17 - SALADO

20 1 0
                                    

Klein y Kirito seguían escuchando atentamente el discurso que les dio Asuna. Según ella, Heathcliff había entrado en cólera, que ya era decir para alguien tan calmado como él, por la desaparición de dos de sus capitanes.

La chica les explicó detalladamente todas las pruebas y evidencias que decía tenía la Hermandad de Sangre. Hacía meses que nadie veía a dichos capitanes, ni siquiera sus hombres, por no contar a los ayudantes de los mismos, los que podrían llamarse sus tenientes.

La teoría de más peso que manejaba la Hermandad de Sangre era aquella, los asesinaron, pero lejos de sospechar del Ataúd Risueño, que serían los que tendrían más razones, la culpa recaía sobre los supervivientes del Tercio del Trueno.


Klein siguió sin verlo claro.

—Pero, Asuna, ¿cómo van a hacer algo así? Han sido los primeros en ofrecerse a luchar contra el Ataúd Risueño, no tiene sentido —dijo Klein negando.

—Lucharon contra ellos porque nosotros les pagamos para que lo hicieran —antepuso la chica.

—Son mercenarios, Asuna —comentó Kirito.

—Por eso mismo. El comandante cree que alguien los contrató para matar a los capitanes Akira y Kazechi —le miró ella.

—Pero ¿quién? —alzó las cejas Kirito—. No podéis acusarles de algo así y menos sin saber quién puso el dinero.

—¿Y si fue el Ataúd Risueño quién les ofreció el pago?


Klein suspiró y frunció el ceño.

—¿Piensas con claridad, Asuna? —se extrañó el samurai de rojo—. Párate a pensar lo que estás diciendo. ¿Ellos? ¿Dejándose alquilar por el Ataúd? ¿Te has vuelto loca?

—No sería la primera vez que lo hacen por el dinero —ella acusó a ambos con una mirada inquisitiva—. Negádmelo.

—No... En eso tienes razón —suspiró Kirito.

—¿A cuántos asaltos nos han acompañado por puro altruismo? A ninguno.

—Asuna, eso no es verdad —se quejó Klein.

—Hasta os cobraron a vosotros para ir a una raid menor, Klein —le recordó ella.

—Sí, bueno, pero...

—Pudo hacerlo cualquiera, Asuna —captó su atención el Espadachín Negro—. Habéis tenido problemas incluso con el Ejército de Liberación. Podrían haber sido ellos. O un jugador cualquiera.

—¡Es cierto! —corrió a secundar Klein—. No puedes acusarles sin más. Podría haber sido vuestro tercer comandante, incluso.

—Ah, ¿sí? —alzó una ceja Asuna—. ¿Y cómo podéis demostrar eso?


Kirito suspiró.

—¿Has probado a preguntarle a ellos directamente, Asuna? —indagó el chico.

—¡Claro que no!

Klein se llevó la mano a los ojos.

—Así no vamos a conseguir que te tengan un mínimo de aprecio...

—Si son los asesinos, ni lo quiero —se giró ella.


Escucharon voces por aquella plaza sin tanto bullicio. Mirando los tres, les vieron aparecer por otra calle, hablando tranquilamente con una guerrera que llevaba a su espalda una lanza de caballería y un escudo.

Sword Art Online - INKTOBER 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora