Preludio

5 2 0
                                    

Uno de los cristales se resquebrajó ante su mirada. Las fuertes tormentas golpeaban sin descanso la fortaleza como si envidiara el cobijo que en ella se albergaba.

Las llamas de la chimenea oscilaron temerosas y la puerta de la habitación crujió al abrirse.

—Mi señor Gaia, se han vuelto a cumplir las predicciones.— Gaia observó pensativo al sirviente.

—¿Con los mismos hechos?

El anciano asintió como si de él dependiese la mala noticia.

El Rey devolvió la mirada a la tormenta a través del cristal malherido.

—Reúnelos— ordenó.

El anciano se retiró sin hacer mayor ruido que el de la tormenta, que parecía abrazar la fortaleza gritándole lo que les deparaba el destino.

Seres OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora