Capítulo 1: Cuando la naturaleza sufre

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Un mes había pasado desde que Rosalind, Luna y Andreas se habían confabulado y logrado apoderarse del control de Alfea, quitando a Dowling y a Saul Silva de sus caminos, mientras una estaba en lo profundo de la tierra, el otro estaba por seguir es...

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Un mes había pasado desde que Rosalind, Luna y Andreas se habían confabulado y logrado apoderarse del control de Alfea, quitando a Dowling y a Saul Silva de sus caminos, mientras una estaba en lo profundo de la tierra, el otro estaba por seguir ese mismo camino mientras esperaba su destino en la prisión de Solaría, donde, hasta el momento no le habían hecho ninguna clase de daño, de hecho, lo trataban hasta con cierto respeto y sabía que era por Margarita.

Su dulce y delicada Margarita, su hada del más puro y bondadoso corazón, que intenta siempre ver el bien en los corazones más oscuros del otro mundo, pero, esta vez, se habían metido con algo que le importaba a ella, con algo que ella amaba más que a nada en todo el otro mundo, algo por lo que seria capaz de destruir mundos si es necesario. Le quitaron a Silva y solo por eso, fingía ser una inocente hada atrapada en la celda de Alfea, con los lazos rúnicos a su alrededor.

Pero ella no era cualquier hada y unos simples lazos rúnicos anti magia no iban a detenerla de hacerla sentir a Silva, tal vez no podía materializarse frente a él o poder comunicarse con su amado, pero si cerraba los ojos y ponía sus manos en la tierra debajo de ella, podía sentirlo, sentir el corazón que latía debajo de su pecho, sentir su respiración, su aroma y su esencia casi como si lo tuviera a lado.

Y él también podía sentirla, si cerraba los ojos en las noches, podía inhalar su perfume, sentir el roce de su cabello entre sus dedos, sentir sus brazos rodeando su espalda y sus labios susurrando en su oído "todo estará bien" y aunque no le creía del todo, esas simples palabras susurradas por el viento eran suficientes para calmar el miedo, la ansiedad y la desesperación que crecía en su interior como una mala hierba que no podías cortar.

Y en ese mes, aún existía luz en el exterior, aun cantaban las aves, débilmente, pero lo hacían, las flores crecían de forma habitual y sus amigas sabían que ella estaba bien por esas simples señales de alegría que aún había en la naturaleza, pocas, pero que daban un grito de esperanza en los corazones que estaban empezando a perderla.

Y ese día, Andreas de Eraklyon, se daría cuenta de que incluso él, un hombre perdido, un hombre abandonado, corrompido por la venganza y el deseo de poder, aún tenía un corazón bondadoso y tierno en su interior, aún podía sentir arrepentimiento y cariño hacia otras personas, porque ese día, Andreas fue a ver a Margarita a su celda, todo porque una ardilla lo llevo hasta esa dirección.

Silva|Fate: Saga WinxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora