La alarma en mi teléfono se enciende, la alcanzo en mi bolsillo, y la apago sin siquiera mirarla. No sé por qué la pongo, pero siempre lo hago. Como si pudiera
olvidar esta hora del día. Es como si tuviera un reloj interno que siempre marca cuando estoy por verla.Son las tres y media de la tarde y estoy de pie junto a la ventana de mi despacho. Compré este edificio por la vista cuando empecé mi empresa. Está justo frente al parque, y es agradable ver algunos árboles en vez de un mar de concreto. Cuesta mucho dinero, pero afortunadamente hago lo suficiente para pagarlo. Mi pulso se detiene ligeramente mientras examino la acera. En el momento en que la veo, mis palmas comienzan a sudar y aprieto los puños para evitar moverme. Para evitar escapar de esta oficina e ir hasta ella y así poder arrastrarla lejos del mundo.
Algunos hombres fantasean con colegialas, pero yo nunca he tenido esa inclinación. E incluso ahora, mientras veo a la joven, no es su uniforme lo que me atrae de ella. Su falda a cuadros es larga, sobre las rodillas. Le queda algo holgada, lo que me hace pensar que es una talla más grande. Su camisa de cuello blanco se oculta debajo de un desgastado suéter que parece fue negro alguna vez. Su cabello oscuro está en una coleta baja, y sus gafas son demasiado grandes para su cara. Lleva toscas botas de combate y mantiene la cabeza baja.
Nada en ella incita a hacer insinuaciones sexuales. Sin embargo, cada mañana y cada tarde me paro aquí deseándola. Mi cuerpo grita por el suyo, por apretarse con él y hacerla mía. Cada centímetro de mí suplica desnudarla y ver la delicada dulzura que sé que está allí. La trataría con tal suavidad, incluso si sintiera desgarrarme en dos sólo por conseguir estar dentro de ella, siendo uno como el destino intenta.
Sin embargo, nunca he hecho un movimiento. Nunca traté de saciar este deseo que hierve dentro de mí. En su lugar, la observo desde lejos y sueño con tocar los suaves pétalos que oculta. Sueño en cómo se suavizarían bajo mi toque y gotearían con deseo.
-Sr. Jeon. -La voz de mi secretaria zumba desde el intercomunicador, y gruño-. Hay un Sr. Jung aquí para verlo.
Alcanzo detrás de mí e informo a Jiwoo que me dé quince minutos. No quiero perder ni un segundo de mi tiempo con ella. Hoy es diferente. Luce tan triste al principio, y ahora tiene la cabeza inclinada hacia atrás con los ojos cerrados mientras el sol brilla en su rostro, como si estuviera tratando de llevar alguna cosa lejos. Algo debe haber sucedido y aprieto los puños pensado en cómo quiero matar a cualquiera que la haya hecho infeliz. Mi dulce flor se ha marchitado y quiero hacer todo lo que pueda para hacerla sentir mejor. Alargándome, toco el vidrio, deseando que fuera su mejilla. ¿Qué tan suave y dulce será bajo mis dedos? ¿Será cálida, como una manta favorita, lista para envolverme? ¿Se apoyará en mi palma, rogando por mi intensidad? Dios, cómo se lo daría. Nada en este mundo estaría fuera de su alcance si fuera mía.
Los minutos pasan, la veo tomar aliento y alejarse. Me deja de pie aquí, con el corazón en mis manos, suplicándole que lo tome. Pero no lo sabe. Aún no. Cuando da el último paso que la deja fuera de mi vista, la oscura nube cae sobre mí de nuevo. Sólo hay luz cuando pongo mis ojos en ella, de lo contrario mi mundo no es otra cosa que oscuridad. No hay nada bueno en él excepto ella, y estoy cansado de que se lo lleve todos los días cuando se va.
Es hora de ponerle fin. No puedo soportarlo más.
Alcanzando el teléfono, hago clic en el intercomunicador y le digo a Jiwoo que envíe al Sr. Jung.
Sacudo su mano cuando entra y nos sentamos. El Sr. Jung me da un gran sobre y lo abro, sacando el contenido. Él investiga algunas cosas, y trato de mantener mi cuerpo tranquilo mientras me explica lo que encontró durante su investigación. Pasan dos horas antes de que deje mi oficina, y una vez que ha terminado apenas puedo contener mi emoción.
-Aisha -digo mirando las fotos. Sus ojos color marrón oscuro son tan grandes de cerca. Su piel parece mucho más suave. Corro un dedo a lo largo del papel, deseando que fuera ella. La cámara no captura su verdadera belleza. Eso sería imposible. Ningún lente podría capturar al ser más exquisito en la tierra-. Aisha.
Todo está en marcha ahora, y nunca he estado más ansioso.
Tengo que tomar una respiración profunda para calmarme, porque mi necesidad por ella está muy cerca de la superficie. He encontrado una forma de hacerla mía. Me hará un bastardo egoísta, pero no me importa. He pasado mi vida viviendo según las reglas, pero una mirada a ella y todo acabó. Romperé todas las malditas reglas que este país tiene para tenerla.
Nadie la amará tanto como yo. Nadie la tratará mejor que yo. La haré feliz y haré que me necesite. Pronto será mía. Pronto la espera habrá terminado.
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Sometimes › jjk ✓
FanfictionAhora todas mis emociones. Todas son causadas por ti. Ni siquiera pienso en irme a veces. Ni siquiera pienso en dejarte. Nunca he pensado en irme a ninguna parte. Ni siquiera veo el camino. ____________________________________________________ Histor...