Capítulo 25

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4 de septiembre de 2022

 Alan había despertado antes que cualquiera en la casa, como siempre lo hacía y recorrió los pasillos de la mansión en completa oscuridad mientras se vestía, reprimió un bostezo y se sorprendió porque ya no tenía las alergias que permanecían en su cuerpo debido a que ya se acercaba la primavera, su nariz estaba reluciente y no había arrojado toses molestas como lo hacía años anteriores durante esa época, el invierno estaba llegando a su fin y los niños empezaban las clases para ser infantes normales que solo estaban atravesando un duelo, mientras que el morocho se quedaba y estudiaba en casa, Sun Hee hacía lo mismo pero a ella no le interesaba estudiar, solo le gustaba perder tiempo en su teléfono pero esa mañana ella empezó a realizar sus tareas en la cocina y el chico trabajó para estar libre en la noche ya que Scott había cumplido los años hacía dos días queriendo razonar porque lo celebraba esa noche en un bar del pueblo algo que no era propio del pelirrojo.

 El chico se había asombrado por la invitación de su mejor amigo, desde que lo conocía nunca celebraba su cumpleaños pero después todo tuvo sentido cuando escuchó que fue idea de Scarlett quien también estaba caminando por el jardín con las manos en sus bolsillos, tal vez buscando a su novio; Alan estaba sacando las malezas de los alrededores de la casa, estaba cada día peor y él no entendía por qué cada vez que sacaba esas plantas horribles al día siguiente crecían en abundancia, a veces pensaba que las plantas eran más fuertes que su trabajo pero nunca se daría por vencido porque no nació para eso, mientras arrancaba las plantas de raíz escuchaba el sonido de los pájaros cantando la dulce canción de todos los días y las gallinas se unían en coro, cuando estaba tratando de arrancar una maleza que le dificultaba pudo sentir cómo caía hacia atrás por culpa de la fuerza que tuvo que aplicar pero lo sujetaron de los hombros para evitar el golpe.

 -¿No es demasiado temprano para cocinar?-Preguntó mirando al cocinero que lo había sujetado.

 -Sí, lo es, pero la anciana me pidió que viniera temprano-Dijo Scott mirando la sonrisa del jardinero.

 -Por lo menos tendré algo de compañía a estas horas.

 -Estás equivocado si crees que tendrás compañía, estaré encerrado en la cocina todo el día.

 El chico que sostenía las plantas en sus manos bajó la mirada pensando que tal vez su amigo lo visitaría por el jardín, podía entender que su trabajo era muy importante pero por alguna razón esa mañana se sentía tan deshabitado y abandonado, solo estaba esperando a que fuera de noche para festejar el cumpleaños de Scott, empezó a sentir un ardor en sus manos y cuando soltó las plantas que parecían fuego entre sus dedos, pudo notar unas manchas rojas que parecían picaduras y había caído que estaba sosteniendo una planta venenosa, el joven Cartledge maldijo entre dientes por haberse olvidado de los guantes que eran necesarios para su trabajo, él se rascó la cabeza con la uña y cuidado de no acercar demasiado las manos a su rostro pero lo hacía todo en un orden esplendoroso.

 Alan caminó hacia la entrada sin haber aplicado atención suficiente a que su amigo ya estaba en el interior pero lo dejó con su trabajo ya que estaba con su novia y al llegar al vestíbulo el morocho subió las escaleras buscando el baño, al entrar en el cuarto de baldosas empezó a buscar en el botiquín la crema para las alergias que estaba entre otras que eran para las arrugas que se cayeron por el poco espacio pero Alan lo hacía todo con tranquilidad, quiso ignorar una petaca de whisky que había en el interior pero no pudo hacerlo, la sostuvo entre sus manos y la observó como si nunca antes hubiera visto una botella de alcohol pensando que podría haber sido del chico asistente de cocina pero luego pensó en la persona que más tiempo pasaba en el baño, Edward vino a su mente y dejó la pequeña botella en su lugar.


 El joven Park caminaba por la orilla del río con un abrigo oscuro que lo cubría de los rayos del sol estando en su lugar favorito mientras veía a Edward leyendo un libro, podía salir pero de todas formas era peligroso para la salud del morocho, él estaba agotado de estar aprisionado y que los adultos le dijeran qué hacer como si él no tuviera consciencia, era un niño de once años y era completamente normal que tuviera que seguir órdenes pero que fueran protectores con él no significaba que fuera tonto porque estaba baldado de ser un niño cuando no se sentía de esa edad, quería estudiar y ser un hombre trabajador como su padre, admiraba a Sehun pero sabía que cuando creciera no quería abandonar a nadie de la forma en la que su padre lo hizo; acariciaba el agua como si pudiera tenerla entre sus dedos como algo sólido.

Crane RiverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora