Colores En El Viento

XI

"¿Cuán alto el árbol será?
Si lo cortas hoy, nunca se sabrá"

Sólo de escuchan desgarradores sollozos en el bosque, algunos gritos de desesperación también son audibles, su único consuelo son los pequeños animales que se le acercan, la suave brisa que le dedica el bosque, y los abrazos de su hermano menor.

¿En verdad eso es lo que los Dioses querían que viera? Ellos le dieron otra oportunidad, no quieren que cometa los mismos errores cómo cuando seguía siendo humano.

- ¡Ya cállate! -.

Se escucha un fuerte golpe después de ese grito, seguido de eso suena un golpe seco; un chico que aparenta tener no más de 17 años cae al suelo y su cabeza golpea contra la pared, empieza a ver borroso, sin embargo no se desmaya, su cuerpo ya acostumbrado a los tratos recibidos ha creado una inusual resistencia.

No tiene ánimos de levantarse, a dejado de tenerlos desde hace mucho, sin embargo, sigue levantándose, sigue luchando, pero es tan cansado existir, es tan cansado seguir abriendo los ojos, sólo para seguir siendo la marioneta de su esposo.

Su esposo Schlatt es gobernante de una nación; "Manburg" siendo su nombre. Al principio de todo llevó al pueblo y sus habitantes a la gloria, pero, lentamente comenzó a caer tras la actitud del presidente; gente en las calles, sobreexplotación, hambruna, etc, etc.

Pero mañana todo llegaría a su fin, un festival se ha organizado a pesar de la crisis en la que está entrando la nación, y utilizaría eso a su favor para darle fin a todo esto.

Siendo al día siguiente la ejecución de Schlatt en el carnaval, una flecha lanzada por el azabache lo terminó matando; todo el pueblo festejó, nombrando a su hijo adoptivo Tubbo cómo presidente.

Aún tras la muerte del fallecido gobernador, su sed de venganza no estaba satisfecha, los años de abuso por parte del mayor le generaron una gran herida.

Esa noche tuvo el festín de su vida.