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Era de noche. Todo estaba oscuro y tranquilo en el vecindario de los Park. Y aquel silencio se vio interrumpido por el sonido de la moto de Jungkook frenando frente a su casa, y los incesantes golpes que daba a la puerta, esperando que alguien le abriera. 

Fue la madre de Jimin quién finalmente lo hizo.

— Oh, hola, Jungkook — lo saludó sorprendida de ver al joven. — ¿Qué haces aquí? 

— Necesito hablar con Jimin. ¿Está aquí, verdad?

— Uh, sí, pero él…no puede verte — le respondió apenada. 

— ¿Qué? Solo déjeme pasar un minuto. Es importante, por favor — insistió.

— Ya lo sabemos todo, Jungkook — le informó entonces. — Jimin nos contó. Y lo siento, pero no quiere saber nada con tu familia. Ni contigo…

— ¿Qué? No, él no diría eso… — negó con la cabeza.

— Lo siento. Estamos pasando un mal momento. Así como seguro lo están pasando en tu casa. Es mejor que cada familia se mantenga por su lado por ahora.

— Lo sé, lo entiendo pero Jimin y yo, nosotros…

Ellos eran ellos. No tenían por qué estar separados. Ellos tenían su propio mundo. Uno en el que todo estaba bien cuando estaban juntos. Donde podían superar cualquier obstáculo. Jimin no podía alejarse.

— Por favor — suplicó. — Solo déjeme verlo. 

Minjun, quien al parecer había estado escuchando, apareció en la entrada y se veía muy molesto. — ¿Qué no oíste? Ya vete a casa, Jungkook. No la hagas más difícil. Jimin no quiere verte. Respétalo.

— No, no me iré hasta verlo. ¡Que me lo diga en la cara él mismo si es así! — se quejó elevando cada vez más la voz.

Los Park intentaron calmarlo y le volvieron a pedir varias veces más que se retirara de la propiedad pero Jungkook no podía tranquilizarse. Se moría de solo pensar en perder a su chico. 

— Basta, yo me encargo — Jimin apareció finalmente en la puerta. Ya no pudo sorportar más escuchar todo ese escándalo. Se dio cuenta de que iba a tener que enfrentarlo — Por favor, déjenme a solas con Jungkook — le pidió a sus padres. Éstos al principio dudaron pero al final accedieron a darles su espacio y entraron en la casa. Jimin salió y cerró la puerta.

— Bebé… — exclamó Jungkook y se abalanzó sobre él. Lo abrazó pero el otro apenas sí correspondió el contacto físico — Me tenías preocupado. 

— ¿Cómo estás, Jungkook? — preguntó el más bajo. — Yo...lamento haberme ido así de la nada. Te enteraste que eres adoptado hoy, como yo. Y sé cómo se siente eso. Es muy duro.

— No te preocupes por mí, estoy bien. Tae también está mejor. Yo solo…necesitaba verte — Jungkook lo tomó del rostro e intentó besarlo pero fue entonces cuando Jimin retrocedió y lo esquivó.

— Por favor, no — le pidió y puso más distancia. 

— ¿No qué?

— No podemos estar juntos, Jungkook, lo siento — le explicó.

— ¿Qué? ¿Por qué no? 

— Porque esto es muy complicado y lo sabes.

— Sí, pero a nosotros nada nos impide estar juntos. Jimin, no somos hermanos. Era lo que nos estaba matando. Y ahora ya sabemos que no es así. 

— No importa. Resulta que tus padres que te criaron, son mis padres biológicos también. Yo siento…que es demasiado. 

— A mí eso no me importa. Bebé, solo quiero estar contigo — pidió desesperado Jungkook. Intentó un nuevo acercamiento y otra vez fue rechazado. No entendía por qué.

Almas Gemelas - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora