Capitulo 1

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Yibo sostenía la mano de su hermano mayor mientras gritaba, no, no, por favor no me dejes

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Yibo sostenía la mano de su hermano mayor mientras gritaba, no, no, por favor no me dejes.

Su gege agonizaba en aquella cama de hospital, él no podía aceptarlo, su padre era médico, su madre era considerada una de la mejores  oncóloga del país pero ninguno de los dos podía hacer nada por el chico pálido de 24 años que luchaba entre la vida y la muerte.

Liu Hai era su único hermano, era su soporte emocional, su mano extendida cuando estaba en problemas, su hombro para llorar, en pocas palabras su gege lo era todo para él.

Todo comenzó hace un año atrás ,estaban por salir de casa para celebrar el festival de medio otoño cuando Liu Hai se desmayó ,sus padres llamaron a una ambulancia ,los doctores corrían de aquí para allá  ,estudios ,análisis ,especialistas ,
días de espera ,hasta que finalmente el resultado estaba sobre la mesa ... tumor canceroso en el cerebro .

¿Cómo era posible que nadie lo notara antes? , ¿Cómo Liu Hai no lo sintió?

No había respuestas, como tantas cosas en la vida, nadie tenía palabras que explicaran  porque el paciente no tuvo síntomas antes.

La cirugía llego sin éxito, no pudieron extirpar el tumor, llegaron los tratamientos, la quimioterapia, la radiación, nada funcionaba y su gege cada día estaba más pálido, más flaco y ahora su hermoso pelo se había ido también.

La lucha fue agotadora e incansable, Yibo no quería estudiar, quería estar con su hermano pero el insistía, didi es tu último año de secundaria, debes ir o me pondré triste.

Se graduó sin que su gege pudiera estar presente, hizo el examen de admisión para la universidad de medicina, fue aceptado pero no pudieron celebrarlo, Liu Hai tuvo una recaída y estuvo en coma por 3 días ,3 días que para Yibo y sus padres fue una eternidad.

Finalmente su cuerpo no aguanto más y esa mañana de otoño Yibo se despertó con la voz de su padre y las lágrimas en los ojos de su progenitor.

Wang Lee: apresúrate tu hermano quiere verte

Esas fueron las palabras de su padre, aquellas que apenas pudo pronunciar.

Yibo salto de la cama y en menos de 5 minutos ya estaba en camino al hospital, su madre había pasado la noche allí y fue quien los llamo.

Liu Hai: tienes que ser fuerte por los dos didi, nuestros padres te necesitan

Yibo: cállate, tú vas a salir de esto gege, tu eres fuerte, no me dejes por favor

Liu Hai: estoy cansado didi, perdóname, te amo, recuérdame siempre, te veré en cada otoño

Yibo: no, no, por favor no me dejes

Liu Hai cerró los ojos y apretó la mano de su hermano menor, sus padres acariciaban su rostro, su respiración se volvió pausada y los 3 más el médico de cabecera fueron testigos de su último suspiro, la mano que sostenía la de Yibo se aflojo poco a poco...su gege se había ido dejándolo solo y con un dolor indescriptible para su joven corazón.

Su madre no encontraba consuelo y su padre tuvo que ser fuerte por ellos, el funeral fue demasiado triste, Yibo no podía hablar con nadie, aun no podía aceptar que su hermano, su mejor amigo y cómplice se fue para no volver, su casa olía a incienso cada mañana de los siguientes días.

El festival de medio otoño llego, sus padres no tenían ánimos de salir pero el prometió a su gege que iría, con paso lento camino hasta un parque cercano donde se hacia la celebración, se sentó junto al lago mientras decoraba su linterna con un conejito llamado Liu Hai, las lágrimas mojaron sus mejillas y su mirada melancólica nunca lo abandono.

Llego la hora y lanzo la linterna al cielo mientras en voz baja decía...espero estés bien gege, cuídate.

Regreso a casa y se encerró en su habitación, su hogar que antes estuvo lleno de risas estaba inundado de un dolor que se podía palpar en el aire.

Su madre solo se quedaba allí sentada junto a la ventana, con lágrimas en los ojos y la foto de su hermano apretada a su pecho, su padre se escondía en el patio trasero y fumaba un cigarrillo, lo había dejado hace muchos años cuando sus hijos nacieron pero el dolor que ardía en su pecho lo llevo a prender uno en las noches del primer mes, poco a poco fueron más.

Tenía que volver a la universidad, se lo prometió a su gege, estudiaría medicina, estudiaría mucho para curar el maldito cáncer algún día.

La hermana de su padre que vive en Estados Unidos y es psicóloga regreso para ayudar ,poco a poco la familia volvía a su rutina ,su padre logro dejar de fumar otra vez ,su madre volvió a su trabajo en el hospital ,él se concentró en sus estudios ,encerrándose en ellos , se mudó a los dormitorios universitarios pero en cada otoño regresaba a casa y el día del festival caminaba hasta el parque y lanzaba su linterna al cielo con lágrimas en los ojos ...te extraño mucho gege, eran las palabras que le susurraba al viento .

Se graduó con honores, se mudó a su propio departamento y mientras trabajaba hacia su especialización en oncología, él quería con toda su alma encontrar una cura, deseaba con toda su corazón darles esperanza a los niños y jóvenes que tuvieran la desgracia de tropezar con esta enfermedad.

Con solo 24 años la vida le mostraba día a día que algunas cosas están fuera de nuestras manos y sin importar que tanto nos esforcemos algunas personas se marchan para no volver.

También aprendería que cada ser humano lidia con su dolor de formas muy diferentes ,la melancolía y la nostalgia tenían residencia permanente en su corazón ,se había convertido en una neuralgia ,en un dolor latente al que se había acostumbrado y adormecido estando siempre ocupado .

Solo una cosa no cambiaba, en cada otoño el iría al festival de medio otoño.

Solo una cosa no cambiaba, en cada otoño el iría al festival de medio otoño

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En cada otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora