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— Entonces te vas a ir? — el azabache de colmillos miraba al pelirrojo quien había asintiendo con una leve mueca acariciando su mejilla sintiendo las manos de este en su cintura.
— Si, mamá consiguió una casa cómoda para vivir junto a las chicas ahora que se quedarán en el país — explicó sintiendo leves escalofríos al sentir las caricias en su espalda baja y como otros brazos rodeaban sus hombros.
— ¿Nos dejaras solos, Soo-kun? — el de mechas rubios susurro en el oído del menor escuchando como este daba un pequeño grito y se alejaba un poco para voltear su cabeza y mirarle.
— No lo haré Tora, solo me mudarme un poco lejos — le regaló una leve sonrisa al ver cómo este apoyaba su mentón en su hombro, otro par de brazo se abrazaron a su pecho llamando su atención.
— Pero estarás en el territorio de los hermanos Hentai y de seguro te van a tener con ellos todo el tiempo o no nos dejaran verte — hablo el chico de ojos cian mirando con un leve puchero a su amado quien soltó una leve risa dándole un beso en su mentón.
— Ellos no harán eso chicos, me prometieron intentarlo todos juntos así que tenganle fé — defendió escuchando los bufidos de los tres chicos quienes luego de eso lo habían abrazado casi asfixiandolo. Aquel grupo de siete jóvenes había hablado una semana luego del concierto donde habían aclarado que intentarían llevar una relación poliamorosa entre todos teniendo como centro de aquello al pelirrojo, quien había aceptado colocando como únicas reglas de aquello la comunicación y la confianza mutua.
