IV

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"Tu crees que igual a tí es todo el mundo, y hablas cómo un gran conocedor,
más sigue las pisadas de un extraño,
y mil sorpresas hallarás alrededor"

"Tu crees que igual a tí es todo el mundo, y hablas cómo un gran conocedor,más sigue las pisadas de un extraño,y mil sorpresas hallarás alrededor"

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Estaba decidio. Hoy Domingo, Luzu Borja confesaría su amor hacia aquella criatura de alma brillante, con enormes alas emplumadas deslumbrantes, cómo si fueran un pedazo de sol el cuál calló desde el cielo, unos guantes para esconder sus pesares, y una máscara para cubrir sus pecados.

A pesar de conocerse hace ya un poco más de dos años, el guardián nunca se a quitado ninguna de las dos anteriores; al de vestimenta negra nunca le importó, siempre supuso que era una de las condiciones que le pusieron los Dioses para poder tener el rol que ahora tiene.

¿Está de más preguntar a sus amigos cómo confesarse? ¿Si? Pues ya qué, ya lo hizo, y los que ellos recomendaron no era lo que buscaba. Pero consideraría la propuesta de Vegetta.

Por lo que fue a recoger un pedido que realizó en la florería, era una corona de flores, pero flores que el enmascarado no tenía la capacidad de conocer, flores que no se pueden encontrar en el bosque; colocó la corona dentro de una pequeña canasta llena de diversas frutas, de diferentes tamaños y colores.

No podía regalarle una un ramo de flores como sugirió el de orbes violeta, puesto que el emplumado de alas doradas convive entre ellas, es una de ellas. Por lo que decidió regalarle aquella corona de diversas especies que no son tan comunes.

De igual manera redactó un poema, ya que también se lo sugirió el morado. Le gustó bastante esa idea, es un arte ya no muy conocido y tampoco valorado, pero sigue siendo igual de hermoso, al castaño no le gustaba ser cursi, por lo que escribió algo más sencillo pero con la misma gracia de un poema de amor.

Estaba en camino al bosque, con canasta en mano, repasando por milésima vez lo que le diría a Quackity, cuando vio cómo una persona que aparenta los 30 años se sumerge en el bosque, en ese tiempo que visitaba al azabache no se había encontrado a algún valiente tratando de aventurarse a las profundidades del bosque.

Por lo que decidió seguirlo de igual manera, quería ver las maneras que tenía el más bajo para ahuyentar a sus visitantes.

Lo seguía guardando su distancia, lo suficientemente lejos como para no ser notado por el visitante, esperando en que momento el guardián haría su "aparición". Unos momentos más tarde el ambiente se empieza a sentir incómodo, de la misma manera cómo cuando entró al lugar por primera vez; el desconocido no lo nota, es muy ignorante de su alrededor, no aprecia lo que lo tiene rodeado.

Siguen caminando, ahora más tenso, aquí hay de dos, es muy ignorante ó es muy imbécil, los árboles empiezan a sacudirse bruscamente, más el invasor lo ignora y continúa su andar.

Ahora están más profundo, todo sigue igual, hasta que en el camino se puede empezar a apreciar lo que son plumas, más específicamente, las plumas de las alas del guardián del cuál de enamoró.
Sin embargo el extraño hombre paro frente a una de éstas y la tomó, no podía verlo, pero sabía que sonreía, eso le puso nervioso al encapuchado.

Colores En El VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora