Epílogo

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Faltaban nada más unos días para que un nuevo año académico comenzara. Las vacaciones habían terminado así como los días más fríos del invierno. Tanto niños como jóvenes estaban ya listos para el inicio de las clases en escuelas y universidades. Todos menos dos chicos. Park Jimin y Kim Jungkook, ambos de 18 años de edad, tenían sus propios planes. Estaban casi listos, pero para iniciar la aventura más grande de sus vidas.
El trabajo duro de ambos había dado frutos durante todo este tiempo, y ya no faltaba casi nada para irse. Jungkook había ahorrado todo el dinero que ganó en el taller mecánico en Seúl, y Jimin por su parte había conseguido un trabajo en una librería en Jeju que le había permitido no solo juntar dinero, sino también empezar a experimentar el sentimiento de independencia.

Claro que siguió viviendo con sus padres y con su hermanita. Volver al hogar con su familia y pasar tiempo con ellos le había hecho muy feliz. Los había extrañado muchísimo y no hubo ni un día durante todas esas vacaciones que no aprovechara para hacerle un mimo a sus padres o jugar con Soo-ah. 

Después de las fiestas y del cumpleaños 18 de Jimin y Taehyung las veces en que el rubio pudo pasar tiempo con su familia biológica fueron más espaciadas. Los extrañaba, por supuesto, pero hablaban todos los días y se mantenían al tanto de absolutamente todo. Con Jungkook no fue diferente. No hubo noche en que Jimin no se fuera a dormir sin antes hacer una videollamada con su novio, no importaba que tan cansados estuvieran, incluso hasta se dormían juntos. 

No obstante, así como Jimin un par de veces había tomado un fugaz vuelo a Seúl para visitar a los Kim, tanto Jungkook como Taehyung habían hecho lo mismo hacia la isla Jeju. Así que la relación a distancia con ambos no se sentía como tal en realidad.

Claro que no era lo mismo que vivir a tan solo metros de distancia como antes pero la pareja supo sobrellevarlo, sobre todo porque sabían que era algo temporal, y que algo mucho mejor les esperaba pronto. Estaban concentrados en sus metas y eso les ayudó a superar aquellos días en que morían de ganas de verse y no podían.

Pero ahora todo eso había terminado hacia unos días nada más. Porque no solo Jimin había regresado, sino también el resto de los Park. Les había gustado vivir en Jeju. Era un lindo lugar a pesar de que el invierno había sido duro, pero lo mejor fue cuando, después de un tiempo de planearlo, finalmente pudieron regresar a donde siempre habían vivido, a Busan. A su vieja casa que seguía tan igual como la habían dejado hacia ya más de medio año. Incluso Minjun y Chaeyeong retomaron sus empleos en la antigua escuela de su hijo. 

Jimin estuvo feliz de volver a esa casa, aunque no fuera por mucho tiempo. El día de la partida se acercó velozmente y antes de darse cuenta ya tenía todos sus bolsos preparados en su auto, aquel que su padre le había regalado. 

Les dio un fuerte abrazo a cada uno de sus padres y les prometió llamar pronto. 

— Conduce con cuidado, y despacio — le dijo Minjun antes de que Jimin subiera al auto. 

— Lo haré, papá. Confía mí, ya tengo práctica — respondió el menor.

— Lo hago, por eso te dejo ir. Aunque todavía sigo sin creer que lo estoy haciendo — suspiró. 

— ¿Vas a volver a llorar? — se burló el rubio. 

— Cállate, dame otro abrazo — Minjun lo apretó con fuerza y se resistió las ganas de llorar. Luego lo miró a los ojos — Ya eres un hombre, Jimin, y estoy muy orgulloso de ti. Espero que encuentres y aprendas muchas más cosas buenas allá afuera. 

— Gracias, papá — le sonrió Jimin.

— Y pase lo que pase, sabes que aquí siempre puedes volver — habló ahora Chaeyeong. — Esta casa siempre será tu hogar al cual regresar. Bueno, tienes dos hogares exactamente a los cuales ir cuando lo necesites — añadió luego. — No lo olvides. 

Almas Gemelas - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora