CAPITULO 8

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Nan

Desde la ultima vez que vi a Thomas no he podido dejar de pensar en el, es como si en el momento en que le dije que lo mejor era mantener la distancia el hubiera desaparecido, y lo agradezco. Aun una parte de mi muy en el fondo, guardaba la ilusión de que me llamara o viniera a mi trabajo a buscarme al día siguiente o insistiera mas de algún modo, pensé que me llamaría o aparecería de un momento a otro pero no sucedió.

Mentiría si dijera que no me duele que me hiciera caso sin protestar, aunque posiblemente no hubiera logrado que cambiara de opinión. Soy muy consciente de que en este momento no estoy en posición para salir con nadie y menos con el, que con solo mirarme me saca de orbita. Y esa clase emoción no la necesito en este momento, aunque la desee más de lo que quiero admitir cuando lo tengo cerca.

Algo que he podido evaluar en todos estos días que no lo he visto y aun me deja algo asombrada, es su capacidad para respetar mi decisión y no perseguirme como los tipos que no pueden aceptar un no por respuesta. Mi asombro solo demuestra que la sociedad esta lo suficientemente corrompida para que te impacte que un chico acepte tus razones para no verlo más, sin ningún tipo de resistencia o chantaje para hacerte cambiar de opinión. Son comportamientos que están normalizados que se te hace raro que no sucedan, aunque sean malos por el lado que se miren, crecemos tan inmersos en ellos, que a pesar de que sabemos que no son correctos son algo rutinario.

La primera vez que fue acorralada a diario, fue en segundo de secundaria, tenia catorce años y un chico, de mi misma edad, me pidió que fuera su novia. Era bien parecido y se mostraba a amable, pero no me sentía igual que él así que le dije que no, lo que vino después fue una insistencia crónica, a diario me perseguía, me llevaba regalos los cuales rechazaba y un día llego ha llorar como último recurso, lo que obviamente tampoco cambio mi decisión. Se rindió pero el rechazo me hizo ganarme los primeros insultos de zorra de él y sus amigos por el simple hecho de no querer ser novia de un chico que no supo manejar que no quisiera estar con el, pero a los ojos de mis compañeros y hasta de mis supuestas amigas fue mi culpa no aceptarlo.

Y esa situación vi como se repitió durante toda mi vida en el instituto con otras chicas, y también chicos que en la mayoría de los casos que supe, el tema radicaba en que eran chantajeados por sus parejas para volver o para que no terminaran, algo que para ambos se veía que era agotador en todos los sentidos. Claro, estoy a favor de que luches por quien amas y reparar una relación, pero también considero que cuando el interés no es reciproco es mejor retirarse. Lo que me lleva de nuevo a Thomas y su forma tan madura de retirarse y no insistir, cuando podía ver claramente que el deseo en sus ojos con tanta intensidad que lo sentía como propio... pero no me asecho, me respeto. A pesar de todos los problemas que ha tenido que enfrentar tiene ese principio muy claro, respetar la decisión de otros y no atosigar a nadie, algo que de cierta forma hace que me guste mas. Que haya pasado mas de una semana desde que nos vimos y que simplemente se alejara porque se lo pedí, es un acto mas atractivo de lo que uno puede pensar, algo de lógica dudosa pero cierto. Y mas cuando sentí que podía abalanzarme a sus labios y que el me atraparía sin ninguna molestia.

Pero ese momento ya paso y no volverá, así que antes de seguir torturándome con lo que pudo ser o no ser, apresuro mi paso para llegar al restaurante y empezar a trabajar y que todos los pensamientos relacionados a Thomas salgan de mi cabeza. Últimamente solo cuando estoy trabajando puedo sacarlo un poco de mi mente e ignorar esa sensación de arrepentimiento que siento en mi pecho cada vez que se repite en mi cabeza su expresión triste, cuando lo deje solo frente a la puerta de mi casa, lo sé porque al cerrar la puerta lo mire por el ojo mágico hasta que se fue de mi casa con una expresión claramente confundida y abatida. Por un momento casi abro la puerta, pero en es momento mire el salón totalmente vacío como muestra de lo hundidos que estamos.

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