Solo perdemos el tiempo.

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No había tantos monstruos como decía el nombre del bosque.

"Hogar de los monstruos... Deben cambiar el nombre"

Un nombre totalmente falso que no le hacía justicia. Algunos de los monstruos con los que peleó eran plantas con energía demoniaca o algún cadaver de un animal muerto, totalmente débiles. Era un valle con prados florales y estanques de agua cristalina; estaba totalmente soleado e incluso podía escuchar a algunas aves piar, casi cantando, es un lugar tranquilo y silencioso con solo los sonidos de la naturaleza rompiendo con la el silencio del lugar...

No podía ser peor para alguien como él. Ya queria irse.

Resignado a no poder matar algo fuerte, finalmente guardó a Cheng Luan y se decide por explorar el lugar. Había una leve energía espiritual alrededor del lugar, limpia y fresca que lo rodeaba en cada paso que daba. Pequeños animales corrían al verlo u escucharlo, otros lo miraban mientras avanzaba y él simplemente los ignoraba mientras seguía caminando a paso rapido, incapaz de mantenerse quieto por mucho tiempo para apreciar la belleza del lugar.

"¿Dónde se habrá metido ese molesto de Qingqiu?"

Con un bufido miró por donde había llegado. No se veía ni rostro del otro hombre.

"¿Porqué es tan lento?"

Resignado estaba a punto de regresar sobre sus pasos cuando su desarrollado sentido del oído capta el sonido de las túnicas al arrastrarse y de los pasos, el sonido de un abanico al moverse también es audible. Con molestía mira hacía la izquierda, por uno de los estanques. Ahí, dónde la tierra se junta y crean un pequeño camino, Shen Qingqiu pasa tranquilamente mientras observa atento a su alrededor, disfrutando el paisaje claramente. Su mirada seria se pasea por todo el prado hasta que el gris de sus propios ojos y el verde oscuro del otro se encuentran. La tranquila expresión que tenía hasta el momento es derribada y...

-Tch.

"¿Me acaba de chistar?"

Molesto, intenta respirar para calmarse, tal y como Zhangmen-shixiong le había dicho antes de ir a Qing Jing Peak por Shen Qingqiu. Ya más tranquilo vuelve a mirar hacia donde está el otro encontrando nada.

"¿Dónde...?"

De nuevo el arrastre de túnicas lo hace voltear, ahora hacia adelante. Shen Qingqiu había pasado deliberadamente por su lado y había seguido caminando sin reparar en su presencia, el abanico en su mano ahora cerrado era sujetado con fuerza.

-¡Oye, detente ahora mismo!

Fue claramente ignorado.

"Maldito Shen Qingqiu"

Se apresuró a llegar a su lado y detenerlo.

-Sueltame.

-¿Encontraste la flor?- lo ignoró. Ya quería irse de ese lugar tan aburrido. El otro solo frunció más su ceño, sin el abanico para cubrirse podía ver todos los pocos gestos que hacía. Ese hombre, se había dado cuenta con los años, era muy expresivo sin su abanico cubriendolo.

-¿No la estás buscando tú acaso? Fuiste el primero en salir corriendo.

-No sé como se ve esa flor, búscala tú.

-Tenemos casi un día en este lugar. En un valle rodeados de flores y no pensaste siquiera en preguntar cómo era lo que buscamos para irnos rápidamente- usando un poco de fuerza hala de su propio brazo para soltarse del agarre del menor. No lo logra y eso solo hace que se moleste más.

-Entonces dime como se ve.

-Suletame primero.

Una guerra en ambas miradas volvió a desatarse y se alargó por dos minutos completos hasta que una leve curva en la ceja del mayor se mostró y el menor bufó y lo soltó. Finalmente Shen Qingqiu sacó de la manga de su túnica un pergamino y se lo lanzó. Liu Qingge bufó de nuevo mientras lo abría. En el, un dibujo de una flor de 6 pétalos se mostraba, tallo delgado y pequeñas espinas... se le hacía conocida pero...

-Creo que ya la eh visto- habló un poco inseguro.

-¿Dónde la viste? Supongo que ya diste vueltas por todo el lugar asustando a los animales con tus gruñidos.

Lo miró con molestia antes de decidir ignorarlo, estaba por darse la vuela e ir él solo al lugar donde cree había visto la flor cuando su consciencia hizo acto de presencia.

<Llévalo, no sabés si es la flor, él si>

Poniendo los ojos en blanco volvió a mirar la cara contraria y gruño su siguiente palabra.

-Sigueme.

Invocó a Cheng Luan, se subió y comenzó a volar, no a la velocidad de siempre ya que sabía que Shen Qingqiu no podría seguirle el paso pero si lo suficiente para ignorar el sonido molesto de la voz de su acompañante y para mantener distancia. No fue mucho lo que volaron pero atravesaron un lago, en ese otro lado se podía ver como el pasto había sido recortado, y se sentía un débil, muy débil rastro de energía espiritual, en medio de todo eso unos troncos caídos aplastaban unas flores. LAS. MALDITAS. FLORES. Shen Qingqiu apenas llegar y ver el estado del lugar había pensado que era un lugar precioso, y ese mono sin delicadeza lo estaba haciendo trizas, al ver el lugar en el que el Liu se había agachado y, como sino se tratara del árbol de sauce llorón con el que hacen los pinceles más finos, tomaba el tronco y lo lanzaba fuera de su vista dejando ver montones de flores aplastadas y aún se atrevía a inspeccionar y a tomar una del montón y a mostrarla... eso definitivamente le provocaba querer asesinar a su compañero.

-¿Qué es eso?- preguntó apesar de suponer la respuesta.

-Creo que es la flor que buscamos- Y a la flor se le cayó uno de sus pétalos.

Ambos observaron el pétalo dañado balancearse hasta caer al suelo.

-...

-¿Si es esta?

-Aunque fuera esa ya no es para nada útil, la has asesinado- murmura entre dientes, abre su abanico y comienza a ventilarse con el. Jura que del enojo hasta comienza a marearse.

"Respira, respira, respira, respira"

-¿Péro si es?

-Si, si es, ahora busca otra y no la mates- molesto da la vuelta pero un mareo aún más fuerte lo hace dar un paso en falso y tambalearse.

<Quizá no sea el enojo>

-¿Shen Qingqiu?

Con prisa va hacia donde el Liu sigue agachado, lo empuja y comienza a revisar las flores que están ahí hasta que puede ver con perfección un hongo de un color brillante partido y con signos de quemadura, aún sale humo de este.

-Maldita sea eres un idiota- gruñe.

Liu Qingge lo mira molesto, de repente se marea.

-¿Qué...

-Estaremos bien nada es venenoso... Pero no sé que efectos tiene con los dientes de serpiente, sábila de sauce llorón y demás.

El mareo solo se hizo más fuerte en Shen Qingqiu al que le fallaron las extremidades. Liu Qingge se acercó al mayor un poco menos mareado pero con su cuerpo comenzando a fallarle de igual manera.

<Una barrera>

-Haz una barrera... Cualquiera puede venir y atacar- fue lo último que el mayor logró decir antes de caer inconsciente.

-Ya lo sé.

Forzó a su cuerpo a moverse y hacer un sello de manos, realizó un círculo en el aire y bajó sus manos. Caer al cesped es lo último que recuerda.

¡Es tú culpa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora