Hasta que la Termodinámica nos separe

CAPITULO UNO

Era mi primer día de clases, un lunes por la mañana. Hacia demasiado frío pero tenía que llegar a mi clase de termo 3. Dios, estoy tan nervioso porque metí esa materia con la profesora Nancy Petra, al principio iba a meter horario con una chica llamada Lesly pero el nombre de Petra me llamo más la atención.

En el grupo de facebook existen varios negativos hacia pero yo no podía sacarme ese nombre de la cabeza -Petra- ella parecía todo un reto y a mi, me encantan los retos.

Llegué a mi salón todo agitado porque me toca mi clase hasta el tercer piso. ¡Chingada madre! Deberían de poner unos elevadores al edificio. En fin, me senté cerca de la ventana, en una de las bancas de en medio ya que no me gusta estar hasta el enfrente pero si estoy atrás luego no pongo atención. Llegué a la hora exacta pero Petra aún no llegaba, en lo mientras me puse a jugar en mi celular para matar el tiempo.

(Llega Petra al salón)

- Buenos días jóvenes

Rápidamente apague mi celular y la ví, vayaaa era una señora ya de la tercera edad pero sin importar eso, ella era muy bonita. ¿De verdad está señora me parece bonita? Si, extrañamente si.

Comenzó a dar su clase y todo iba marchando perfecto, comenzó hablar sobre la forma de evaluación, el temario y esas cosas que se hablan en el primer día de clase. Sinceramente no estaba prestando tanta atención ya que me perdí en su mirada, sus ojos todos arrugados pero bonitos, ella era como un algodón de azúcar.

De tanto hablar, Petra fue a su mesa a tomar un poco de agua. Estaba muy ansioso de verla sin cubrebocas así que la seguí con la mirada, se bajó el cubre y empezó a tomar de su botella. Esto sonara muy bizarro pero ella tenía la boca como cabello pero aún así me parecía muy atractivo, muy sexy. Ese detalle en ella la hacía resaltar más que las demás chicas con las que me he cruzado y eso, eso me gusta mucho. De pronto Petra bajo la botella y me volteo a ver, ¿Se habrá dado cuenta que la estaba viendo? Lo más seguro es que si porque a partir de ese momento no paraba de mirarme y yo a ella tampoco.