El calor se notaba en todo el cuerpo. El ardor en la piel, el sudor en la frente y el cansancio que eso transmitía... El verano había llegado. Pero no, esta vez no me importaba, porque íbamos a hacer un viaje y nadie iba a cambiar eso, pronto nos iríamos. Qué ilusión... después de haber estado ahorrando casi toda la vida junto a mis dos mejores amigas. Estaba tan emocionada. Lo estaría más aun si Cassie no estuviera tardando tanto y la tuviera que esperar con esta calor.
- ¡Cassie! ¡Vamos baja! Llevo esperando mil años -suspiré cansada
- ¡Voy! -gritó bajando las escaleras mientras se arreglaba el pelo
Cassie y yo vivíamos juntas desde hacía un año. Como ya habíamos cumplido los 18 años y empezábamos por fin la universidad, nuestros padres nos ayudaron un poco. Por mucho que nosotras trabajáramos, comprar una casa seguía siendo igual de caro.
Nos compramos un piso con doble planta. No era pequeño y era barato para tener ese tamaño, así que nos salió muy bien.
Básicamente era de tonos claros: blanco, gris claro, azul y en algunas partes resaltaba un poco de rosa (como en los taburetes de la mesa de la cocina), eso había sido el toque de Cassie, como no.En ese momento, íbamos a comprar unas cosillas para nuestro viaje, un crucero por el Mediterráneo. Sé que pensaréis: por eso no tienen dinero para la casa, se lo gastan en viajes. Pero os corregiré, porque nos lo habíamos ganado en un sorteo por buenas calificaciones en el instituto y estábamos súper ilusionadas.
Así pues, fuimos por el Paseo Marítimo, donde a un lado teníamos la playa y al otro bares, tiendas de verano, heladerías... Allí corría un aire más fresco, era liberador después de estar en casa incubando Dios sabe qué.
- ¿Vamos a esa, Emma? -señaló una tienda en un callejón. No me convencía, pero parecía que tenía de todo, así que me pareció bien
La tienda tenía una reja subida de color blanca, un poco oxidada para ser nueva. Las puertas eran de cristal, y tenía una pared morada hacia el pasillo de los probadores mientras que las otras eran blancas. Aparentemente se veía bien la tienda.
Dentro había tres chicos adolescentes, que parecían de nuestras edad. Y una chica que estaba de espaldas que me sonaba de mucho.- ¡Ana! -gritó Cassie ilusionada
¿Ana? ¿Dónde está Ana?
La chica que Cassie saludaba era mi otra mejor amiga. No la había reconocido por su cambio de look tan chulo para el viaje, pero era la chica que había dentro.
- ¡Pero mírate! -se asombró Cassie gritando
Cassie podía ser muy emotiva a veces, pasabas un poco de vergüenza cuando se giraban todos, pero era muy simpática.
- Estás muy guapa -sonreí acercándome para abrazarla
- Gracias, me lo he cortado y rizado -mostró los mechones lo bien que le quedaban
Éramos muy diferentes: Ana era baja de estatura, pelirroja, de ojos verdes. Era graciosa, un poco tímida y muy inocente. Ana no sacaba tan buenas notas como nosotras, pero Cassie y yo no habíamos dudado en invitarla claramente.
Cassie era de estatura media, rubia, ojos azules, piel clara... Era muy extrovertida y divertida, además era inteligente, así que ya os podéis imaginar como era en el instituto.
Yo en cambio era de estatura media como Cassie, pero morena y de pelo rizado, ojos marrones y piel bronceada. Era poco habladora a menos que cogiera confianza, ahí no paraba de hablar.- Uuu pero ¿quiénes son esos? -Cassie ya empezaba a querer saludar gente, y ese tono tan atrevido no me había gustado mucho
- Son nuevos en el pueblo, extranjeros... o eso me han dicho -explicó Ana dulcemente encogiéndose de hombros
ESTÁS LEYENDO
Jaulas y misterios
AventurăAdolescentes iban a hacer un viaje. Así que se van de ¡compras! Tal vez esa tienda no era tan normal cuando los encierran en unas jaulas. Pero no en unas jaulas normales porque... ¿Eso es un desierto? Pero ¿qué pasa si te digo que estás atrapada con...