La leyenda cuenta sobre un antiguo guardián, un ser encargado de cuidar el bosque sagrado de los Dioses. Éste guardian se ha encargado de vigilar y proteger el bosque de aquellas almas impuras, almas corrompidas de entrar a ese bosque. Aquellas pers...
"Vivimos muy felices, tan unidos, en un ciclo fraternal que eterno es"
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Blanco y negro es cómo siempre a visto el mundo.
Blanco y negro es cómo siempre se han sentido sus emociones.
Blanco y negro es cómo escucha todo, sin emoción.
Su mundo se volvió colorido cuando conoció por primera vez a Luzu, le provocó poder volver a ver un mundo lleno de color, le ayudó a florecer sus emociones después de siempre tenerlas escondidas, le ayudó a poder escuchar melodías, poder bailar junto con ellas, cómo si fueran escritas solo para él.
Blanco y negro es cómo vuelve a ver todo nuevamente. Las paredes del lugar, las decoraciones que animan el espacio, los cuadros en los muros, la señora que le está guiando a través de la casa.
Lo único que aún conserva por parte de Borja son las sensaciones, siente cómo Luzu se siente nervioso, siente felicidad, siente amor. Por otra parte siente la presencia del prometido del castaño, la cantidad de amor y felicidad que emana del desconocido empieza a ser empalagosa.
Todo le duele, el andar, la cabeza, los ojos, los dedos, el corazón... Se siente más pesado mientras más pasos da, ha estado viviendo con aquellos pesares por siglos, aprendió a vivir con ellos presentes, sin embargo, ¿Por qué ahora es más difícil y doloroso andar con ellos? Siente lágrimas segar su vista, su corazón empieza a latir más fuerte.
Las voces de la pareja se vuelven más claras mientras más avanzan, las pequeñas gotas de sal empiezan a descender por su mejilla debajo de aquella máscara. Finalmente llegaron a una puerta de madera oscura, la anciana toca la puerta, y se escucha un leve 'pase' dentro de la habitación, aquellas lágrimas por fin comienzan a caer por debajo de su máscara.
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La puerta se abre lentamente, revelando a un chico de baja altura, cabellos azabaches escondidos bajo un beanie de un azul oscuro, chamarra del mismo color, guantes largos cubriendo sus manos, pantalone negros, botas altas y una máscara blanca cubriendo su rostro. El de mechón amarillo no parecía reconocerlo, pero el oji-carmín se quedó estático.
