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Esa noche fue una de las mejores de su vida para Eren, había vuelto a escuchar un te amo saliendo de los labios de Mikasa, algo que pensó que jamás volvería a escuchar. La alegría lo invadia en cada parte de su cuerpo, su alegría era inmensa, y después de eso, estaba más que decidido a volver a unir su vida a la de Mikasa. Regresó a su apartamento con su corazón lleno de esperanza y felicidad.
Una semana más paso, y su relación iba muy bien, en ningún momento Mikasa se mostraba indiferente con Eren, y pese a que ella no había vuelto a mencionar la palabra “Te amo” para el fue más que suficiente escucharla una vez después de tanto tiempo, pero el cada vez que tenía la oportunidad de decirle que la amaba lo hacía, aunque ella no hiciera lo mismo, el sabía que poco a poco, llegaría ese momento.

Era día lunes, y Eren había recibido una llamada desde muy temprano de su amigo Armin, lo necesitaba en su empresa en Shinganshina para algunos asuntos, desde que el vivía en Trost, no había regresado muchas veces a Shinganshina y si lo hacía era por poco tiempo, para visitar a su amigo Armin, ya que Eren había decidido pasarle el poder al rubio para que se hiciera cargo de sus empresas, y hasta el día de hoy, Armin había manejado a la perfección la administración de todas y cada una de las empresas del castaño.

Pero en esta ocasión era primordial que el estuviera presente, pasaría lejos de Trost al menos por dos semanas y eso no le agradaba mucho, ya que no quería separarse de su hijo, y tampoco de Mikasa, y más ahora que el sentía que cada vez estaba más cerca de sanar el corazón de su amada Mikasa por completo.

No muy contento con la noticia de estar lejos tanto tiempo, empezó a empacar algunas cosas, para irse ese mismo día a Shinganshina, sería un viaje un poco largo, pero solo llevaría lo necesario. Terminó de empecar, metió su maleta al auto, y condujo hasta la casa de Mikasa, no se iría sin antes despedirse de ella y de su pequeño. Llegó a la casa de Mikasa, tocó el timbre y ella abrió, era temprano por lo que ella aún no iba a su trabajo. Se sorprendió al ver a Eren tan temprano en su casa, pero era algo que no le molestaba.

-¿Eren?, que haces tan temprano, son las 5:30 de la mañana - hablo ella recargada en la puerta aun con su delicada pijama de ceda

Eren dio dos pasos hacia ella, para poder alcanzarla y besarla, ella ya no se sorprendía de esos gestos por parte de él, es más ella correspondía a todos y cada uno de sus besos, una de las manos de Eren se encontraba en su cintura, acariciando la suavemente, mientras que la otra se encontraba en el cuello de Mikasa, para evitar que ella se separara rápido, aunque claro era algo que ella no haría. Ella lo abrazaba mientras el desgutaba de sus labios. Eren se separo de sus labios, y froto su nariz con la de ella con mucha ternura.

-Quisiera poder estar así para siempre - hablo con un tono que solo Mikasa podía escuchar - vine porque quería despedirme - Mikasa lo miro extrañada arqueando una ceja

-¿Despedirte? ¿De qué hablas Eren? - preguntó alejándose un poco de él

-Tranquila no es nada malo - la tomo de la cintura evitando que se separara - tengo que regresar a Shinganshina por asuntos importantes con relación a mis empresas - dijo acariciando su rostro - solo serán dos semanas - dijo por último

-¿Sucedió algo malo? - preguntó ella algo preocupada ya que para ella Eren volvía a importar

-Nada de lo que debas preoparte bonita - el le sonrió dulcemente - es solo un contrato con unos inversionistas extranjeros, lo único malo de eso es que tendré que estar lejos de nuestro hijo y de ti por dos semanas

-Entonces tienes que hacerlo - puso su manos en la mejilla del castaño acariciando la - solo son dos semanas como dijiste, estoy segura que todo te irá muy bien

Una segunda oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora