Capítulo 3

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Todas estaban locas por él. Yo lo entendía a duras penas.


'Parece un personaje sacado de un libro' 'Es tan perfecto' '¿Viste sus músculos? Dios'. Comentarios como esos me hacían poner los ojos en blanco.


 Estábamos en teatro. A James le gustaba mucho y se le daba muy bien. Estábamos haciendo Los Miserables. Él tenía el papel de Javert: un personaje que era algo así como un policía encargado de cumplir la ley y empeñado en poner bajo arresto a Van Jean. Era un musical, así que pasábamos horas afinando y practicando escenas. Yo hacía de Eponine: una chica cuyos padres eran pobres y estúpidos, y estaba enamorada de un tipo que no le daba ni la hora, ya que gustaba de otra, de Cosette, hija de Fantine. Cosette era rubia y rica; Eponine, morocha y pobre. Era así como funcionaban las cosas, y es así como funcionan hoy en día.


Para mí, Los Miserables era algo precioso. Obviamente algo triste, pero no dejaba de ser precioso. Estuve a punto de ser Fantine, pero me decidí por Eponine, ya que la canción On My Own quedaba muy bien con mi tipo de voz.

La obra era en un par de días. Tenía mis miedos, pero los controlaba bastante bien. Emma no.

Ella hacía de Cosette. Era rubia de ojos claros. Tenía miedo de desafinar, ya que sus canciones eran características por ser agudas. Muy agudas. Sin embargo, el tipo que hacía de su enamorado era el que le gustaba, y ni de coña dejaba ese papel a otra. Esa era su excusa para no dejarlo.


 -          ¿Nerviosa?

 Era la primera vez en mucho tiempo que no me dirigía la palabra. Y sin embargo, allí estaba. Plantado junto a mí, sin dejar de sonar frío. Lo observé por un instante.

      Estábamos esperando a que la gente llegase, dentro del escenario. Él tenía el traje característico de Javert, un sombrero a juego con dos picos y patillas a los lados. Se lo veía tranquilo y serio. Más serio de lo que jamás lo había visto. Notó que lo estudiaba, y me miró por unos segundos.

 -           Para nada – asintió levemente. - ¿Tú? – se encogió de hombros. Asentí y ambos esperamos a que nos llamen para actuar, en completo silencio.



 James hizo un gran trabajo. Realmente se notaba que le gustaba aquello. Yo tampoco estuve tan mal, y Emma... bueno, ella me preocupaba. Se la notaba nerviosa e inquieta. Finalmente, dio en el clavo y cantó hermoso. Sonrió agradecida cuando aplaudieron, ya más tranquila.

 En el momento de mi muerte, perdón, en el momento de la muerte de Eponine, (perdón por los spoilers), cuando se acerca para besar al tipo pero no lo hace, ya que termina muriendo sin más, me di cuenta que James me miraba. Frío, pero allí estaba. A lo último, el tipo me da un beso en la coronilla y, acto seguido, me llevan en brazos hacia adentro.

Al final, todos aplaudieron emocionados, y nos felicitaron uno por uno por nuestras actuaciones. James sonreía.


 -          Noté que hablaste con El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado.

 -          Di Voldemort y ya. – rió por lo bajo.

 -          Sabes a lo que me refiero – Emma me miraba. Estábamos desmaquillándonos y cambiándonos para ir a casa.

 -          Nada importante. En serio.

 -          Te habló él – dijo, poniéndole énfasis al 'él' – Es buena señal.

 -          No, no lo es. – Dije, con fastidio – En algo andará. Lo conozco. Una persona no se habla así como así después de lo que pasó. Algo quiere. – Dije, sacándome el zapato izquierdo con una mano.

 -          Phoebe, déjalo ser. Quizás tiene buenas intenciones... – Bufé mientras me sacaba el zapato derecho con la otra mano.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora