Ana:
— Uno.
— Dos.
— ¡TRES!
Gritamos a la vez que salíamos de los probadores, dentro de dos semanas es la graduación de arte de Sheila, por algún motivo su curso quiso hacer una exposición de arte, en una galería y celebrar allí su graduación. Por lo que a parte de vestidos formales, tienen que ser acordes a la situación, no un simple vestido de graduación común y corriente.
Así que el de ella es blanco, con manchas en todos los colores posibles, como un lienzo manchado. Yo llevo uno negro completo, abierto en una pierna con brillos por todas partes.
— Que bonita te vez.
Suspiro mirandola, Sheila Sheila Sheila, pueden pasar miles de años y no me canso de mirarla.
Sus mejillas se ponen rojas como es costumbre y muerde su labio inferior moviendo la falda del vestido.
— Mi madre dijo que tal vez vendría a la graduación.
La relación sigue tensa, demasiado tensa, pero al menos la llaman de vez en cuando y aunque no la acepten del todo, ya no la repudian.
— Que bueno cariño.
Le doy un sonrisa y beso su frente.
— ¿Debo fingir que soy tu mejor amiga heterosexual?
La risa brota de sus labios mientras niega con la cabeza.
— Eres —Me besa en la frente— Mi —Beso en los labios — Novia.
Agarra mis manos mientras me hace girar aunque le cuesta trabajo porque es más baja a pesar de llevar tacones, la dependienta aparece apenada de arruinar el momento pero anuncia que si deseamos ver otros vestidos, pero no, estos son los elegidos.
Después de pagar, llevarlos en una bolsa y dejarlos en la camioneta nos miramos la una a la otra, aveces es aburrido estar solo en la casa, y aprovechando estos días que tenemos libres decidimos ir al parque.
Nos acostamos sobre una manta que llevamos en el auto por si nos da frío como todas las personas que no son normales y nos miramos la una a la otra.
No tardo en sonreír cuando intenta hacerme cosquillas y termino sobre ella, besándola, en el parque. Me separo rápidamente porque estamos en público y tampoco somos tan exhibicionistas, y lamentablemente aun vivimos en un mundo donde no todas las personas están de acuerdo con esto, veo como una mujer agarra la mano de un niño y lo lleva por otro camino mirando hacia nosotras.
Es complicado, pero de cierta forma aprendes a vivir con ello. Observo a Sheila, ella suele quedar más afectada por estas situaciones, intento entender el punto de vista de todos, pero realmente no entiendo, no le hacemos daño a nadie. Pero sacando esas cosas de mi cabeza, agarro la mano de mi novia mientras me pongo de pie.
— ¿Vamos a casa?
— Quisiera tomar un helado.
La ayudo a ponerse de pie y caminamos hasta el puesto de helados con la manta en las manos. Una niña mece sus pies en el borde de una silla alta dentro del puesto, una mujer. Supongo su madre es la que toma los pedidos.
La observo porque lleva una sudadera de unicornios, entonces levanta su vista y es como si se iluminara una estrella.
— ¡¡¡Mamii!!! ¡Es la chica de la pintura!
Su madre parece descubrir mi presencia y me mira con una sonrisa.
— Lo es cariño.
Sigo sin entender hasta que la niña se acerca, tengo que inclinarme un poco sobre la barra para escucharla.
— Mi mami me llevo a un museo. Tú estabas en un cuadro.
Entonces lo recuerdo, la primera exposición de Sheila, donde había un cuadro con mi rostro.
— Si, era yo pequeña.
Mira a su madre como si no se lo creyera, y con voz muy bajita pregunta si puedo tirarme una foto con ella.
Es una niña de unos cuatro años, pero aun así intento explicarle.
— Esa chica pinto el cuadro. — Señaló a Sheila después de que termina la foto y entrega el teléfono a la madre de la niña.
— Yo también quiero pintar.
Juega con sus coletas de forma adorable y recuerdo cuando Hope era una niña así de pequeña.
— Tú también puedes pintar y cuando seas grande tener muchos cuadros en un museo.
Su rostro se ilumina a la vez que vuelve al lado de su madre, nos entrega nuestros helados y nos despedimos.
Una vez en casa, nos sacamos esta ropa sudada y nos metemos a la bañera, quedo entre las piernas de Sheila mientras las burbujas se acumulan a nuestro alrededor.
— Te amo.
Me giro haciendo que el agua se desborde un poco, presiono mis labios en su boca y luego en su mentón.
— Esa niña parecía hechizada contigo.
— Es el único cuadro de esa exposición que no es un paisaje completo.
Y entonces ella gira los ojos mientras mira al techo, su pecho esta pegado al mio, bueno, realmente todo su cuerpo esta pegado al mio.
— Creo que funcionó el hechizo que me lanzaste.
— Tonta.
Nos besamos un poco más y aunque nuestra vida parezca una mezcla de historias sin sentido, no la cambiaría por nada en el mundo.
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She is my Girlfriend ©
Romance¿Qué pasa cuando el amor llega a tu vida de forma inesperada? Dulce, amable, cariñosa, pero a la vez tan rota e insegura, llego a mi vida causando en mi lo que nunca habia sentido antes y yo cause en ella lo que siempre había deseado causar en algu...