Juego de máscaras

Desenmascarado

El tufo habría podido ser la evidencia, un pormenor tan poco perceptible como los ojos que guardaban aquella aurora en un abismo, sin embargo, el vago perfume del vacío lo confundía mucho, parecía ser que en pormenores fluidos se lograba diluir a penas una notoria diferencia con el olor de Deja Vu, que podría ser porque provenía de la boca de otra persona o porque había empeorado su alcoholismo. Todo era un juego de máscaras, su enemigo sabía quiénes eran sus sospechosos, es más lo sabía antes de que Zart lo supiera. En la casa de cera habían cds de metal que apuntaban a la rockera, estaba también el hombre de rasgos finos asesinando a quien ahora había identificado como Ajax con un guiño al ser ahorcado con ese látigo que estaban usaban en él y que apuntaban al domador como sospechoso, el hombre formal que martillaba al niño era el mafioso, la mujer ahorcada era la modelo, ahorcada por Alessandra. No cabía duda, sólo algunos muñecos de cera no estaban o no los había deslumbrado, pero tal vez era porque no estaban puestos en muñecos de cera si no en sus gustos como los cds de metal.

—¿No eres un poco asesino para hablar como un niño especial?

—Bueno, dime ¿cuándo fue tu primera vez que asesinaste? La mía fue hasta hoy.

Zart no entendía como podía cambiar la voz de forma tan abrupta, tampoco entendía que quería decir con su primera vez, sabía que su enemigo no le gustaba mentir, pero parecía que sin duda fuese él, podía zafarse fácil del látigo y empezar una pelea para desenmascararlo, pero no quería que su fuerza hablara por él si no que su inteligencia lo hiciera. <<No hagas lo mismo que hiciste en la persecución>>. Se replicó con un tono de irritación a lo que abrió un poco las piernas para tomar con sus dos manos el látigo e impulsar su cuerpo al piso y para que el destripador cayera a sus pies.

—Te perderás el espectáculo. —Alcanzó a concluir, Zart quedó atónito, pero seguía dispuesto a pelear, hasta que detrás de Peter se empezó a ver un video, con un audio de voz gregoriana que decía un poco de su vida. —Quería bailar contigo, si sales de esto nos vemos en el circo para hacerlo.

Peter se volteó extrañado al ver el video que le habían puesto, intento con las manos hacer que la vieran a ella y no a la proyección, pero nadie entendía de dónde venía todo, al parecer una pequeña cámara lo estaba reflectando desde un enorme candelabro en el techo, Peter subió las escaleras mientras el video estaba sonando para poder apagar la cámara. El video proyectaba las imágenes de los recuerdos en bucle de Zart, por alguna razón pareció que todo lo que estaba pasando, ya lo había hecho.

<<Este es el perfil de nuestro asesino: desde una edad temprana vio a un asesino en la biblioteca de un pueblo estadounidense, de ahí fue dado a un orfanato especial donde varios psicólogos estuvieron estudiando y poniéndolo a prueba en sus habilidades para deducir ciertos asesinatos, fue entrenado en un lugar especial para agentes, fue protegido por un político importante que hoy mato junto a su hija por dejar de brindar su protección a él y a su recién nacido por venganza de ello. Tengan cuidado, él es Zart y está en esta sala... justamente ahí. >> Un disparo estropeo la cámara, había sido Anny, la luz que reflecto a Peter ahora estaba encima de Zart, quién no sintió cuando su enemigo se había ido, sólo tenía en su cabeza que la beba del cuadro era una mujer. Todos siguieron la luz como polillas, había unas sombras grandes que se reflectaron en cada una de las cuatro paredes, invocadas por dos cuerpos que caía del mismo candelabro y que tapo de improvisto la misma luz que todos seguían.

El detective salió a correr del lugar, empujó a varias personas que intuitivamente querían atraparlo, escucho detrás de él los rápidos pies de Anny con su joven compañero, Zart logro salir por uno de los ventanales del palacio, allí bajo las esquirlas del ventanal corrió hasta que la oscuridad lo camuflara, pasó por varios pasillos y carreteras, la euforia era su guía, sintió por su oído que aún había alguien que lo seguía, eran unos pies ligeros, más ligeros que los de Anny, con una energía desorbitada y que poco a poco estaba más cerca de él, sintió aquella sensación descrita de correr de un hombre lobo. Iba a colarse por una ventana ajena para perderse de aquellos pasos, pero cuando fue a abrirla un cuerpo lo tacleó con fuerza. Abrió los ojos para encontrar a su vista al joven muchacho apuntándolo con el arma, la cargó y le quitó el seguro.