Capítulo 21

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Creo que los autores estamos tan emocionados como ustedes, así que hoy hay un capítulo más, pero ahora es solo la semana que viene para más. Este capítulo es enorme, lo siento por escribir tanto.

¡Buena lectura!

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Valentina

Mi primera reacción fue tratar de hacer correr a Juliana y no tener que pasar por eso. Alcancé la parte de atrás de mis pantalones e intenté sacar el arma, pero el hombre no me dejó.

- No, señorita, pase esa pistola para acá. Estiró la mano, tomó el arma y la guardó, nos cacheó rápidamente y nos obligó a subir al auto.

- ¿Qué está pasando? – Juliana se desesperó sin entender nada.

- ¡Déjala salir, ella no tiene nada que ver!

- ¡Dame el celular! - Nos apuntó con el arma mientras el otro conducía.

Después de guardar los dispositivos, el hombre nos puso una venda en los ojos y nos sacó.

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Me desperté con un terrible dolor de cabeza y sentí mis manos atadas detrás de la silla, miré hacia un lado y me di cuenta de que Juliana despertaba en la misma situación.

Teníamos paños en la boca para que no gritáramos. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que era un cubículo. No sé cuántas horas estuvimos fuera, pero pude ver un poco de luz del sol entrando por el borde de una teja que estaba un poco más lejos. El lugar era pequeño, se escuchaba el ruido de los pájaros y los árboles moviéndose con la fuerza del viento, estaba segura de que era un lugar muy remoto.

Juliana tartamudeó unas palabras que no pude entender, obligué a mis manos a tratar de liberarme de las cuerdas, pero estaban tan apretadas que sentí que me dolía. Estaba con botas y había algunos detalles que solían deshilachar algunos muebles de tela con los que choqué accidentalmente. Empecé a hacer movimientos con los pies para tratar de liberarme de las cuerdas, pero al igual que mis manos, estaban demasiado apretados.

Juliana estaba asustada, lo podía ver en sus ojos. Aumenté la fricción en mis pies y la cuerda comenzó a ceder, solo necesitaba soltarla para escapar. Cuando la cuerda estaba casi suelta, escuché unos pasos y me quedé callado.

- ¡Buenos días, princesas! – esa repugnante voz se apoderó del ambiente. "Tuviste la mala suerte de estar con ella cuando llegamos, así que tuvimos que traerte. Señaló a Juliana.

Su rostro aún estaba cubierto, esta vez por una camisa enrollada, dejando solo sus ojos y boca expuestos.

- ¿Sabes por qué estás aquí? - Bajó el paño que me cubría la boca y yo hice un negativo.

- Sabes, sabes... Has estado persiguiendo algunos informes que no eran de tu incumbencia. – Pasó su mano por mi cuerpo y eso me asqueó, sacó unos documentos y los leyó.

- Agente federal Valentina Carvajal, un... hasta que rimaba.

- Jugar con un agente federal es cavar tu propia tumba, ¡pronto me extrañarán y te encontrarán!

- ¿Quién? ¿Tu papi? Ahhh, se me olvidaba, murió! - el hombre rio y apretó mi boca mirándome muy de cerca.

- ¡Creo que estás podrido, necesitas aprender a cepillarte mejor los dientes! – Traté de deshacerme de ese toque no deseado y Juliana estaba tratando de decir algo, pero su boca todavía estaba tapada.

El celular del hombre sonó.

- ¡Se suponía que era solo la policía, idiota! – Pude escuchar a otro hombre enojado gritando y el secuestrador solo puso los ojos en blanco y colgó.

Olvídame Si Puedes - JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora