Capítulo 16

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Al día siguiente, Akutagawa fue al médico con sus hijos, ellos fueron a exámenes generales, el por algo en particular – entonces... ¿te lastimaste? – pregunto el doctor

― Solo me duele un poco, estaba emocionado y se salió, volví a meterlo por la misma emoción, pero creo que me torcí algo...

― ¿y tu pareja?

― Esta bien, no se quejó de nada, creo que hasta le gusto

― Te hare una revisión rápida ¿de acuerdo?

― Eres el mejor – sonrió a su medico

Desde pequeño adoraba ir con el medico amigo de su padre, siempre podía confiar en él, reviso el miembro del azabache como todo un experto en su área – en efecto Ryunosuke, tuviste una pequeña torcedura, nada de sexo por dos semanas y un poco de crema

― Pero ¿estaré bien? – pregunto mientras las manos aguantadas del doctor le mostro un pedazo de látex

― Estarás bien, aun tienes partes del condón roto, ¿te dolió tanto?

― Mi pareja y yo nos bañamos juntos quizá no fui muy minucioso

― Cuida tu salud hombre – se quejó bromista – deberías tener cuidado, aunque claro tu pareja está embarazada ahora

Akutagawa reacciono – oh sí, claro, aunque Higuchi es penosa para esto

― Es un poco... Es especial, para serte sincero tampoco quisiera que vengan a mi consultorio, me alegra que haya elegido a otro medico

― Aunque me hubiera gustado que la vieras tu

― Lo sé, pero ya sabes, los clientes son los que eligen

― Igual gracias

― Revisa que no traiga látex del condón, podría causarle molestias

― Si, entiendo. Gracias

Después de una receta para la pomada, Akutagawa salió del consultorio, y sus hijos también de otro. – bien ¿Quién quiere ir al cine?

― ¡NOSOTROS!

― Pero vamos por Mamá

― sí y por tío Toru

― ¡vamos!

Akutagawa suspiro, siempre querían a Toru.

Por su lado, Toru y Atsushi estaban en la terraza de los departamentos, ellos y Fukuzawa habían decorado con luces en el techo y una linda jardinera. Habían puesto un piso de madera suave, de los usados en estudios de ballet. No en toda el área, pero si en área considerable para ensayar, los chicos habían pensado en todo. Habían dejado un área para sentarse, con una mesa y sillas, incluido un pequeño pero firme techo que construyeron con esfuerzo y dedicación.

Los Akutagawa llegaban al mismo tiempo que el peculiar pelinaranja y el castaño que todos conocían, - ¡Chuuya! ¡Dazai-san! – los llamaron los niños mientras bajaban del auto

― Hola ñeñes

― Hola pequeños ñeñes

― Dazai-san, Nakahara, ¿Qué hacen aquí?

― Venimos a traerle el almuerzo a los Nakajima, llevan ensayando desde ayer

― ¿eh? ¿enserio?

― ¿Papa podemos ver a mamá?

Chuuya los miro – oe oe, Atsushi no es su mamá, su papá tiene otra esposa

6 + 1 con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora