PRIMER ENCUENTRO

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Las redes sociales hicieron su trabajo dándome toda la información necesaria después de ese día, cabe mencionar que seguí asistiendo a con más frecuencia de lo habitual a los juegos.

Luego de un tiempo, estaba en la universidad y revisando mi TWITTER me entere que varios jugadores del equipo de futbol estarían en MCDONALD en una firma de autógrafo para ayudar a la fundación de Ronald McDonald, al leerlo mi reacción fue gritar, Gracias al cielo que no había muchas personas a mí alrededor, porque las pocas que estaban me miraron mal incluyendo mí amiga

— ¿Que te sucede? —dijo mi amiga vera

— Pues que es hora de ir a comer a McDonald— dije con una gran sonrisa, a lo que ella respondió con una ceja levantada.

— Pero si a ti no te gustan las hamburguesas de McDonald— solo la mire, la tome del brazo y nos fuimos.

En el camino le explique el porqué de nuestra asistencia. Cuando llegamos mi interés se fue hacia el piso ya que no estaba mi centro de interés, pero ya en el sitio, hicimos la compra para ayuda.

Nos quedamos sentada alejadas pero observando todo, una vez terminada la comida fuimos por el postre, EL HELADO, la perfección, concentrada yo en mi delicioso y exquisito postre, solo escucho el grito de mi amiga.

Me giré torpemente, algo muy normal en mí y me tropecé con alguien casi que derramándole el helado.

——Disculpe, Disculpe — me gire sin voltear y sin subir la mirada, ¿dónde estaba Vero? que no decía nada, pensé.

— Otra Disculpa y no las acepto, tranquila no paso nada— subí la mirada rápidamente porque reconocí la voz, pues si, era él, Mauricio "el avión" Hernández.

— qué pena — con una sonrisa parecida a la de Garfield y de seguro dos grandes sellos rojos en mis mejillas

.

— Hola, no podrías tomar una foto— me dijo una chica, y rompiendo mi momento, a lo que solo afirme con un gesto. Tome la foto, la chica se despidió y acto seguido.

— un placer, Mauricio— Se me acerco y me dijo extendiéndome la mano.

— El placer es mío, Rosie— las manos las tenía heladas y creo q hasta me temblaban, pero trataba de actuar normal y me repetía "actúa normal, por favor"

— Tienes unos ojos muy hermosos— y en ese momento, caí mentalmente de espalda.

—Gracias, me gustan los tuyos— era una de las cosas que más me gustaba de él.

— Que amable— dijo y lo mire con una sonrisa tímida.

—Sincera podría sonar mejor— dije sin pensar, así eran mis momentos de aturdimientos, hablar sin pensar en lo que decía, las palabras salían sin ser controladas.

No sé por qué la sonrisa no se me borraba de la cara, creo que los cachetes me temblaban, tenía los músculos tiesos, luego de unos segundos de silencio y de mirarnos voltee para ver si veía a mi amiga, pues si, venia caminando de los baños.

— ¿Buscas a alguien? — pregunto — sí, a mi amiga, que por cierto ahí viene — señale mira la causante de que casi te derrame el helado, a la que asesinare dentro de pocos minutos.

—MMMMM— me respondió.

Cuando mi amiga llego, casi que se le lanza encima y cuando empezó a hablar solo quería que se abriera un agujero en el piso.

—Hola, Mauricio, pensamos que no vendrías, nos saltamos una clase en la universidad, te admiramos, vinimos más que todo por ti, nos encantas—Pero ella no tenía un filtro, sin contar que discreción no estaba en su vocabulario.

Él solo la miraba y sonreía sin decir nada, vero siguió diciéndole:

— ¿Podríamos tomarnos una foto? ——y él muy amablemente acepto, le tome la foto y los dos me miraron, estaba en estado de shock solo sonreía.

— Oye Rosie, ¿no te vas a tomar una foto conmigo? — dijo con picardía en la mirada y voz sexy, mi amiga me dio con el codo y yo solo me moví hacia donde estaba el amor de mi vida, cuando me puse a su lado solo sentí, su tacto cálido en mi hombro, y subí la mirada ya que le llegaba algo más debajo de su hombro, el de igual forma creo que sintió porque reacciono igual. Escuchamos un carraspeo, posamos y mi amiga nos confirmó que había tomado la foto, con una sonrisa de malévola que me dejo con incertidumbre, de saber el porqué.

Nos despedimos y nos fuimos, todo el camino de vuelta a la universidad solo le dije a vero, no me hables, iba repitiendo todo el momento mentalmente.

Un Gol Directo al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora