chapter 6

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Ví caminar a Jennie (O Jen) hacia la puerta, y desaparecer tras de ella, incluso con el clima invernal de entonces podía decir que la habitación estaba más calurosa que en muchas ocasiones anteriores, por lo que me quité algo de sofocación de enci...

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Ví caminar a Jennie (O Jen) hacia la puerta, y desaparecer tras de ella, incluso con el clima invernal de entonces podía decir que la habitación estaba más calurosa que en muchas ocasiones anteriores, por lo que me quité algo de sofocación de encima desajustándome la camisa.

Caminé hacia uno de los sillones que estaban convenientemente ubicados a unos pasos de mí, justo al lado de una mesa cajonera de dónde saque unos habanos de Pargatás*. Solo el sabor a chocolate clásico de éstos me quitaría algo de tensión antes de alguna escena*, por más cliché que sonase.

Al dar la primera calada una risa se escapó de mis labios, todo aquello era tan surrealista que incluso pensaría que no era más que una idea colada en algún sueño.

Es que hace tan solo un mes atrás Jennie era una chica tímida e inocente, pero ahora estaba desnudándose para mí mientras yo esperaba pacientemente su cuerpo.

Sumida en mis pensamientos no oí la puerta así que mi sorpresa fue real cuando observé a Jennie frente a mi, llevando aquella bata de seda negra, pies descalzos y evidentemente nerviosismo.

Tragué.

— ¿No tienes nada debajo de eso, cierto? — pregunté a sabiendas de mi anterior demanda.

—No, señora — Dijo Jennie, para posteriormente humedeserse los labios con la punta de la lengua. Verlos así, tan rojizos y mojados me provocaron de empujar algo entre ellos.

— Muy bien — Me removí un poco separando ambas piernas. — Ven aquí

— Gracias, señora — Quizás solo me gustaría más de lo que pensaba.

Acatando mis órdenes se acercó posicionándose sobre mis piernas, jugué un poco mis cartas acariciando aquella tela fina sobre ella, que en contraste con su tés tan pálida era simplemente perfecta.

— ¿Nerviosa? — Indagué con una sonrisa que esperaba que no se viene placentera...

— Un poco señora.

— Bien — Inhale y exhalé rápidamente el humo de mi habano — ¿Alguna vez has fumado?

— No, señora — Respondió Jennie tragando ruidosamente.

— Eso es perfecto. No debes hacerlo, las niñas no deben fumar — Reí.

— Yo no soy...

Se frenó al notar mi ceja alzada expectante a su respuesta.

— Es cierto, señora — Continúo finalmente.

— ¿Quieres probar?

Jennie asintió volviendo a remojar sus labios. Era un tic nervioso.

— Mm mm — levanté mi índice moviéndolo de un lado a otro negativamente, para luego indicarle que se acerque. Jennie abrió la boca. Fue allí que inhalé sin exalar el humo y dejando el habano de un lado justo sobre el cenicero a mi diestra, tomé su cálido rostro para dejar salir el humo en su pequeña boca. Y la besé corto pero duro, dominante y áspero. — Enxhala pequeña.

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