Capítulo 37: Idea

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Como ya se estaba haciendo costumbre unos agentes se encontraban a fuera de la entrada principal de la O.S.B.A. esperando la llegada de sus compañeros faltantes.

Por su lado, Perry estaba apoyado en la pared, también estaba esperando a los agentes que faltaban. Parecía relajado, tranquilo, aliviado después de todo era viernes y habían salido del trabajo. Se veía que no estaba pensando en nada, solo estaba ahí. O al menos eso parecía. En realidad, estaba completamente impaciente esperando la llegada de alguien.

Frunció el ceño al ver la hora en su reloj, tan solo había pasado 2 minutos desde la última vez que había chequeado. Se cruzó de brazos, para luego tomar una gran bocanada de aire. Aún intentaba parecer despreocupado, sin embargo y en contra de su voluntad comenzó a sacudir repetidamente su pie contra el piso sin parar.

Repentinamente hicieron su aparición en la puerta de entrada algunos de los agentes. De inmediato el ornitorrinco fijo su vista en el único agente humano que había entre los recién llegados.

Se encontraba de pie charlando -en realidad, era él quien hablaba- en compañía de otros agentes acerca de que se habían retrasado de la hora acordada. Tan solo se encontraba a unos 2 o 3 metros del ornitorrinco, pero por supuesto que Perry guardó la compostura, e intento actuar lo más normal que pudo.

Durante casi todo el día estuvo pensando en Doof. No había tenido contacto con él más que un simple saludo o en menor grado un intercambio de gestos, pero nada más. No sabía porque estuvo todo el día pensando en verlo, sin embargo creyó que con tal de verlo -como lo estaba haciendo en ese momento- lo calmaría.

Error.

Ahora sentía que estaba peor. Estaba más ansioso que hace unos minutos.

No estaba tan lejos de Doof, pero sentía la extraña sensación de que, si se acercaba a él se sentiría más aliviado. Se abstuvo de hacerlo, pero quería tenerlo cerca. Por alguna razón, se sentía raro cuando había más agentes junto a Doof. ¿Envidia? Tal vez...

Sin darse cuenta comenzó a acercarse lentamente. Estaba a solo unos centímetros de distancia. Estrecho su mano y la acercó hacia la mano de Doof, estuvo a punto de casi sujetar su mano, sin embargo, a mitad de camino se dio cuenta de que estaba haciendo. Uso esa mano para cachetearse y volver a la realidad, por suerte pareciera que nadie la había visto. ¿Qué le pasaba?

Otro error.

Los agentes que estaban más cerca se Doof -incluyéndolo- voltearon a ver a Perry. Este solo de cruzo los brazos y miró hacia otro lado fingiendo que no había ocurrido nada.

Para su suerte, en ese momento llegaron los demás agentes que estaban esperando, por lo que de inmediato la atención que tenían en Perry se olvidó, para concentrarse en ir a los bolos.

El ornitorrinco suspiró aliviado. Siguió a los demás que ya iban caminando, aun así mantuvo su distancia con Doof. Por alguna extraña razón continuaba teniendo esa sensación.

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Le gustaba la costumbre de juntarse con los agentes de la O.S.B.A. a jugar bolos. De alguna forma parecía que los unió, no es que lo necesitaban, aun así era agradable. Pero nada de eso cambiaba el hecho de cómo se sentía. Su estado de impaciencia se había desvanecido levemente... solo un poco. Aun así seguía con lo mismo.

Trato de relajarse, así que solo se sentó en el boliche e intentó enfocar su mente en otra cosa. Sin nada que llamara su atención comenzó a agitar su pie rápidamente. No lo relajaba, pero se sentía un poco mejor. Vio como Doof se cruzó dentro de su campo de visión e inconscientemente lo siguió con la vista al mismo tiempo que dejaba de mover su pie.

El científico no hacía nada fuera de lo común, solo caminaba. Este giro su cabeza hacia un lado y de inmediato Perry desvió la mirada esperando que no lo haya visto. Culpo a su extraña obsesión por los problemas que habían tenido. Además que lo seguía atormentando el hecho de que son de diferentes especies. Lo único que le llegaba en la mente era la idea de que lo mejor era acabar con su relación, pero sin lastimarlo. Sin embargo, ahí estaba el gran problema. ¿Cómo hacerlo sin lastimarlo? Se trata de Doofenshmirtz. Lo último que quería era causarle un trauma que lo convirtiera en otra triste historia retrospectiva.

Unos metros más allá era el turno de Doof para tirar. Suspiro tranquilamente para concentrarse y lanzó la bola. Esta giró rápidamente mientras se desviaba hacia la derecha hasta impactar con unos pinos.

El científico celebró cuando la mitad de los pinos cayeron. Rio y chocó los cinco con el agente mono.- ¿Vieron eso?-dijo a los agentes de su equipo. Luego buscó con la vista al ornitorrinco y le sonrió cuando lo vio sentado más allá.- ¿Viste eso Perry el ornitorrinco?-pregunto más que emocionado mientras daba saltos en su lugar.- ¡Logre tirar como la mitad!- dijo alegremente por el avance que había tenido siendo que no era muy bueno. El susodicho se avispo y vio que Doof le gritaba desde lejos. Solo atino a sonreír y levantar los pulgares fingiendo un poco de alegría siendo que no estaba tan animado.

Volvió a sus pensamientos. Ya no veía salida. Pensaba que estaban mejor antes de que todo esto ocurriera entre ellos. Ojala en un principio no hubieran salido juntos, sino que hubieran sido amigos nada más. Si tan solo ambos olvidaran lo ocurrido hace unos meses cuando comenzó la relación y seguir con sus vidas. Perry suspiro pensando en lo improbable que eso podría llegar a ser. Tanto él como Doof eran incapaces de olvidar todo y dejar las cosas como estaban antes. No después de todo lo que pasaron...

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que se sobresaltó cuando el agente gallina pasó su ala frente a él para llamar su atención. Resultaba que le indicaba que era su turno para jugar. Perry se levantó casi automáticamente y camino hacia la mesa. Desconcentrado tomo cualquier bola y sin pensarlo demasiado la lanzó. Esta fue directamente por el centro y derribó casi todos los bolos. El ornitorrinco no puso atención hasta que escuchó una exclamación general por parte de sus compañeros. Fijo su vista en los pinos y frunció el ceño. Eran el 7 y 10, era considerado el tiro más difícil.

-Ese tiro es imposible.- dijo preocupado Doof entre un montón de murmullos, ladridos, graznidos, etc... Aun así fue el único comentario que escuchó Perry. Por alguna razón ese comentario le recordó algo que había dicho Phineas: "Lo único imposible es lo imposible".

El ornitorrinco tomó nuevamente una bola y frente a los pinos cerro los ojos y se concentró. Relajo su respiración mientras pensaba en esta situación. Lo imposible. Había cosas imposibles en este mundo, pero aun así podían llegar a ser posibles. Phineas y Ferb, y sobretodo Doofenshmirtz eran ejemplos claro de ello con todos sus inventos y su empeño de ir contra las leyes de la naturaleza. Dándose cuenta de lo que ellos eran capaces de hacer, podía comprender que nada era imposible en esta vida.

Sorpresivamente lanzó la bola y esta fue directa al pino de la izquierda, la bola lo golpeo y rebotó en dirección hacia el otro pino. Lo rozó lo suficientemente fuerte para que este se balancee. Todos los presentes miraron expectantes la escena hasta que finalmente el pino cayó.

Entre vitoreo por parte de sus compañeros, sonó una alarma que indicaba que había derribado todos los pinos. Hasta el mismo Perry estaba sorprendido. Lo había logrado. Algo que parecía imposible y él lo había hecho posible. Llegó a pensar que si todo era posible habría una solución.

Se giró hacia los agentes que seguían aplaudiendo por su hazaña. Entre todos su mirada se cruzó con Doof e inevitablemente esbozo una sonrisa amarga que intentó disimular. Al verlo en ese instante lo comprendió. Había una solución. No era de su agrado, pero finalmente se le había ocurrido una idea.

El Agente OrnitorrincoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora