Niño Consentido (Free×Lui×Shu)

🌅|Capitulo - 42|💜~~

Día doce. [Playa.‹tarde dulce› / Sentimiento amargo]
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Pov' Lui. 💙

El sol en su punto más alto, sus rayos abrasadores y sofocante calor.

Ahggg!

Cómo me disgusta el calor, ni siquiera estamos en verano, ni una playa.

Observé a la gente que se divertía en la arena jugando o relajándose en el lago.

Si se preguntan estoy solo, no quiero el tiempo de ninguno. Necesito este tiempo para mí y aclarar mis malditos pensamientos.

— Realmente hay algo...—

Las palabras de free siguen rebotando en mi mente inquietando me, dudando de mi mismo, odio esa sensación de duda. De no saber lo que me pasa; si pudiera controlar todo a mi alrededor de seguro sería mejor. Pero no puedo.

Tomé la cuchara que estaba al frente mío tomando un poco del postre que ordene con anterioridad. No tenía ganas de comer, deje la cuchara con el bocado a un lado y solo divague por mi mente.

Estaba donde empecé en un principio.

¡Al inicio!

No quiero volver a ese inicio donde ese par de idiotas intentaban enamorarme. Shu intentando cuidarme de Free, alejando sus amigos. Free siendo el vago y celoso de lo que hace Shu.

Lo tranquilo y misterioso de uno, y lo amoroso y cordial del otro.
Siendo cada uno tan diferente del otro, me enamoré perdidamente de ellos, pero...

Me enamoré primero de Shu... Ese primer enfrentamiento, sus ojos, la blancura de su pelo mezclándose con esa piel blanca suave. Ver su enojo y desagrado, tener su odio, es tener su amor.

Y cada vez que lo derrotaba ese odio incrementaba teniendo toda su atención en mí.

Pero simplemente dejaba ese sentimiento en él; nunca se fijo en mi más allá de ser su rival a vencer, un objetivo para superar...

— Nunca obtuve mi objetivo.— tener tu amor puramente.— Solo era una ilusión, un amor platónico.—

Con eso en mente Free no se queda atrás desde su voz tranquila y despreocupada el aura de misterio que desprendía era sumamente intrigante, tal vez solo fue esas aura lo que me llamo la atención... Tal vez...

Pov' narrador.

— ¡No, no, no, no, no!.— negaba rotundamente aquella idea, pero tal vez sea la mejor, para tiempos desesperados medidas desesperadas.

Seguiría pensando de más sino fuera porqué un empleado llegó hasta su estancia dejándole una nota para volver a su rutina, Lui desconcertado tomo la nota leyendo su mensaje. Llamo a quien se la dejo esto giro sobre sus talones observándolo. Fue donde él y este le pregunto:

— ¿Quién me envía esto?— observo al trabajador esperando una respuesta.

— La enviaron anónimamente, jovén.— dijo firme, pero su voz ocultaba un temor por como le había hablado el menor.