Chapter 4

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Necesité más que verme la serie completa de Lost*, comenzar a corregir algunos trabajos de mis alumnos, los mismos que llevaron dos plumas rojas, o empezar (mejor dicho intentar empezar) mi novela para mantener alejados aquellos pensamientos equív...

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Necesité más que verme la serie completa de Lost*, comenzar a corregir algunos trabajos de mis alumnos, los mismos que llevaron dos plumas rojas, o empezar (mejor dicho intentar empezar) mi novela para mantener alejados aquellos pensamientos equívocos que se querían entrometer a fuerza en mi mente.

Incluso llegué a sentir como si tuviera un pequeño diablo, de esos de caricatura, justo encima de en mi hombro, solo allí, riéndose de mí e incitándome a seguir aquel juego perverso que tentativamente me acercaba Jennie con su manera de actuar.

Con un falso sentimiento de tranquilidad traté de recordarme que al menos ya no tendría que tratar con Jennie en mi clase a partir del lunes próximo.

Ella ya había aprobado mi materia satisfactoriamente cómo era de imaginarse así que difícilmente nos veríamos mientras ella esté cursando las materias que eran correlativas a la mía.

Aunque aquello me había convertido en un vaivén de emociones, los cuáles iban desde sentirme sosegada cómo una bebé dormida hasta querer comerme las yugular con mi juego de naipes favorito.

Como si quiera se hace para resistir la tentación como lo hice yo en ese momento, aún sigue siendo parte de los misterios más grande de la humanidad.

Pero la realidad era que desde lunes, dónde volví a mi rutina diaria, los días transcurrieron cómo habituaban, casi como si nunca hubiese sido acosada por mi o como si nunca hubiese tenido fantasías con sobre ello.

Y aunque algunas veces me encontraba a Jennie en los pasillos, quien no perdía la oportunidad para coquetearme sutilmente, seguí calmada como siempre.

Hasta que un día mientras iba de camino a mi aula predilecta a dictaminar mi clase una persona detuvo mi marcha.

— Lalisa — Era inconfundible la voz de Chaeyeon, mi jefa, o la abuela de la chica que me jodia en mis invenciones — ¿Tienes un momento para hablar en mi oficina?

— ¿Ahora, señora Lee? Tengo que dar una clase.

— No le quitará más de cinco minutos y ya mandé a avisar a sus alumnos por su retraso —  Dijo Chaeyeon con una fingida sonrisa.

— De acuerdo.

No me sentí muy cómoda cuando observé de su parte aquel aura de falsa tranquilidad.

Llevaba conociendo a Chaeyeon siete años para saber que ella no llamaba a los profesores a su oficina para nada, cómo decía ella misma, no le gustaba perder el tiempo con imprevistos y por eso se refería a pláticas amistosas con su cuerpo docente.

Seguramente tenía algo importante que decirme.

Temiendo lo que podria pasar respondí afirmativamente dirigiéndome junto a ella hasta su oficina. La misma que por alguna razón noté más fría de costumbre, o quizás era el temor que me invadía por dentro lo que me hacía percibirla de tal modo.

Sense | 𝗝𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora