Cap 13 Jaula de aire

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Como decía... estábamos de camino a la cuarta y última jaula. Al menos esperábamos que fuera la última jaula, sino me tiraba por un precipicio, si es que había uno. No había parado a pensar como sería la jaula de aire, pero seguro que el doctor nos iba a sorprender.

Las emociones eran extrañas, todas formaban un popurrí muy confuso. Se mezclaba el alivio de sobrevivir a los tigres y el de llegar a la última jaula. Junto al alivio destacaba el miedo... ¿Quién sabía si el doctor nos iba a estar esperando ahí arriba con otra emboscada? Estábamos cansados y no lo aguantaríamos. Pero lo que más había resaltado era el dolor en el pecho. Esa presión en el corazón que casi no te dejaba respirar. Tal vez se debía al peso de la responsabilidad de encontrar una manera de salir o por poder perder a un amigo en múltiples ocasiones.

Poco a poco llegábamos arriba, y con ello, las palpitaciones del corazón y los nervios, aumentaban. Entonces subimos, el Sol pegaba fuerte, así que primero nos teníamos que acostumbrar a la luz y cerramos los ojos.

Aquella jaula era diferente de las otras, aunque cada una era de una manera, pero esta aún era más diferente y más extraña. Nunca había visto nada así fuera de películas, esto se debía a que casi no tenía tierra. Exactamente habéis leído bien, había más aire que tierra, tenía sentido.
Había como islas pequeñas en un océano inmenso, pero no de agua, sino de aire. Nos daba miedo bajarnos del ascensor, porque no sabíamos si flotaríamos en el aire o si estaríamos cayendo hasta el fin de nuestros días. ¿Alguien quiere probar?

- Chicos, ¿qué es esto? -exclamó Ana, tuve que achinar los ojos, pues aún no me había acostumbrado a la luz

- Se burla de nosotros el doctor -Cassie subió el tono un poco irritada

- Pues yo os digo que esto se parece a un paraíso... -frente a la confusión de todos, John continuó hablando- claro si no intentásemos huir del doctor loco, este sería un lugar bonito -suspiró

- En eso tienes razón -asintió Cassie, aunque a mí seguía dándome ganas de irme a casa

Nadie quería bajar a probar si flotábamos, así que teníamos que echarlo a suertes. Estábamos gritando todos a la vez sin decidir nada, discutiendo quién debía bajar y el porqué.
Hasta que todos notábamos que nos quedábamos sin suelo. El ascensor iba desapareciendo... eso nunca había pasado en los otros mundos, solo se camuflaba. Esta vez, desaparecía. Así que nos callamos de golpe, abrimos los ojos como platos y empezamos a gritar, esta vez de miedo.

Pero en lugar de hundirnos y morir, nos quedamos flotando en el aire. El susto se evaporó y quedó la confusión. Aunque pronto se empezaron a oír risas.

- Cómo mola -exclamó Cassie agitando los brazos y se rio

- ¡Ya ves! -exclamó Ana y se empujaban entre ellas con risas

- Guau -suspiró Ryan con una sonrisa de niño y empezó a saltar sobre el aire, y a dar tumbos por ahí

Nos estábamos riendo mucho, sin duda este era el mejor mundo. Era divertido como esta jaula desafiaba las leyes de la física, porque esto en el mundo real era imposible.

- Ostras chicos, ahora que me doy cuenta, ¿de dónde conseguimos comida? -pregunté arrugando la frente, pero veía que nadie me estaba haciendo caso

- Tranquila, pásalo bien ahora, esto está muy guay -me tranquilizó Ryan. Le puse mala cara, pero tenía razón

- Mirad como... ¡Ah! -era Cassie

¿Por qué siempre le pasa algo a Cassie?

Ni idea.

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