<<La pista de Anny no sirve para nada, pero no tengo de otra que hablar con el domador. Encerrarme con un león con la puerta sin seguro suena a algo que mi sospechoso haría, conoce mucho de psicología y no se alarmó cuando le dije del juego. Ese es un camino, pero también el rio, tal vez las personas locales sepan algo de esos casos. No, debería ir con mi esposa, si Fabrizzio es el asesino, sólo la estoy dejando donde él quiere: a simple vista. No, debo ir donde el guitarrista, seguro que él tiene una estrecha relación con el asesino, no es coincidencia que haya enchufado el bluetooth al celular de Anny y ahora venga a decir que tiene pruebas irrefutables. ¿Dónde está el pelirrojo? ¿Habrán visto algo las violinistas? ¿Porque los acróbatas eran justo los gemelos, qué relación hay entre el circo y los mafiosos? No he ido al grupo de la modelo, debería hacerlo. ¿Por qué se llevaron los cuadros de mis familiares? ¿Acaso eran una pista? ¡Agh! Sólo decídete>>Ante la ambivalencia de los susurros más insoportables de su mente, decidió casi por corazonadas ir al rio. Vio a lo lejos una vespa de color blanco, había mucha gente transitando por ahí, así que la iba a tomar sutilmente, pero Anny, quien salió momentos después para evitar que los vieran juntos, analizo sus intenciones. Le dejo las llaves de su moto: otra vespa, pero de color rojo. Revelaba aquella acción de Zart que estaba empezando a portarse como un criminal, no le sorprendía a Anny, varias veces había quebrado la ley en sus narices.
Agarró las llaves en el aire y se fue sin un casco, siguió por un momento el sol como si fuese su brújula, salió de Roma y estuvo varias horas al volante, sin dormir, sin comer, hasta llegar. Zart siempre había sido escuálido, pero ahora su cara era el reflejo de la muerte, sus ojos grises estaban armonizando sus macizas ojeras, se veía más narizón de lo normal y su piel pasó de un color trigo a un blanco pálido. Zart viajaba por todas las calles donde sabía que los policías no husmearían, además de sentirse seguro al pensar que nadie sospecharía que él se estaría fugando del lugar con una vespa. Logró admirar, por un ínterin en que sus pensamientos se silenciaron, las hermosas llanuras del camino, sintió al sol como único amigo y las nubes parecían ser un mándala coloreado de lapislázuli.
Al llegar al río no se encontró con una belleza diferente, los árboles se alzaban por alrededor como regios soberanos, la gama de verdes se extendía entre todas sus tonalidades, los rayos del sol parecían infantes brechas de una cueva, la tierra se sentía virgen, la fauna y la flora parecían ser metamorfosis de hadas y el río cantaba una meliflua nota entre las piedras de la quebrada y el chorrito de agua que caía en ella. Era difícil pensar que justo en esa quebrada habían apilado diez cuerpos hace más de cinco años, de que ahí cayó el hermano del mafioso y de que hace poco se habían llevado los cuerpos de los gemelos.
<<Tiene mucho sentido que fuesen los gemelos, el asesino tiene algún lazo con los mafiosos. Si me tomó tanto tiempo llegar hasta acá y ambos asesinos estaban allá, eso quiere decir que tienen un ayudante. Quizás no un asesino, el podrá ser mi soplón, quizás él no sea tan cuidadoso como ellos así que puedo encontrar algo. Menos mal vine.>> No halló ninguna casa alrededor, así que determinó que nadie sabría nada del caso. Se paró en el lugar de los muertos, miró diez metros alrededor del lugar, formando un círculo, luego hizo unos diez metros más afuera. Escuchó algunas pisadas detrás de los árboles y en conjunto al escuchar los pasos lejanos, localizó en el piso un pedazo de cabello rojo que guardó en las medias.
—Los amorosos no encuentran, buscan, saben que nunca han de encontrar.
—Jaime Sabines. —Respondió Zart al escuchar la voz declamadora.
—No pude buscarte antes, en otro lugar que no sea este. —Era el pelirrojo, estaba casi igual de cadavérico que el detective, sus ojos azules perdían todo brillo y estaba llegando a la calvicie.
—¿Por qué?
—Te habían visto conmigo, muchas de las personas que estaban en la cafetería, demostraron ser peligrosas, corrí por instinto, los mafiosos, la policía u otro grupo peligroso pudo haberme hecho cosas terribles.
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Juego de máscaras
General FictionZart es un detective que pudo resolver su primer crimen gracias al trauma de verlo con sus propios ojos, eso era una de las pocas cosas que él podía recordar, ya que su memoria, gracias a constantes traumas no le permite poder escudriñar el pasado...