de la ropa interior del mayor y sintiéndolo dar un saltito de sorpresa, sonriendo en medio de un besito que no terminó de dar. Tomó a cuenta nueva la cintura delicada y enamoró a Seonghwa por completo esa noche, este sintiendo como era manejado para moverse de atrás hacia adelante en un vaivén exacto que apenas podía continuar por su cuenta, colocando sus manos sobre el pecho de Hongjoong y arañando la piel del lugar, gimiendo al unísono por distintas acciones que les llevaban a un mismo placer, frotándose lento sobre las telas y hundiéndose en un mar de sensaciones rebalsantes que los revolcaron sin piedad. Al poder coger algo de aire, Hongjoong logró finalizar su frase- Primero debes ganartelo- retó mirándolo, sonriente y burlón, tragándose con gusto la mirada necesitada y los ruegos silenciosos que se proyectaban mediante más movimientos, soltandole cuando sintió que el alto se sostenía mejor de su pecho y se acomodaba sobre él, con los ojos profundamente cerrados y el cuerpo tembloroso en cada suave ir y venir. Sin duda esto iba a ser muy bueno.


"Abra-Abracadabra...
Abracadabra"

𝑨𝒃𝒓𝒂𝒄𝒂𝒅𝒂𝒃𝒓𝒂 | 𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒋𝒐𝒐𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora