Capítulo 32

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Solo quedan tres capítulos para terminar, te extrañaré

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Pov. Juliana

- ¿Hablas en serio? - tartamudeé. - ¿No es solo una emoción del momento?

Valentina tomó mi mano y la acarició y te juro que no creía que esto pudiera ser real.

- Juls, te juro que lo mejor que me pasó estos días fue tenerte durmiendo y despertando a mi lado todos los días y no quiero que termine.

No sé si venía el síndrome premenstrual, pero estaba muy sensible al escuchar esto de ella y comencé a llorar de la emoción.

- Ni yo.

- Eso es un, sí, ¿eh? Me preguntó besando el dorso de mis dedos. - Di que sí, mi amor...

- ¡Con que me preguntes así, no es difícil decir que sí, acepto vivir contigo, Valentina Carvajal! Ella sonrió y me dio varios besos.

Regresamos al hotel, nos duchamos juntas para quitarnos todo el sudor y la arena del cuerpo y descansar. Valentina se sentó de espaldas a mí en la cama peinándose y comencé a admirar su espalda que se exhibía en una blusa escotada. Deslicé mis dedos acariciando todo ese largo y luego la abracé por detrás dándole varios besos a sus pollitos.

- Me encanta lo suave que es tu piel... - Acaricié su espalda muy lentamente. - Ven, acuéstate aquí.

Nos acostamos una frente a la otra y cuando nuestros ojos se conectaron, mis pensamientos volaron. Pensé en cuánto la deseaba solo a ella, cuánto tiempo perdí lejos de ella y la vida que tendríamos hoy si nunca nos hubiéramos separado, pero, por otro lado, pensé que tal vez el destino nos había separado para que pudiéramos. Ambas maduramos y sabemos cómo lidiar con todos esos sentimientos que teníamos él una por la otra.

Ambas estábamos en total silencio, simplemente admirándonos a los ojos y tocando nuestros cuerpos y formando una conexión mágica. Deslicé mis manos por su brazo acariciando su piel, sintiendo cada centímetro de mis dedos. Valentina me tocó el muslo y me devolvió el cariño en esa región, eran toques ligeros, toques certeros que me ponían la piel

- Acercarse más a mí. - susurré y nos tocamos la nariz y cerramos los ojos por unos minutos.

- ¿Así? - Valentina sonrió, deslizando su rostro hacia el mío.

Una de mis manos tocó suavemente sus senos, acariciando esa región y sentí que su respiración se hacía dificultosa. Valentina levantó su mano acariciando mi entrepierna haciéndome subir caliente, jalé su cabello por la nuca, la tomé con un beso caliente, invadiendo mi lengua en su boca, explorando cada rincón de su deliciosa boca y terminando con un mordisco. Sus labios bajan.

- ¡Vaya, hoy estás por el crimen, eh! Se mordió el labio inferior y luego me dio otro beso deslumbrante.

- Hoy quiero que seas toda mía. - La volví a jalar del cabello para darle otro delicioso beso y apreté su pecho y ella dejó escapar un gemido.

- Ven aquí. - Valentina sonrió y pegó su cuerpo al mío y yo metí una de mis manos dentro de su blusa rascándole das espaldas.

- Sabes que estoy loca por ti, ¿no? Me sostuvo la cara, sonreí y la besé de nuevo.

Me senté en su regazo y me quité la camisa, dejando mis senos al descubierto. Valentina usó ambas manos para sostenerlos y sentí que mis pezones se tensaban. Tomé sus manos y la hice apretar

aún más y luego tomé una de sus manos y la obligué a meterla dentro de mis bragas y ella deslizó sus dedos en esa región sintiendo lo mojado que estaba.

Olvídame Si Puedes - JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora