06 - RAMO

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Apostándose tras las rocas en pendiente de aquella zona de bosque, ambos gremios llegaron a su objetivo. Bien era cierto que el trabajo era cosa de la pareja de supervivientes del Tercio del Trueno, pero los Fuurinkazan se enteraron y no quisieron dejarlos solos.

Una cosa era cazar monstruos de alto nivel, y otra muy distinta, el enfrentarse directamente a miembros del Ataúd Risueño. Arashito desvió los ojos a otro lado del fuego que usaban los PKs para calentarse en aquel clima frío y casi montañoso, y avisó a sus compañeros.

—Ahí está su equipo.

—No sabía que usaba un estoque —comentó DLC subiéndose el sombrero.

—¿Cómo lo hacemos, tíos? —les preguntó Klein.

Arashito tomó aire y guiñó los ojos.

—¿Podéis mantenerlos a raya? Cread una distracción.

—Claro, cuenta con nosotros —asintió Klein decididamente.

DLC cargó su arcabuz y señaló el objetivo.

—Allí está. Soy el que tiene una armadura más ligera, iré yo.

—Sus armas son de crítico y añaden daño de veneno, hispano —le recordó uno de los miembros del gremio de Klein, aquel que llevaba una larga lanza—. Ten mucho cuidado, si te rozan, te pueden rasgar el cuero y envenenarte.

—Me fío de vosotros —le sonrió DLC—. Cuando quieras, shogun —miró a su compañero.

Klein y sus compañeros desenvainaron sus armas, se aferraron a sus mangos y esperaron a que el samurai de blanco reaccionase. Viéndole coger la empuñadura de su katana, Arashito se miró con Klein, y con un simple asentir rápido, los Fuurinkazan salieron de su escondite y corrieron hacia los jugadores de Ataúd Risueño con un grito bárbaro.

DLC se levantó, dio varios pasos rápidos y, apoyando la horquilla de su arma, colocó el arcabuz sobre ella y, tras echar un rápido vistazo a los enemigos, encontró un objetivo adecuado.

Vertiendo la pólvora de uno de sus apóstoles, preparó el perrillo y se apoyó la culata en el hombro.

Un sibilino y traicionero ataque le salió por el flanco, pero DLC ni se inmutó a pesar de escuchar a aquel jugador saltar sobre él. Un rayo le iluminó la cara y sintió una salpicadura mojarle la manga y parte de las calzas.

—No me mojes la pólvora, carallo.

—¡Mil perdones, oye! —se esforzó Arashito en sujetarle el hacha de carnicero a aquel PK.

DLC apretó el gatillo y libró a uno de los Fuurinkazan de su combate cuerpo a cuerpo. Aunque no tenía por qué, el arcabucero de tercio solía hacer todo el proceso de avancarga para evitar que la barra que veía en su interfaz, hasta que pudiera realizar el próximo disparo, se le hiciera eterna.

Era lo peor que tenía el tener una ballesta única cuya cadencia de disparo era "muy baja". Mientras cogía otro de sus apóstoles de la bandolera, vio a Klein lanzarle tajo perfectamente dirigido al pecho a su enemigo; sacando la varilla del cañón, DLC alzó la voz.

—¡No los matéis, samuráis! —les recordó el arcabucero.

—¡Sí, lo sé! —gruñó Klein, ahora arrodillado sujetándole el arma con su katana al contrincante.

—¡Eso intentamos, Gran Capitán! —añadió el miembro samurai que luchaba con una horca de guerra, forcejeando con su rival.

Arashito miró hacia la hoguera del campamento, encontrando a uno de los asesinos yendo a por aquella figura amordazada que yacía tirada en el suelo.

Sword Art Online - INKTOBER 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora