III

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-Hey! ¿Por qué tardaron?- preguntó una pelinegra.

-Lo siento pero le estábamos mostrando a Nayeon la escuela.- respondió Jeongyeon.

-Supongo que tú eres la nueva ¿No?- pregunto la chica a Nayeon.

-S-si, me llamo Nayeon.- contesto torpemente.

-Jisoo déjala la estás asustando.- interrumpió Sana.

-Bueno al menos déjeme presentarme.- contestó.- soy Kim Jisoo mucho gusto Nayeon.

-Si, hola.- contesto aliviada.- Tu nombre es lindo

-Gracias es igual de lindo que una servidora.- alardeo Jisoo moviendo de lado a lado su cabello.

-Bueno de eso yo tengo duda.- habló una castaña.

-Callate Lisa.- se defendió Jisoo.- solo estás celosa por qué digo la verdad.

-Cállense las dos, no peleen frente la nueva.- dijo Jennie.

-Jennie tiene razón, ¿Que pensará Nayeon de nosotras?-  dijo una pelinegra.

-Que son las más idiotas de la escuela?- contesto Sana haciendo que unas se rieran y otras se ofendieran.

-Tal vez, bueno yo soy Rosé.- extendió su mano hacia Nayeon.

-Mucho gusto Rosé.- contesto con una sonrisa.

-Yo soy Lisa.

-Y yo Jennie!- exclamó alegre- espero y te guste la escuela.

-Gracias.- respondió amablemente

-Oigan ¿Supieron lo que le paso a Yeji?- dijo misteriosamente Rosé.

-¿Que cosa?- pregunto Sana.

-Al parecer su novia desapareció misteriosamente desde hace dos días.- respondió.- dicen que no la han visto por ningún lugar.

-¿Ryujin? Pero pensé que se iban a fugar ambas.- contesto Jeongyeon.

-Si pero al parecer no fue así.- miro fijamente a Jeongyeon.- dicen que... Bueno luego te cuento..

-Adelante, ya se lo que van a decir...- dijo Sana cabizbaja, y con un tono serio de voz al sentir las miradas de todas sobre ella.

-Sana...- trato Jeongyeon de consolarla pero Sana se levantó rápido y salió de la cafetería a toda prisa. Nayeon la miro preocupada.

-¿Que le sucede?- pregunto. Las chicas se miraron entre si y asintieron con la cabeza dando a entender a Jeongyeon que podía responder la pregunta a Nayeon.

-Cuando Sana vivía en Japón ella tenía a sus amigas, sin embargo algo extraño comenzó a ocurrir y muchos estudiantes comenzaron a desaparecer, eran encontrados muertos o simplemente parecía que se los había tragado la tierra.- exclamó en un tono triste y suspiro profundamente antes de continuar.- y entre esos estudiantes estaban sus amigas...- Miro fijamente a Nayeon quien abrió los ojos de par en par al escuchar tan terrible hecho.- Dicen que el asesino o secuestrador deja una foto frente de la entrada de los familiares o seres queridos.

-¿Encontraron alguna pista de quien pudiera ser?- pregunto Nayeon. Tristemente todas las chicas negaron con la cabeza.

-El asesino tenía una muy peculiar manera de dejar las fotos... A las víctimas les arrancaba el corazón y pegaba las fotos en este.- contesto Jeongyeon. Nayeon se quedó pasmada al escuchar tal cosa. ¿Que tan enfermo podría estar el asesino para hacer eso?- según se dice que por toda la cuidad se encontraban corazones arrancados por las calles de Japón

-Los padres de Sana decidieron mandarla aqui a corea para que estuviera mejor. No querían que le pasara nada así que por eso está aquí, pero fue muy difícil para ella.

-Los asesinatos están ocurriendo aquí y pues a Sana no le conforta muy bien esta noticia.- dijo Rosé.- Bueno ciertamente nadie, pero ella dice que siente que ese asesino la persigue y no se detendrá hasta matarla... Según ella siente que quiere terminar lo que comenzó.

-Dios...- exclamó Nayeon.- Debemos ayudarla.

-Es mejor así Nayeon.- dijo Jeongyeon.- Sana no le gusta hablar de ese tema, solo dale tiempo ¿Si?

-Bueno, pero debemos protegerla, protegernos entre nosotros ¿Que tal si ese asesino va por ella o por cualquiera de nosotras?- dijo preocupada.

Las chicas sonrieron y se vieron entre ellas. Regresaron su mirada hacia Nayeon y la miraron con picardía y ternura era bastante obvio los sentimientos y pensamientos de Nayeon y el pequeño grupo de amigas se querían divertir un rato con eso

-Nayeon ¿A caso te gusta Sana?- preguntó Lisa. Cuando Nayeon escucho eso sintió una gran onda de calor recorrer su cuerpo, la sangre subió tan deprisa a su cara que su rubor fue inevitable.

-C-claro que no, solo quiero ser su amiga y ya - se cruzó de brazos evitando la mirada de las demás, quienes reían muy bajo.- Además no tiene nada de malo que quiera ayudarla.- dijo Nayeon cruzándose de brazos mientras en su boca se formaba leve puchero. Jeongyeon sonreía con ternura pero a la vez un poco triste por que le gustaba Nayeon aún si apenas la conocía, había sido un flechazo de amor a primera vista.- Pero lo que quiero decir es que este bien y no le pase nada.

-Nayeon ella estará bien ya verás que no le sucederá nada.- sonrió Jisoo tratando de calmar a la muchacha.

-Eso espero...

Mientras tanto, los pasillos estaban solos y no había nadie en los salones, la escuela ya estaba apunto de cerrarse. Sana había entrado al baño de prisa , cómo alma que lleva el diablo, temblando y con una respiración agitada, pateó fuertemente la puerta azotando de esta contra la pared y se terminó encerrando en el primer cubículo de uno de los inodoros, se sentó en la tapa de este. Sus oídos zumban y le cuesta trabajo respirar, un nudo estaba hecho en su estómago y garganta y su mandíbula se cerraba con fuerza hasta el punto de escuchar sus dientes crujir, sus ojos estaban rojos y había atravesado las palmas de las manos con las uñas al cerrar sus puños con fuerza. De su pequeña mochila amarilla saco una filosa navaja Suiza con la cuál comenzó a hacerse cortes profundos en cada una de sus piernas, atravesando y cortando su carne como si de mantequilla se tratase, con cada corte que hacía una sonrisa de alivio se le escapaba así como una macabra carcajada, mientras le parecía divertido apuñalar sus piernas. Una vez termino de librar su presión se fijó en la sangre que escurría por las piernas, cómo está escurría por sus piernas, cómo está manchaba sus prendas y adornaba su piel con finos hilos carmesí que goteaba por todas partes dejando la evidencia de su atroz acción. Detestaba hablar de la muerte de sus seres queridos, detestaba mucho que su retorcida cabecita se inquietara con locas ideas que le parecían graciosas al proyectarse en su mente. Sin darse cuenta poco a poco empezó a lamber la fina navaja probando de su sangre como si de un dulce se tratase, manchando sus labios con el líquido rojo espeso el cual transformó la sonrisa de Sana en una más macabra

-Ya es tarde...- exclamó mientras con el dorso de su mano limpiaba su sangre y su mirada se perdía en las manchas que cubrían el suelo blanco, salió del cubículo y miro fijamente su reflejo.- Mamá y Papá se enojaran si llego tarde...


















Nos vamos mañana

LOS JUGUETES DE SANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora