01 - GÁRGOLA

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Para cuando llegó a lo alto de aquella colina, Arashito se giró y contempló el enorme Pueblo Inicial. Diez mil personas atrapadas por un loco, sin poder salir, sin poder volver al mundo real. Con un suspiro sin esperanza alguna, se ajustó el kimono y se aferró a su espada.

Arashito tenía la misma idea repitiéndose en su cabeza mientras caminaba a su zona de farmeo* de aquel día: De haberlo sabido, o sospechado al menos, no se habría repartido los puntos de habilidad como lo había hecho. Negó al pensar que había sido muy mala idea querer probar aquella loca teoría que leyó el día anterior, antes de entrar en SAO.

¿Quién le aseguraba que podría sobrevivir con una estrategia de juego, aparentemente, tan estúpida?

Llegó a aquella pradera, inundada por flores silvestres, hierba alta y fresca, el sol parecía caer a plomo y nadie había por allí. Nadie salvo los jabalíes enfurecidos. Respiró hondo antes de desenvainar su espada, liberó la misma de su funda y cuando dio el primer paso, el sonido de la hierba a su espalda le avisó antes de que aquel otro le hablase.

—Espero por tu bien que no pretendas quitarme mi farmeo.

Girándose, Arashito le escudriñó. Un peto y espaldar ligeros, botas medias y una lanza enorme, casi de cinco metros y medio, con una punta algo corta a su parecer. Plantándola firmemente en el suelo, aquel jugador señaló hacia otro lugar sin separarle la mirada.

—Tienes más jabalíes por allí, cerca del sendero a la montaña.

—Lo sé —respondió Arashito—, allí van todos los novatos, como verás, me gusta estar solo.

—Pues estás jodido, porque aquí estaba yo.

No le gustaron sus palabras y términos, encaminándose hacia él, Arashito mantuvo baja la espada.

—No veo tu nombre en ningún lado.

Pero cuando quiso acercarse más, la lanza se le puso delante.

—No te lo estaba pidiendo, amigo. Esta zona me viene mejor, así que coge tus cosas y lárgate.

—Y eso por qué —preguntó Arashito.

—Hay más espacio —mirándose entre ambos, el jugador de la lanza frunció el ceño—. No vengo a subir de nivel, necesito un loot* que tiran estos cerdos. No me lo pongas más difícil y...

—Espera, espera —Arashito esquivó la punta y se le acercó más guardando su arma—. ¿Vienes a buscar un objeto?

—Sí.

—¿Cuál? —se interesó el japonés.

—La Gárgola Maldita de Invocación —vio a Arashito alzar una ceja—. Sí, sé lo que estás pensando, un objeto así no lo tiran estos bichos, pero sí, tienen un tres por ciento de soltarla al morir, así que cuanto antes me dejes, antes acabaré.

El japonés suspiró, se puso a su lado y pulsó sobre el arma de aquel tipo.

—Estos mobs* son muy rápidos, no podrás con ellos con un arma de asta —miró las cualidades de la lanza—. ¿Una lanza de daño crítico?

—No es una lanza, ignorante —Arashito miró a aquél que le corrigió—. Es una pica, es un arma contra-caballería, por eso vengo a por estos cerdos.

—¿Para qué quieres la Gárgola? —se interesó.

El piquero levantó el arma y echó el paso, seguido por el japonés.

—A un guerrero de fuerza como tú no le serviría. Es un objeto de destreza.

—¿Quién te ha dicho que sea un guerrero-fuerza? —medio se rió Arashito.

Sword Art Online - INKTOBER 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora