Capítulo 11

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La cosa, hasta ahora, va así: en la escuela nos odiamos, en la casa de su madre nos amamos. Puede parecer algo estúpido, pero así es como funciona.

Las cosas empezaron a complicarse cuando la profesora Huffman, de Filosofía, nos dijo.

- Bien. Sé que si yo digo pónganse en grupo, van a elegir las personas con las que más se juntan. Así que, esta vez, voy a ponerlos yo en grupo. – Muchos de los presentes, y me incluyo, reprochamos indignados. – Y no quiero escuchar ninguna queja. – Nos callamos al instante, aunque muchos siguieron reprochando por lo bajo. – Muy bien. Haré grupos de a cuatro. – Empezó a decir los nombres, y luego... - Phoebe, Shailene, Kurt y James. – La miré a la profesora, indignada. Emma abrió los ojos desde su banco, una fila más allá de la que yo estaba, y se tapó la boca con una mano. Miré hacia atrás. James estaba guardando sus cosas en la mochila, y luego tomó su banco y silla hacia la mía. Shailene se quedó en su banco con los brazos cruzados y con una cara de indignación profunda. Kurt me asustó cuando colocó su banco con el mío. Me sobresalté.

- Lo siento – se disculpó. Era un muchacho bajito, castaño claro, ojos marrones y ortodoncia.

- No importa, de verdad.

- ¿Y los otros? – dijo, sacando las cosas de su mochila.

- Ya vienen. – dije, restándole importancia. Echó un vistazo.

- No creo que Shailene quiera venir. – Ojalá y no venga, pensé.

- Señorita Harper. – dijo la profesora, irritada, mirándola a Shailene. - ¿Quiere por favor sentarse junto a sus compañeros?

- No, gracias. Prefiero hacer las cosas sola.

- Es una actividad que requiere a más de una persona. Vaya a sentarse junto a los compañeros con los que le asigné. – Bufó notablemente. Nadie hablaba. Juntó sus cosas y se sentó junto a nosotros. Soltó ruidosamente la silla y la mesa, se cruzó de brazos y miró para otra parte.

Kurt Wienner la miró, puso los ojos en blanco y escribió el título de la actividad. Yo estaba sentada junto a él. Justo en frente de mí, se sentó James. Evitó mirarme mientras se acomodaba. A su lado, estaba Shailene. Se sentó mejor cuando vio que James venía. Puse los ojos en blanco, y saqué mi libro y mi cartuchera.

- Bien – dijo Kurt. – Hay que buscar a diferentes filósofos, copiar su biografía, y luego exponerlo.

- ¿Hay que exponerlo? – preguntó irritada Shailene.

- Sí, pero no te preocupes: es en unos días. Entonces, ¿alguien trajo información para hoy? – Nadie dijo nada.

- Traje mi laptop. – dije, sacándola.

- Genial. ¿Alguien trajo sus celulares? – James y Shailene asintieron.

Nos pusimos a trabajar, aunque de vez en cuando veía que Shailene estaba totalmente en otra. James seguía sin mirarme. Yo lo miraba de vez en cuando, de reojo. Brandon había traído información de todo, y lo estaba resumiendo mientras me dictaba y yo lo copiaba. Se decidió por leer y resumir, así que una vez más miré de reojo a James, y, para mi sorpresa, él también levantó la vista. La dirigí hacia otro lado, visiblemente incómoda, mientras me ponía un poco colorada. James sacudió de un lado a otro la cabeza, y siguió con lo suyo. Shailene, gracias a Dios, no se dio cuenta.

- Entonces – dijo la señorita Harper - ¿Qué hay entre ustedes dos? – Todos paramos de hacer lo que estábamos haciendo y la miramos, algo sorprendidos.

- ¿Quiénes? – preguntó Kurt.

- Entre Phoebe y James.

- Nada. – Contestamos al unísono, visiblemente irritados.

- No mientan – dijo, con una sonrisa, radiante. – Sé que hay algo más.

- No mentimos – dije, mientras copiaba en mi laptop. – Ponte a trabajar. – Rió.

- ¿Y tú, Jimmy? ¿Tú también mientes? – Jimmy. James la miró, algo irritado.

- Ninguno de los dos mentimos, ¿sí? Ahora, trabaja.

- ¿Y por qué ustedes estaban hablando el otro día a solas? – Kurt se puso nervioso y colorado, y se puso a resaltar con más precisión su información.

- Me estaba pidiendo la tarea. – Levanté la mirada de la laptop. - ¿Algún problema?

- ¿Qué tarea?

- La de matemática.

- ¿Desde cuándo eres inteligente en esa materia?

- Desde este año.

- Oh, sí claro.

- ¿Pueden dejar de pelear y hacer las cosas, por favor? – dijo James.

- Yo estoy haciendo las cosas – le reproché. – Es ella la que no se calla. – James la miró.

- Está bien. Lo haré. – Bufó.

El resto de la hora nos pasamos a veces discutiendo, a veces callados. Cuando sonó el timbre, Shailene se llevó su silla y banco hacia su lugar, y Kurt también.

- Gracias por no haber dicho nada. – Dijo, sin mirarme.

- Descuida. Jamás abriría la boca delante de esa estúpida.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora