Capítulo 22

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Y así nos fuimos a la sala de la directora. Estaba mucho más tranquila y, aunque me pese, estaba feliz de haber hecho las paces con James. Quiero decir, el hecho de tener a alguien a mi lado solucionaba las cosas en una forma estrepitosa.

Un par de personas se seguían burlando, pero yo levanté el mentón y no me hice la enterada. James sonrió en forma de aprobación.

Cuando llegué, la directora estaba inmersa en una acalorada discusión con la profesora de Educación Física, la señorita Katie Donaldson.

- ¡Es un escándalo! ¿Cómo puede permitir siquiera que una estudiante haga semejante lío?

- Usted no tiene el derecho ni las pruebas para pensar así de un estudiante. Además créame, señorita Donaldson, que estamos haciendo lo mejor para que esto se solucione y...

- ¿Lo mejor? – dijo en un tono exageradamente alto, y rió con sorna. – Si harían lo mejor, Lilian Flatters, esto ya se hubiera solucionado – al percatarse de mi presencia, Lilian, la directora del establecimiento, la calló con una mano y se dirigió a nosotros.

- Buenos días – dijo, contenta de tener algo más en qué ocuparse - ¿puedo ayudarlos en algo?

- Sí, yo soy la del casillero todo marcado. Phoebe Summer, último año de la secundaria.

- Por supuesto, sí. Te conozco, y a ti también – dijo, mirando a James. - ¿Tienes alguna pista o algo que nos haga pensar en quién podría ser la o el agresor?

- Sí, fue una compañera que se llama Shailene...

- Harper – dijo de pronto y victoriosa Katie Donaldson. – Te lo dije, Lilian. Esa muchacha es como el veneno - la directora se tomó de la sien.

- ¿Qué pruebas tienen para verificar la veracidad del asunto? – dijo, agotada.

- Esto – James le pasó el último mensaje que me dejó ella. La directora bufó.

- ¿S? Hay miles de "S" en este establecimiento... - la corté.

- Sí, pero solo ella podría ser tan ruin. Y más en estos momentos – la directora subió las cejas.

- ¿Qué sucede?

- Nada, el típico drama estudiantil. Ya sabe, parejas, celos...

- Es ella, Lilian – me interrumpió Katie. – Sé cómo son las porristas, yo las entreno. Sé que sólo hay ambición en sus tristes corazones. Ambición que queda suprimido cuando se dan cuenta que aquello que siempre han querido hacer se ve opacado por la simple estupidez de quedar embarazada a temprana edad – contuve una sonrisa.

- Suficiente, Donaldson – dijo alarmada la directora, frunciendo el ceño. – En lo que me respecta a ustedes, lo siento mucho pero si no tienen pruebas, no puedo culpar a nadie.

- Esa chica me drogó para que esté con ella – dijo James, con un súbito arrebato de ira. – Usted la ve como la hija de Harper y Harper, los magnates más ricos de la ciudad, pero ella es mucho más que solo eso. No por tener una familia bien significa que ella es una chica de bien. Quítese la máscara por una vez y vea lo que tiene que ver.

- No quiero ver lo que me conviene ver, si es eso lo que usted jovencito está tratando de decirme – dijo, furiosa. – Mientras que no tengan pruebas, no puedo hacer nada. Lo siento, pero es la ley. Y un mensaje amenazador no va a lograr un efecto secundario. Retírense.

- Escucha, Lilian – dijo la profesora. – Si usted no hace nada, yo lo haré. Comprobaré que no es nada más ni nada menos que una rata sarnosa mentirosa y estos muchachos – nos señaló – van a ayudarme. Créeme que a esas personas es mejor pararlas a tiempo y evitar desastres mayores.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora