Toma de decisiones - Axel Kinbal

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René se dirigió a nosotros con los ojos abiertos como platos y bastante alarmada. La relación de Lord William con el asesinato de nuestro contacto era del todo descabellada y fuera de nuestro alcance. ¿Qué podíamos hacer nosotros, unos humildes y llanos aprendices? Un escalofrío recorrió mi cuerpo y las dudas se adhirieron en mi mente como si de manchas de brea se tratase.

Ayah observaba la escena con cautela mientras que el maestre Celphos y Lord William abandonaban el discurso y se perdían de nuestra vista por los pisos superiores.

—Aparentemente tenemos a un ilustre asesino con nuestro objetivo. No es por daros malas noticias, pero me temo que el maestre va de camino a tener el mismo destino que el contacto de la posada.

Lo peor de todo es que la teoría de Ayah podía estar en lo cierto, y fracasar en nuestra primera misión ante Gaia era lo que más me aterraba. Nuestra preocupación se transformó en una alarma contagiosa e intentamos escurrirnos por una de las escaleras laterales para acceder al siguiente piso. El gentío nos sirvió de un escudo perfecto y nadie se percató de nuestra intromisión. René agarró mi túnica frenando mi avance.

—Si nosotros estamos accediendo con total libertad en los aposentos del palacio, significa que hay poca seguridad.

—Y si hay poca seguridad— añadió Ayah—, o bien son demasiado confiados o está hecho a conciencia.

Era cierto. Todos los soldados de índole rasa estaban atareados en controlar la entrada e inmediaciones, sin embargo, dentro del palacio la vigilancia era más bien escueta. Aceleramos nuestro paso hasta el pasillo principal del piso superior y vimos a un guardia en una de las puertas. Este nos devolvió su mirada con una mueca de desaprobación.

—Tenemos que ver al maestre Celphos. Venimos de parte de nuestro Rey Gaia— dije atropellado.

—Vuelvan dentro de unas horas. Ahora está atendiendo unos asuntos muy importantes y tengo órdenes de que no sea molestado— respondió en tono hosco y añadiendo de forma más amenazante—, ustedes no deberían estar aquí. Bajen a la fiesta inmediatamente.

*De forma totalmente inconsciente sorprendí al guardia agarrándolo de la cabeza y, con un gesto seco, le partí el cuello. Mis manos empezaron a temblar al ver el cuerpo inerte en el suelo y aguardamos un instante en silencio mientras evaluábamos la gravedad de nuestras acciones. Habíamos matado a un guardia encargado de velar por la seguridad del maestre Celphos. Si nuestras sospechas no fuesen ciertas, ¿Cómo íbamos a explicar todo esto? Ayah derribó la puerta de un puntapié.


*Anotación*

Seres OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora