Capítulo 24

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¡Regresé a la alegría de los ansiosos de turno!

escucha las canciones

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La cara de asombro de Lucía no tenía precio, noté el sudor corriendo por su rostro y se me sopló un mechón de cabello que me llegaba a la cara. Sostuve el arma firmemente hacia ella y me di cuenta de que estaba en estado de shock. Le mostré el video en mi celular y ella negó con la cabeza.

- ¿A qué esperas para empezar a hablar, Lucía? - Me negué a llamar madre.

- ¿De qué estás hablando, Valentina? - Ella dio un paso atrás.

- No te atrevas a moverte, tira tu arma para acá... - le ordené. - Lucía metió la mano detrás del pantalón que traía puesto. - ¡Ponlo en el suelo y patéalo aquí! - Continué y ella obedeció.

- ¡Hija, baja esa arma, esto no es necesario!

- ¡No, hija de mierda! Le entregaste los pasos de mi padre al asesino, ¿no? ¿Por qué hizo eso? - Me acerque a ella.

- ¡Baja esa arma, hablemos, por favor, Valentina!

Dudé por unos segundos y guardé mi arma y la de ella en mi cintura.

- Es cierto, yo di la información de León, pero fue con su consentimiento.

- ¡Para! - Empecé a llorar. - ¡Tú tienes la culpa de la muerte de mi padre!

- ¡Lo hicimos por ti! Yo era una simple agente en ese momento y León estaba al tanto del caso Fidélis y no querían que lo encontraran, cuando arrestaron a Pablo, se volvieron locos y llegó justo al escritorio de León, este maldito caso era para él y ellos Comenzaron a seguirnos y te amenazaron, pero Léon estaba a punto de recibir la confesión de Pablo y no tuve tiempo de averiguar nada... - Lucía lloraba tanto como yo, todas las palabras salían en medio de sollozos

- No entiendo, ¡explícate mejor!

- Intenté infiltrarme, cuando aparecí allí, noté que había camionetas que se dirigían al aeropuerto, lo más curioso es que pude ver biblias en estas camionetas, intenté entrar con un nombre falso, el nombre de La secretaria de Léon, traté de ser parte del esquema, pero mi único contacto era con un tipo llamado Pazuello, el del video, ni siquiera sé si ese era su nombre real... Pero esta gente tiene una gran influencia, consiguen todo lo que quieren y luego...

- Hasta ahora no entendía como le diste estos datos...

- Tuve que entregar, trataron de contactar a la secretaria de León, ofrecieron dinero, mucho dinero a cambio de esta información, pero ella nos dijo y entonces le pedí que hiciera como si se pusiera en contacto y, de hecho, yo aparecí, dijo que quería el dinero, pero le entregaría el diario de León si dejaban a su hija en paz, ese era el trato y Léon lo sabía, ¡lo hicimos por ti!

- ¡No puedo creer! - Dejé caer mi cuerpo al suelo y Lucía me abrazó.

Todo eso fue mi culpa.

- ¿Cómo pudiste entregar a mi padre a la muerte?

- No quería, Valentina, tratamos de hacer eso, cambiar los horarios de Léon incluso después de que le entregáramos su información, pero el asesino estaba más informado de lo que esperábamos, nos estaban siguiendo, la empresa de seguridad nos falló, pudimos. No confío en nadie más, te juro que hice todo lo posible para asegurarme de que nada les pasara a ninguno de los dos, pero lamentablemente León murió.

- Esto todavía no tiene sentido, ¡cómo mi padre puede actuar así sin siquiera hablarnos y despedirse!

- Hija, ¿recuerdas la discusión que tuve con tu padre y me dijo que se iba de viaje? – Busqué en mi memoria y luego recordé ese día, así que asentí. – Entonces, ese día había recibido un correo electrónico que no pudimos rastrear, en ese correo había una clara amenaza de que si no se olvidaba de este caso, tú y tus hermanos sufrirían las consecuencias, enviaron una foto de Eva. en el hospital, una de Guilhermo en un bar de España y una foto tuya con esa chica con la que saliste en el instituto. Eso fue suficiente para su padre, no quería dejar el caso, así que separó toda la información posible, hizo un dosier completo de todo lo que ya tenía y se lo envió a un buen amigo. Tampoco me diste esa información por mi seguridad.

Olvídame Si Puedes - JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora