Era hora de la cena. Todo normal. Todo normal, ¿no? Era hora de la cena y todo normal.
Constantes afirmaciones recorrían la mente de Jimin para intentar calmarse mientras se encaminaba al gran comedor. A pesar de todo lo que había pasado unas horas atrás, todavía no se sentía listo para estar rodeado de dragones otra vez.
Para la hora del almuerzo, Yoongi, en un gesto muy amable, le llevó la comida a su cuarto a sabiendas de que todavía era muy pronto para que el rubio se expusiera al resto de dragones. Y lo hizo a pesar de todo el trabajo que tenía luego de la pelea con el clan de osos el día anterior.
Pero ahora no podía volver a molestar a Yoongi, tampoco quería preocuparlo, así que tenía que actuar lo más normal y tranquilo posible.
Cuando llegó, ya todos estaban sentados -menos Yoongi y su hermano, quienes probablemente todavía estaban ocupados- ¿Tan tarde había llegado? En silencio se sentó mientras sentía las miradas de todos sobre él y algunos murmullos que no llegaba a entender.
La comida ya estaba servida, todos comenzaron a comer. Nadie hablaba, al menos no en voz alta como de costumbre. Se sentía realmente mal, el ambiente lo sofocaba, su pecho dolía y no podía mantener la mirada en un punto fijo.
—Hyung, ¿te sientes bien? Estás palido... —su hermano le susurró preocupado, pero al parecer Jimin no lo había escuchado —¿Hyung, quie-
—Jimin-ssi, ¿se encuentra bien hoy? Después de lo que pasó ayer y hoy, pienso que sería más pertinente que este descansando en su habitación que cenando con nosotros —habló una mujer que se encontraba del otro lado de la mesa, más o menos a la mitad.
Muy despacio y con la mirada algo ida, el rubio fue levantando su cabeza y dirigiendo su vista a ella.
—¿Jimin-ssi?
De pronto, el recién nombrado se puso de pie tomando por sorpresa a los presentes.
—Perdonenme, pero no podré seguir acompañandolos el día de hoy —hizo una reverencia con la espalda bien recta y abandonó el salón. Nadie entendía la situacion.
Se estaba agitando a pesar de estar caminando a una velocidad normal. Se sentía raro, mareado. Su respiración se agitaba y su corazón iba rápido.
¿Qué le estaba pasando?
Caninaba como podía sosteniendose de las paredes y tratando de tomar grandes bocanadas de aire.
Todo el rato que estuvo en el salón, sintió que los demás se lo comían vivo con sus miradas. Tenía miedo, a pesar de lo que Yoongi le había dicho, tenía miedo. No era tan fácil confiar, para él no. Y mucho menos después de todo lo que pasó en éste último tiempo. A pesar de confiar en Yoongi, no podía confiar en los demás, porque no los conocía, no sabía si de verdad eran buenas personas, o más bien, cambiaformas. Aunque... tampoco conocía a Yoongi... No sabía casi nada de él, pero en cambio, el pelinegro sí sabía bastante de él ¿Realmente podía confiar en el mayor?
—Oh, Jimin, ¿tan temprano te retiras? —era Yoongi, venía en dirección contraria, al parecer hacia el gran comedor. No supo por qué, pero sintió que solo él podría calmar el fuerte miedo que tenía en esos momentos. Así que sin perder tiempo se acercó a él. Yoongi ni siquiera tuvo tiempo de preguntar qué le pasaba, puesto que en un abrir y cerrar de ojos ya tenía al más joven envolviendolo en un desesperado abrazo, como si su vida dependiera de este. Cuando sintió el acelerado corazón y respiración del rubio, no lo pensó dos veces y lo abrazó también. Sobó su espalda con delicadeza mientras le susurraba al oído palabras como "tranquilo", "todo está bien", "estoy aquí". Pareció funcionar, porque al cabo de un minuto ya se encontraba mejor. Su respiración y latidos se habían regulado y sus manos ya no sudaban tanto.
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My Dear Dragon
FanfictionYoongi, un cambia formas líder del clan de dragones, vive su vida normalmente hasta que un día, un joven acompañado por dos niños, llega a su castillo en busca de refugio para sus hermanos. Jimin, un simple humano quien huye del clan de osos junto...